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Con más de una década de trayectoria vinculada a la Responsabilidad Social y la Sostenibilidad, Andrea Sánchez Angulo, cofundadora y directora de Work for Social, ha dedicado su carrera a tender puentes entre el sector social y el sector privado, impulsando el impacto positivo desde la innovación, el emprendimiento y el voluntariado profesional. “Desde la universidad tenía claro que quería enfocar mi carrera hacia el ámbito del impacto social”, afirma Andrea, cuyo recorrido la ha llevado a colaborar con redes internacionales, diseñar proyectos transformadores y acompañar a más de 110 organizaciones sociales y 1.000 personas voluntarias profesionales.
En esta entrevista, nos comparte su evolución en el sector, las lecciones aprendidas, su apuesta por el pro bono como vía de transformación y su visión sobre el futuro de la RSE. Además, en el marco del 20º aniversario de Corresponsables, Andrea destaca el papel clave del medio como referente del sector: “Corresponsables se ha consolidado como el medio de referencia para todos los que trabajamos en el ámbito de la RSE y la Sostenibilidad, tanto en España como en Latinoamérica”. Y añade: “Ha tenido un papel fundamental no solo como altavoz, sino también como catalizador del cambio, ayudando a visibilizar buenas prácticas, generar conocimiento y fomentar redes de colaboración”.
En palabras de Andrea, “es difícil entender la evolución de este campo en los últimos años sin contar con su papel, siempre comprometido, cercano y constante”. Una reflexión que resume el valor de Corresponsables en estas dos décadas de historia, y que inspira a seguir impulsando, desde lo local y lo colectivo, un modelo de desarrollo más justo, humano y consciente.
Andrea, ¿cómo comenzaste a interesarte e involucrarte en el ámbito de la Responsabilidad Social y Sostenibilidad?
Desde mi etapa universitaria tenía claro que quería enfocar mi carrera profesional hacia el ámbito del impacto social. Inicialmente con la intención de trabajar en cooperación al desarrollo, viví en varios países, lo que me permitió conocer distintas realidades y enfoques. Durante mi estancia en México, tuve la oportunidad de conocer de primera mano la labor en Sostenibilidad de varias empresas españolas, lo que despertó en mí un gran interés por el papel del sector privado en la generación de impacto positivo. A mi regreso a España, decidí formarme en Responsabilidad Social Empresarial (RSE), y más adelante comencé a trabajar en los ámbitos del emprendimiento y la innovación social, donde he podido contribuir a construir puentes entre Sostenibilidad, impacto y estrategia.
Después de formarme en RSE, estaba tan motivada que soñaba con montar mi propia consultoría especializada en este ámbito. Sin embargo, no tenía del todo claro por dónde empezar ni cuáles eran los pasos para emprender. Como suele ocurrir, la vida me llevó por un camino inesperado: comencé a trabajar en una red de apoyo a emprendedores sociales. Allí, además de rodearme de personas con una energía y compromiso inspiradores, descubrí herramientas y metodologías que finalmente me ayudaron a emprender mi propio proyecto.
“Desde mi etapa universitaria tenía claro que quería enfocar mi carrera profesional hacia el ámbito del impacto social”
Así nació Work for Social, que, si bien no era una consultoría en RSE al uso, sí nació con la misma intención: generar puentes entre el sector social y el sector privado. Esa etapa marcó un antes y un después, porque me permitió integrar todo lo aprendido sobre Sostenibilidad y Responsabilidad Social en un enfoque práctico, conectado con las necesidades reales de organizaciones y personas.
¿Cómo era el panorama de la RSE cuando comenzaste en comparación con cómo es hoy?
Cuando comencé, la RSE era un ámbito muy vinculado a las grandes empresas, especialmente a multinacionales. Las pequeñas y medianas empresas estaban, en general, al margen: o no lo veían como algo aplicable a su realidad o lo consideraban un lujo reservado a quienes podían permitírselo.
Hoy, poco a poco, eso está cambiando. Cada vez más pymes se están sumando a este camino, entendiendo que la Sostenibilidad no es solo una obligación, sino también una oportunidad para diferenciarse, atraer talento y generar relaciones de confianza con su entorno.
“Soñaba con montar mi propia consultoría especializada en este ámbito”
Este avance ha sido posible, en gran parte, gracias a marcos como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que han sido un auténtico catalizador. Han ayudado a traducir conceptos amplios en metas concretas y han generado un lenguaje común que permite alinear esfuerzos entre sectores y escalas.
Por supuesto, el avance ha sido notable: la Sostenibilidad ha pasado de ser un apéndice a integrarse en el núcleo de muchas estrategias empresariales.
Sin embargo, también vivimos un momento de tensión. El contexto internacional actual, con polarización política, crisis geopolíticas, retrocesos normativos y cuestionamientos hacia la agenda ESG, está generando incertidumbre y, en algunos casos, un repliegue o una paralización de avances logrados.
Por eso, más que nunca, es fundamental que la RSE y la Sostenibilidad mantengan su compromiso con la coherencia, el largo plazo y la generación de valor compartido.
¿Cuándo conociste a Corresponsables? ¿Qué papel consideras que ha tenido en el impulso de la RSE en las últimas dos décadas?
A Corresponsables los conocí hace ya bastantes años, cuando trabajaba en Impact Hub Madrid. Recuerdo que me llamó mucho la atención su apuesta por dar visibilidad a temas de Sostenibilidad y RSE. Más adelante, retomé el contacto desde Work for Social, gracias a Voluntare, red de la que somos socios directores y que mantiene un estrecho vínculo con Corresponsables. A partir de ahí hemos coincidido en distintos espacios, publicaciones y eventos, siempre con la sensación de compartir una misma misión: poner en valor las buenas prácticas y seguir empujando la agenda del impacto desde distintos frentes.
“Corresponsables se ha consolidado como el medio de referencia para todos los que trabajamos en el ámbito de la RSE y la Sostenibilidad”
Corresponsables se ha consolidado como el medio de referencia para todos los que trabajamos en el ámbito de la RSE y la Sostenibilidad, tanto en España como en Latinoamérica. Es el espacio al que acudimos cuando queremos informarnos, conocer tendencias o identificar a los actores clave que están marcando el paso en cada ámbito del sector. Ha tenido un papel fundamental no solo como altavoz, sino también como catalizador del cambio, ayudando a visibilizar buenas prácticas, generar conocimiento y fomentar redes de colaboración.
En estos años, Corresponsables ha sabido tender puentes entre sectores, geografías y generaciones, y ha acompañado el crecimiento y profesionalización del ecosistema de la RSE. Es difícil entender la evolución de este campo en los últimos años sin contar con su papel, siempre comprometido, cercano y constante.
Andrea, ¿qué cambios significativos has observado en esta materia desde que comenzaste?
Además de lo apuntado anteriormente, creo que también ha cambiado la mirada de la ciudadanía, de las personas consumidoras y trabajadoras: hoy existe una mayor conciencia y exigencia hacia las organizaciones en cuanto a su impacto social y ambiental. Aunque todavía queda mucho camino por recorrer, esa presión social es un motor importante para seguir avanzando.
“Work for Social nació con la misma intención: generar puentes entre el sector social y el sector privado”
¿Qué lecciones has aprendido a lo largo de tu carrera en RSE?
Una de las principales lecciones que he aprendido es que la Sostenibilidad real requiere coherencia y paciencia. No se trata solo de implementar proyectos puntuales, sino de impulsar transformaciones profundas que muchas veces llevan tiempo y encuentran resistencias. Aprendí que es fundamental escuchar, adaptarse y construir desde el diálogo, especialmente cuando se trabaja entre sectores con lenguajes, ritmos y lógicas diferentes, como es el caso de Work for Social, donde trabajamos con empresas, entidades sociales y ciudadanía.
También entendí que el impacto no siempre se mide en cifras inmediatas, y que los cambios más significativos se dan en las conversaciones, en las alianzas inesperadas o en decisiones aparentemente pequeñas que marcan una diferencia real. Esto para Work for Social es realmente relevante, puesto que en la práctica del pro bono buscamos la calidad muy por encima de grandes cifras.
“La Sostenibilidad ha pasado de ser un apéndice a integrarse en el núcleo de muchas estrategias empresariales”
Otra lección clave ha sido la importancia de tejer redes de colaboración: nadie puede transformar el sistema en solitario. El trabajo conjunto entre personas profesionales, organizaciones y sectores es lo que realmente permite avanzar hacia modelos más justos y sostenibles. Al ser Work for Social una organización tan pequeña, para nosotros es fundamental trabajar en consorcio para impulsar proyectos de gran calado, así como en alianzas estratégicas para proyectos de innovación social.
Y, por último, aprendí a no perder el sentido del propósito, incluso cuando el camino se vuelve complejo o incierto. La Sostenibilidad no es una meta en sí misma, sino una herramienta para contribuir a un modelo más equilibrado, humano y consciente. Por suerte, he podido tener cerca a referentes de gran trayectoria en el sector, que me han ayudado a perseverar y a no rendirme en el camino.
Querida Andrea, ¿cuáles consideras que han sido los pioneros en esta materia?
Como comentaba anteriormente, formar parte del equipo de Impact Hub Madrid marcó un antes y un después en mi trayectoria profesional. Allí tuve la oportunidad de conocer a muchas personas referentes en Sostenibilidad, innovación social y emprendimiento con impacto, y de nutrirme de experiencias que siguen inspirándome a día de hoy.
“Corresponsables ha tenido un papel fundamental no solo como altavoz, sino también como catalizador del cambio”
En estas semanas tengo especialmente presente a Rémi Parmentier, quien tristemente nos dejó el pasado mes de junio. Tuve la suerte de conocerle en Impact Hub y de escuchar en primera persona muchas de sus anécdotas, historias y aprendizajes. Fue muy emocionante poder asistir al homenaje que se le dedicó en el Ateneo de Madrid este mes de julio, donde se compartieron algunas de sus aventuras y grandes hitos como uno de los cofundadores de Greenpeace y figura clave del ecologismo internacional. Su compromiso, visión y espíritu rebelde son, sin duda, un legado que nos toca seguir honrando. Os invito sinceramente a conocer su trayectoria.
Además de personas concretas, han sido referentes para mí muchas entidades y redes. En el ámbito internacional, la Global Pro Bono Network, y a nivel nacional, Voluntare, que ha sabido construir comunidad alrededor del voluntariado corporativo. También plataformas como B Corp, que han ayudado a redefinir lo que significa ser una empresa con propósito. Por último, medios como Corresponsables, que han jugado un papel fundamental a la hora de visibilizar a quienes llevaban años empujando desde distintos frentes.
¿Puedes compartir algún caso de éxito que consideres emblemático en el campo de la RSE?
Desde Work for Social hemos tenido la oportunidad de impulsar una línea de trabajo que, aunque aún poco conocida, creemos que tiene un enorme potencial transformador: el pro bono o voluntariado profesional. Si bien muchas grandes consultoras y despachos llevan tiempo practicándolo, sigue siendo una práctica poco extendida entre profesionales de otros ámbitos. Sin embargo, estamos convencidas de que todas las personas tienen habilidades que pueden marcar la diferencia en el fortalecimiento del tejido social.
Con mucha humildad, sentimos que hemos sido pioneras en visibilizar y promover el pro bono como una vía concreta de colaboración entre los sectores social y privado. Nuestra vocación siempre ha sido esa: poner en valor el talento que cada persona tiene dentro y acercarlo a las organizaciones sociales que más lo necesitan.
“Nadie puede transformar el sistema en solitario”
A lo largo de estos años, hemos tenido la suerte de acompañar a más de 110 organizaciones sociales y 1.000 personas voluntarias profesionales, colaborar en cuatro proyectos europeos, coorganizar en Madrid un European Pro Bono Summit y formar parte activa de redes como Voluntare y la Global Pro Bono Network, donde actualmente estamos en el board de dirección. Uno de los logros que más nos emociona es haber facilitado que pequeñas entidades sociales, muchas veces alejadas de este tipo de recursos, accedan a conocimiento y acompañamiento de calidad.
Más allá de los números, creemos que el verdadero éxito ha sido tejer puentes que de otra manera no se habrían construido, y demostrar que la colaboración entre sectores puede ser profunda, transformadora y bidireccional.
¿Cómo ves, Andrea, el futuro de la RSE y la Sostenibilidad?
Veo un futuro en el que la Sostenibilidad deberá aterrizar cada vez más en lo concreto, lo cercano y lo colaborativo. Frente a un contexto global incierto, apostar por soluciones locales, inclusivas y construidas desde la comunidad será clave. En ese sentido, prácticas como el pro bono profesional tienen un enorme potencial: permiten activar el talento de las personas, generar vínculos entre sectores y fortalecer a quienes están en primera línea del cambio social.
“La Sostenibilidad no es una meta en sí misma, sino una herramienta para contribuir a un modelo más equilibrado, humano y consciente”
El reto será seguir ampliando estas iniciativas más allá de los entornos habituales, para que sean accesibles también a pequeñas organizaciones, profesionales independientes y colectivos que hoy quedan fuera. Ahí es donde la RSE puede convertirse, de verdad, en una herramienta transformadora.
¿Qué papel crees que deben jugar las nuevas generaciones en la continuación de este legado?
En un mundo en continuo cambio, con exceso de información y la sensación de que todo se mueve muy rápido, para ellas y ellos la Sostenibilidad ya no es una opción, sino una forma de hacer, de relacionarse y de liderar. Ya sea desde quienes emprenden, trabajan, crean o activan redes, hay un enorme potencial para seguir ampliando esta conversación, haciéndola más diversa, más valiente y más conectada con las realidades del presente.
Lo que necesitamos ahora son compromisos reales para actuar ya, y eso solo lo lograremos con la energía que aporta la juventud.
Para concluir, añade, si lo deseas, cualquier otra reflexión o consideración que consideres oportuna.
Gracias por este espacio de memoria y reconocimiento. Creo en el valor de hacer pausas para mirar atrás, celebrar los logros y, desde ahí, seguir proyectando futuro. Ojalá esta publicación no solo rinda homenaje al pasado, sino que también inspire a poner todo nuestro talento al servicio del cambio social.
Accede a más información responsable en nuestra biblioteca digital de publicaciones Corresponsables y en la Ficha Corporativa de Work for Social en el Anuario Corresponsables 2025.