Hablar de sostenibilidad desde el mundo financiero implica reconocer el rol que tienen los bancos en el bienestar social. Para Ana Luisa Bahamondes, manager de Sostenibilidad de Scotiabank Chile, ese rol se expresa con claridad en una convicción: “La educación financiera es una de las herramientas más poderosas para empoderar a las personas, reducir brechas y construir comunidades más resilientes”.
Desde ese enfoque, el banco ha liderado una estrategia que no solo integra los aspectos tradicionales de la sostenibilidad ambiental y de gobernanza, sino que pone especial énfasis en el empoderamiento económico de las personas a través de la educación financiera. “Estamos convencidos de que la educación financiera es una de las herramientas más poderosas para empoderar a las personas, reducir brechas y construir comunidades más resilientes”, afirmó.
Una visión que responde a un diagnóstico claro: muchas personas en Chile aún carecen de los conocimientos básicos necesarios para planificar su economía, enfrentar imprevistos o proyectar sus metas personales. En ese sentido, Scotiabank ha decidido asumir un rol activo como agente educativo, con el objetivo de generar impactos reales en las comunidades donde está presente.
“No se trata solo de enseñar a ahorrar o a manejar una tarjeta de crédito”, explicó Bahamondes y agregó que la intención es “entregar herramientas que permitan a las personas proyectar sus sueños, enfrentar imprevistos con mayor seguridad y tomar el control de su bienestar financiero”.
Uno de los principales vehículos para llevar adelante esta visión es el programa Creamos Futuro, desarrollado en alianza con Fundación Entrepreneur. Esta iniciativa, implementada durante los últimos tres años, busca fomentar habilidades financieras desde edades tempranas, trabajando directamente en las escuelas. Su enfoque se basa en el aprendizaje lúdico, a través de herramientas como el torneo Juega y Aprende Finanzas Personales, que involucra tanto a estudiantes como a docentes.
“Queremos que el aprendizaje sea constante y no se limite a una sola actividad”, dijo Bahamondes. Por eso, el programa no solo entrega contenidos a los niños, sino que también capacita a sus profesores, entendiendo que el impacto real requiere una comunidad educativa comprometida.
Desde su implementación, Creamos Futuro ha llegado a 973 personas en 48 establecimientos educacionales. Más allá de las cifras, el objetivo es instalar capacidades duraderas que permitan a los estudiantes crecer con una mayor comprensión de cómo funcionan las finanzas en su vida cotidiana. En palabras de Bahamondes, “la sostenibilidad no es un concepto abstracto: se construye con acciones concretas que generan impacto real”.
La elección de enfocar parte de la estrategia de sostenibilidad en la educación financiera responde también a una visión de desarrollo inclusivo. Scotiabank reconoce que la brecha de conocimiento financiero no afecta a todos por igual. Las comunidades más vulnerables, muchas veces alejadas de los centros urbanos o con menor acceso a herramientas digitales, enfrentan barreras adicionales que limitan su autonomía económica.
Por eso, los programas del banco están diseñados con una lógica de accesibilidad y equidad. “Buscamos llegar a quienes más lo necesitan, con un enfoque inclusivo, práctico y cercano”, enfatizó Bahamondes. Este compromiso se traduce en un diseño pedagógico que simplifica contenidos complejos y los vincula con situaciones reales, facilitando su comprensión e implementación en la vida diaria.
Desde la perspectiva institucional, esta línea de trabajo también refuerza la forma en que Scotiabank entiende su rol dentro de la sociedad. Para Bahamondes, el vínculo entre banca y sostenibilidad no se agota en la gestión interna o en el cumplimiento normativo. “Cuando una persona logra tomar mejores decisiones financieras, no solo mejora su calidad de vida, sino que también contribuye al desarrollo de su comunidad. Ese es el tipo de transformación que queremos impulsar”.
En fin, el enfoque de Scotiabank no solo busca resolver una necesidad urgente, sino también construir capacidades a largo plazo. La apuesta por la educación como eje transformador se alinea con una visión de futuro donde las instituciones financieras no son meros proveedores de servicios, sino aliados en el desarrollo económico y social.
Esta entrevista forma parte del Dosier Corresponsables: Desarrollo empresarial sostenible en Chile