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Con más de dos décadas de experiencia impulsando la Responsabilidad Social y la Sostenibilidad, Eugenia Suárez Serrano, Profesora de RSE en la Universidad de Oviedo y Tesorera en REDS-SDSN Spain, se ha convertido en una de las voces académicas más comprometidas con la transformación empresarial hacia modelos responsables. “Me afilié a Los Verdes en el año 2000, muy concienciada con el deterioro medioambiental”, recuerda, señalando que aquel fue el punto de partida de un camino que más tarde la llevaría a introducir la asignatura de RSE en los planes de estudio universitarios, pese al rechazo inicial. “Finalmente conseguí incluir la asignatura y hoy se sigue impartiendo en tres Grados de la Universidad, con más de cien estudiantes cada año”, explica con orgullo.
Eugenia vivió de primera mano la evolución de la RSE en España, desde sus inicios “como un impulso voluntario” hasta su consolidación como un “elemento claro de competitividad y diferenciación”. Para ella, los avances normativos —como las Directivas NFRD (2014) y CSRD (2022)— y los grandes marcos de referencia, como la Agenda 2030 o el Pacto Verde Europeo, han sido decisivos para situar la Sostenibilidad en el centro de la estrategia empresarial. “Hoy la RSE ya no es una opción, es una necesidad si queremos transformar nuestros modelos de producción y consumo”, afirma con convicción.
Con motivo del 20º aniversario de Corresponsables, Eugenia reconoce la relevancia que ha tenido el medio en la evolución de este ámbito: “Conocí a Corresponsables hace más de diez años, cuando formaba parte del Consejo Asesor del Instituto de RSE de Asturias, y desde entonces creo que ha sido muy importante en la comunicación y divulgación de buenas prácticas en materia de RSE”. Para ella, la labor de la organización ha sido esencial en la consolidación de una comunidad comprometida con la ética, la transparencia y el desarrollo sostenible. “Organizaciones como Foretica y Corresponsables han tenido un papel muy relevante en España al promover espacios de diálogo e intercambio de experiencias. Han contribuido enormemente a que la Responsabilidad Social deje de ser algo aislado y se convierta en un valor común en el mundo empresarial”, destaca.
Mirando al futuro, la profesora subraya que los retos vendrán de la mano de la rendición de cuentas, la implicación con los grupos de interés y la lucha contra el greenwashing, pero también vislumbra un horizonte lleno de oportunidades. “Las empresas que integren la Sostenibilidad como un eje estratégico y transversal serán las que obtengan una verdadera ventaja competitiva”, asegura. Además, confía en el papel de las nuevas generaciones: “Para ellas, la RSE será algo natural. Serán más exigentes como consumidores y empleados, y exigirán coherencia, ética y compromiso real a las organizaciones”.
¿Cómo, cuándo y por qué comenzaste a interesarte e involucrarte en el ámbito de la Responsabilidad Social y Sostenibilidad?
En el ámbito político, cuando me afilié en el año 2000 a Los Verdes, muy concienciada con el deterioro medioambiental. Cuando en el año 2008 estábamos adaptando los planes de estudio a Bolonia, solicité incorporar la asignatura de RSE y el rechazo inicial por parte de mis compañeros fue rotundo, porque consideraban que esa materia no se podía enseñar en unos estudios de gestión empresarial, sino que tenía que ver con la ética personal.
Finalmente, conseguí incluir la asignatura, y se sigue impartiendo en tres Grados de la Universidad. Pese a ser una optativa, todos los años tenemos unos 100 estudiantes y, desde hace 2 años, se imparte también en el itinerario bilingüe.
¿Cómo era el panorama de la RSE cuando comenzó en comparación con cómo es hoy?
Empezó como impulso voluntario y pronto captó el interés de muchas empresas. La crisis de 2008 supuso sin embargo un retroceso importante. La pandemia, por el contrario, puso en valor el papel de las empresas en la sociedad y, a partir de ahí, empezó a considerarse como un elemento claro de competitividad y diferenciación.
“Me afilié en el año 2000 a Los Verdes, muy concienciada con el deterioro medioambiental”
Querida Eugenia, ¿cuándo conociste a Corresponsables? ¿Qué papel consideras que ha tenido en el impulso de la RSE en las últimas dos décadas?
No recuerdo el año exactamente, pero más de 10 años. Lo conocí porque formaba parte del Consejo Asesor del Instituto de RSE de Asturias y se organizó un evento conjunto. Según escuché el nombre creí que se trataba de una ONG. Creo que ha sido muy importante en la comunicación y divulgación de buenas prácticas en materia de RSE.
¿Qué cambios significativos has observado en esta materia desde que comenzaste?
Enormes. Al principio era algo aislado y ahora está generalizado en el mundo empresarial y organizativo. Es un factor clave en la competitividad de las empresas.
“Finalmente, conseguí incluir la asignatura, y se sigue impartiendo en tres Grados de la Universidad”
¿Cuáles consideras que han sido los hitos más importantes en la evolución de la RSE y la Sostenibilidad en estas dos décadas y qué factores crees que han impulsado estos cambios?
El mayor impulso a nivel normativo ha estado vinculado con la aprobación de las Directivas NFRD (2014) y CSRD (2022).
La modificación del Código COMTE de buen gobierno corporativo, en 2015, otorgó a la RSE un papel relevante en los consejos de administración y fue el inicio de la introducción de criterios ESG en las decisiones de inversión.
Los marcos de referencia, como la Agenda 2030 y el Pacto Verde Europeo, también han destacado el papel de las empresas en el desarrollo sostenible y han impulsado nuevas oportunidades competitivas vinculadas a la Sostenibilidad.
¿Qué lecciones has aprendido a lo largo de tu carrera en RSE?
Que la RSE no solo es una oportunidad de diferenciación, sino que es necesaria si queremos transformar nuestros modelos de producción y consumo. Si los directivos no creen en ello, será un instrumento de comunicación y no de transformación.
¿Tienes alguna anécdota, Eugenia, que refleje el espíritu y los desafíos de los primeros años de la RSE?
Me costó mucho trabajo que se distinguiese a la RSE como un modelo de dirección y no como una mera estrategia de comunicación. En aquellos primeros años, era frecuente que muchas organizaciones entendieran la Responsabilidad Social únicamente como una herramienta para mejorar su imagen o reforzar su reputación corporativa. Sin embargo, lograr que se reconociera como un enfoque integral de gestión, que afecta tanto a la toma de decisiones como a la cultura organizativa, fue un proceso lento y lleno de aprendizajes.
“Corresponsables ha sido muy importante en la comunicación y divulgación de buenas prácticas en materia de RSE”
Recuerdo que al principio fue necesario demostrar, con ejemplos concretos y resultados tangibles, que la RSE podía generar valor real y sostenido para las empresas, más allá del marketing o la comunicación externa. Ese fue uno de los grandes desafíos: romper con la visión superficial y conseguir que los directivos comprendieran que la Responsabilidad Social debía incorporarse al núcleo estratégico de la organización. Con el tiempo, esta comprensión fue creciendo y se consolidó la idea de que la sostenibilidad empresarial no es una moda, sino un modelo de gestión transformador.
¿Cuáles consideras que han sido los pioneros en esta materia?
Ha habido muchos referentes que marcaron el camino y ayudaron a sentar las bases de lo que hoy entendemos como RSE moderna. Organizaciones como Forética y Corresponsables han tenido un papel muy relevante en España, al promover espacios de diálogo, intercambio de experiencias y difusión de buenas prácticas en torno a la Sostenibilidad y la Responsabilidad Social. Su labor ha sido clave para sensibilizar al tejido empresarial y mostrar que la ética, la transparencia y el compromiso social son pilares esenciales del desarrollo sostenible.
En el caso de Asturias, el Instituto de RSE, que se creó en 2014 por parte del Club Asturiano de Calidad, fue la iniciativa más pionera de la región en esta materia. Su creación marcó un antes y un después en la forma en que las empresas asturianas comenzaron a abordar la gestión responsable. Gracias a este tipo de instituciones se ha podido generar una comunidad de aprendizaje, impulsar la formación especializada y fortalecer la colaboración público-privada en torno a la Responsabilidad Social.
¿Puedes compartir algún caso de éxito que consideres emblemático en el campo de la RSE?
La creación de empresas con la Sostenibilidad en su ADN, como Ecoalf, el auge de empresas con propósito o B Corp, o la transición de una economía lineal a una economía circular, constituyen ejemplos de éxito de la RSE. Estos casos demuestran que es posible alinear los objetivos empresariales con los valores ambientales y sociales sin renunciar a la rentabilidad. Además, representan una nueva generación de organizaciones que han sabido integrar la sostenibilidad desde su diseño y estructura, no como un añadido, sino como parte de su identidad.
“La rendición de cuentas e implicación con los diferentes grupos de interés es fundamental”
Lo más destacable de estos ejemplos es cómo han logrado inspirar a otras compañías a replantearse sus modelos de negocio y a incorporar criterios de Responsabilidad Social en cada fase de su cadena de valor. Este tipo de empresas evidencian que la innovación y el compromiso con el entorno pueden ir de la mano, y que los consumidores valoran cada vez más las marcas que actúan de manera coherente con sus principios.
Eugenia, ¿cómo ves el futuro de la RSE y la Sostenibilidad? ¿Qué retos y oportunidades anticipas para las próximas dos décadas?
La rendición de cuentas e implicación con los diferentes grupos de interés es fundamental si se quieren aprovechar al máximo las oportunidades competitivas y evitar los casos de greenwashing. El futuro de la RSE y la Sostenibilidad pasa por consolidar una cultura de transparencia, medición de impactos y coherencia entre lo que las empresas comunican y lo que realmente hacen. Este será uno de los mayores desafíos, ya que los consumidores y las instituciones exigirán cada vez más información y evidencias verificables sobre el desempeño responsable de las organizaciones.
Durante las próximas décadas veremos cómo la transformación digital, la transición energética y los nuevos marcos normativos europeos impulsan un cambio profundo en la forma de gestionar la RSE. Las empresas que logren integrar la Sostenibilidad como un eje estratégico y transversal serán las que obtengan una ventaja competitiva real. No se trata solo de cumplir con regulaciones, sino de anticiparse y liderar con propósito y compromiso.
¿Qué papel crees que deben jugar las nuevas generaciones en la continuación de este legado?
Para las nuevas generaciones será algo natural. Estoy convencida de que serán más exigentes tanto como consumidores como empleados. Su manera de entender el trabajo, el consumo y la vida en sociedad está mucho más alineada con los valores de la Responsabilidad Social y la Sostenibilidad. En este sentido, su papel será clave para mantener viva la transformación que ya está en marcha, demandando coherencia, ética y compromiso real en las organizaciones con las que se relacionan.
“Para las nuevas generaciones será algo natural. Estoy convencida de que serán más exigentes tanto como consumidores como empleado”
Además, los jóvenes aportan una mirada fresca, creativa y digital que puede acelerar los procesos de cambio hacia modelos más sostenibles. Son generaciones que buscan empresas con propósito, que valoran la transparencia y que no se conforman con discursos vacíos. Su implicación será determinante para consolidar un futuro donde la RSE sea parte esencial de la gestión empresarial y del progreso social.
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