Belén García Santos, Responsable del área de Desarrollo Educativo y Profesional de COCEMFE, reflexiona en esta entrevista para Corresponsables sobre la evolución de la Responsabilidad Social y la Sostenibilidad, especialmente en lo referente a la inclusión sociolaboral de las personas con discapacidad.
“Las empresas no existen de forma aislada, forman parte de un sistema social y económico”, afirma con rotundidad, subrayando que la RSE ha pasado de ser voluntaria a convertirse en una estrategia clave para la justicia social y la Agenda 2030. Desde su experiencia, destaca que “ser inclusivos no es solo una obligación, es una forma de entender el papel de las organizaciones en la sociedad”.
Con motivo del 20 aniversario de Corresponsables, García Santos resalta el papel fundamental del medio como altavoz de la diversidad y la accesibilidad en el discurso empresarial: “Corresponsables ha sido uno de los altavoces más coherentes y comprometidos con una visión de la RSE centrada en las personas, los derechos y la justicia social”. Además, recuerda la importancia de su labor de difusión y mediación, al dar visibilidad a iniciativas de COCEMFE como los Premios Sociedad Inclusiva y diversos programas de empleo y formación: “No solo informa, también construye narrativas colectivas que impulsan cambios sociales reales”.
Para comenzar, Belén, ¿cómo, cuándo y por qué comenzaste a interesarte e involucrarte en el ámbito de la Responsabilidad Social y Sostenibilidad?
Vivimos en un entramado de relaciones donde lo económico, lo social y lo cultural se sostienen mutuamente. Mi trabajo siempre ha estado dirigido a las personas, su bienestar, sus derechos y sus oportunidades, y siempre he defendido que este bienestar no se construye en compartimentos estancos, sino que depende de múltiples factores que se entrelazan: el acceso a un empleo digno, la participación en la vida social, la eliminación de barreras que impiden el desarrollo personal, el reconocimiento de cada identidad en su diversidad.
En 2007 me incorporé al Departamento de Empleo de COCEMFE, que ya abordaba los procesos de inclusión de las personas con discapacidad desde un enfoque social y sistémico, con la mirada puesta en la persona y en generar entornos verdaderamente inclusivos, sostenibles y justos para todas las personas.
“Las empresas no existen de forma aislada, forman parte de un sistema social y económico”
Fue precisamente en ese contexto donde comencé a profundizar en el papel de las empresas como agentes de transformación social. Dejamos de verlas únicamente como entidades contratantes y empezamos a construir con ellas relaciones basadas en la corresponsabilidad, la equidad y el compromiso con el entorno. Desde COCEMFE comenzamos a trabajar con las empresas no solo para facilitar el acceso al empleo de las personas con discapacidad, sino para acompañarlas en su propio proceso de transformación interna: ayudándolas a reconocer las barreras que reproducen desigualdades, a integrar la diversidad como valor estructural y a alinear su acción social con una RSE centrada en las personas.
¿Cómo era el panorama de la RSE cuando comenzó en comparación con cómo es hoy?
En mis primeros contactos con la RSE, a principios de los 2000, esta se asociaba a colaboraciones puntuales. Yo trabajaba ya en el ámbito de la discapacidad y las empresas nos apoyaban básicamente con acciones de patrocinio y donaciones, muchas veces desconectadas del núcleo de su actividad empresarial. La RSE era percibida como algo complementario, ligado más a la imagen o la reputación que a la estrategia empresarial.
Cuando desde el departamento de empleo de COCEMFE comenzamos a hablar de RSE a las empresas con las que colaborábamos, muchas relacionaban esta responsabilidad casi exclusivamente con cuestiones ambientales. A lo largo de los años, y a través de muchos proyectos y campañas, hemos conseguido enfocar la RSE también a la diversidad y la inclusión, la equidad y el cumplimiento de Derechos.
“La RSE ha pasado de la filantropía a la estrategia empresarial”
En la actualidad, en nuestro trabajo diario encontramos que la inclusión laboral de personas con discapacidad está siendo integrada en planes de RSE de forma estructural, considerándose una herramienta estratégica para contribuir a la justicia social y a la Agenda 2030.
Han surgido marcos legislativos como la Ley de Información No Financiera de 2018 y la Directiva CSRD europea, que exigen a las empresas reportar sus impactos sociales, medioambientales y de gobernanza.
En aquel momento, apenas se hablaba de indicadores de impacto social o ambiental, ni existían marcos sólidos como los actuales. La transparencia, la gestión de grupos de interés o la inclusión de la diversidad eran conceptos emergentes o directamente ausentes de la agenda empresarial. La discapacidad, como digo, casi nunca formaba parte del discurso de Responsabilidad Social, y mucho menos desde un enfoque de Derechos.
Con los años empezaron a consolidarse enfoques más estratégicos y normativos, y a emerger un lenguaje común sobre responsabilidad, Sostenibilidad y gobernanza. Se incorporaron los Derechos Humanos, la Agenda 2030 y el enfoque sistémico del impacto empresarial. Se pasó de la filantropía a la estrategia empresarial.
Hoy la RSE ha evolucionado hacia lo que llamamos Sostenibilidad corporativa: no es una actividad aparte, sino una forma de gestionar toda la organización. Se exige transparencia, participación de grupos de interés, integración transversal de la equidad, la inclusión, la justicia social y la Sostenibilidad ambiental. La diversidad ya no es solo un valor, es una condición para la legitimidad y la coherencia de cualquier organización.
Y aunque aún existen muchos retos —como pasar del discurso a la acción real, o incorporar verdaderamente la interseccionalidad en las políticas internas—, el avance es indiscutible: hoy la RSE está mucho más cerca de ser una herramienta de transformación social que de ser una etiqueta reputacional.
¿Cuándo conociste a Corresponsables? ¿Qué papel consideras que ha tenido en el impulso de la RSE en las últimas dos décadas?
Conocí a Corresponsables hace más de una década, en el contexto de mi trabajo en el área de empleo de COCEMFE, cuando empezaron a difundir algunas de nuestras iniciativas relacionadas con la inclusión sociolaboral de personas con discapacidad. Desde entonces, he seguido de cerca su evolución como medio de referencia en Sostenibilidad y RSE.
A lo largo de los años, Corresponsables ha dado visibilidad a numerosas iniciativas de COCEMFE, como los Premios Sociedad Inclusiva, nuestros programas de formación para el empleo e inclusión laboral y los proyectos orientados al impulso de la educación inclusiva. Esta colaboración ha sido clave para amplificar y difundir nuestro trabajo.
En este sentido, puedo decir que Corresponsables no solo ha sido un medio que informa, sino también un aliado para construir narrativas colectivas que ponen en valor lo que hacemos desde el tejido asociativo para avanzar hacia una sociedad más inclusiva y justa.
Corresponsables ha sido, sin duda, uno de los altavoces más coherentes y comprometidos con una visión de la RSE centrada en las personas, los derechos y la justicia social.
“Corresponsables ha sido uno de los altavoces más coherentes y comprometidos con una visión de la RSE centrada en las personas, los derechos y la justicia social”
Como decimos desde COCEMFE, la inclusión no es solo una cuestión de derechos, también es una cuestión de corresponsabilidad. Esta idea encaja perfectamente con la misión de Corresponsables, que ha sabido mostrar que la RSE no es solo reputación, sino una forma ética de estar en el mundo económico.
Además, Corresponsables ha hecho posible que la diversidad, la discapacidad y la accesibilidad entren en el discurso empresarial no como una obligación, sino como parte esencial de una estrategia de Sostenibilidad coherente. Esa labor de mediación, pedagogía y visibilización ha tenido un enorme impacto en el avance cultural de la RSE en nuestro país.
Desde COCEMFE valoramos especialmente su apuesta por difundir buenas prácticas, desde todas las voces y con perspectiva plural, porque en ese relato COCEMFE está presente como parte activa del cambio hacia una sociedad más justa, equitativa e inclusiva.
Querida Belén, ¿qué cambios significativos has observado en esta materia desde que comenzaste?
Como digo, el hito diferenciador es la incorporación de la RSE en la dirección estratégica. Antes era un tema voluntario o periférico y ahora está en el centro de decisiones clave y forma ya parte del propósito empresarial.
“Ser inclusivos no es solo una obligación, es una práctica integrada dentro de la gestión empresarial”
La RSE ha evolucionado hacia un modelo integrado bajo criterios ESG y los ODS, reforzado por la normativa europea como la CSRD y la Ley de Información No Financiera.
¿Cuáles consideras que han sido los hitos más importantes en la evolución de la RSE y la Sostenibilidad en estas dos décadas y qué factores crees que han impulsado estos cambios?
Uno de los hitos para COCEMFE fue nuestra campaña “Dale la vuelta” y su guía de transformación inclusiva en 2019, que dio un impulso significativo para que la discapacidad dejara de ser vista como un cumplimiento legal y se entendiera como un valor estructural.
¿Qué lecciones has aprendido a lo largo de tu carrera en RSE?
No puedo dejar de lado mi formación y mi trayectoria trabajando con las personas desde un enfoque sistémico. En este sentido, he aprendido que las empresas no existen de forma aislada, no están fuera del mundo en el que viven. Forman parte de un sistema social y económico y funcionan gracias a las personas y los recursos de su entorno.
Por eso no pueden mirar hacia otro lado: tienen una responsabilidad real con todo ese ecosistema que les da sentido. La sociedad es diversa, con muchas realidades cruzadas por desigualdades.
“Si un producto o servicio no es para todas las personas, no es completo”
Por eso, cuando hablamos de Responsabilidad Social, no es algo externo ni añadido para las empresas, es reconocer que su rentabilidad y su legitimidad nacen del mismo sistema que las sostiene.
Las entidades del Tercer Sector de Acción Social, como COCEMFE, tenemos que participar de las sinergias sociales y empresariales, tendiendo puentes entre las necesidades reales de las personas y la capacidad de transformación de otros actores del sistema, especialmente de las empresas.
¿Tienes alguna anécdota que refleje el espíritu y los desafíos de los primeros años de la RSE?
Cuando empezamos teníamos el prejuicio de que la RSE era solo para las grandes corporaciones. Sin embargo, con el tiempo fuimos descubriendo que muchas pequeñas y medianas empresas, aunque sin departamentos específicos de RSE ni grandes recursos, tienen un compromiso real con su entorno.
Gracias al acompañamiento de COCEMFE han podido canalizar su compromiso hacia este entorno, ya no solo como una obligación, sino también como una práctica integrada dentro de su gestión empresarial.
¿Puedes compartir, Belén, algún caso de éxito que consideres emblemático en el campo de la RSE?
El éxito reside en que las empresas que aceptan el reto de la transformación inclusiva que proponemos desde COCEMFE adoptan una nueva forma de entender su papel en la sociedad.
Casos emblemáticos son empresas que comprenden que sus productos tienen que ser útiles para todas las personas, de forma que adoptan la máxima de la accesibilidad universal en sus investigaciones y desarrollos tecnológicos, e incorporan criterios de accesibilidad desde el diseño, no como ajuste final, sino como principio fundamental de innovación.
“La inclusión no es solo una cuestión de derechos, también es una cuestión de corresponsabilidad”
Han comprendido que si un producto o servicio no es para todas las personas, no es completo. Este enfoque no solo mejora la experiencia de las personas con discapacidad, sino que beneficia a toda la sociedad, haciéndola más equitativa, eficiente y humana.
Lo mismo ocurre con entidades públicas que han integrado este principio en sus sistemas de atención o gestión, garantizando que cualquier persona, independientemente de su situación o condición, pueda acceder en igualdad a sus derechos.
Para COCEMFE, estos son ejemplos de cómo la Responsabilidad Social puede traducirse en transformaciones reales que posibilitan avanzar en el cumplimiento de Derechos.
¿Qué lecciones has aprendido a lo largo de estos años en el campo de la RSE y la Sostenibilidad?
No puedo dejar de lado mi formación y mi trayectoria trabajando con las personas desde un enfoque sistémico. En este sentido, he aprendido que las empresas no existen de forma aislada, no están fuera del mundo en el que viven.
Forman parte de un sistema social y económico y funcionan gracias a las personas y los recursos de su entorno. Por eso no pueden mirar hacia otro lado: tienen una responsabilidad real con todo ese ecosistema que les da sentido.
La sociedad es diversa, con muchas realidades cruzadas por desigualdades. Por eso, cuando hablamos de Responsabilidad Social, no es algo externo ni añadido para las empresas, es reconocer que su rentabilidad y su legitimidad nacen del mismo sistema que las sostiene.
Las entidades del Tercer Sector de Acción Social, como COCEMFE, tenemos que participar de las sinergias sociales y empresariales, tendiendo puentes entre las necesidades reales de las personas y la capacidad de transformación de otros actores del sistema, especialmente de las empresas.
Belén, ¿cómo ves el futuro de la RSE y la Sostenibilidad?
La RSE será cada vez más profesional y relevante para las pymes, aún más allá del reporte formal.
Se prevé su integración con la transformación digital, la inclusividad real y el impacto medible en todos los niveles organizativos.
“Hoy la RSE está mucho más cerca de ser una herramienta de transformación social que de ser una etiqueta reputacional”
El gran reto será asegurar que la diversidad y la justicia social no queden relegadas, sino que se integren en todas las decisiones empresariales.
¿Qué papel crees que deben jugar las nuevas generaciones en la continuación de este legado?
Las nuevas generaciones tienen el valor de cuestionar los modelos vigentes, exigir participación real, diversidad estructural y cultura democrática en las organizaciones.
Deben aspirar a que la RSE sea una actitud, no solo un área, y convertirse en activistas internas por la equidad, la justicia y la innovación social en sus lugares de trabajo.
Accede a más información responsable en nuestra biblioteca digital de publicaciones Corresponsables y en la Ficha Corporativa de COCEMFE en el Anuario Corresponsables 2025.