La industria química mundial está viviendo una transformación silenciosa pero decisiva: dejar atrás los combustibles fósiles como fuente principal de insumos para dar paso a materias primas renovables, provenientes de plantas, residuos agrícolas, procesos fermentativos y otros recursos naturales. En Colombia, esta revolución ya comenzó a tomar forma, con empresas que apuestan por una nueva generación de productos más amigables con el medio ambiente: los productos biobasados.
Un cambio de paradigma en la química
Durante más de 100 años, la industria química ha dependido del petróleo, el carbón y el gas para desarrollar productos esenciales en sectores como la cosmética, la alimentación, los fertilizantes o los plásticos. Pero en un contexto global marcado por la urgencia climática, la presión regulatoria y un consumidor más consciente, la industria empieza a reconvertirse. Hoy, los productos biobasados, es decir, elaborados parcial o totalmente con insumos de origen natural, se abren paso como una alternativa sostenible y económicamente viable.
Estos nuevos productos no solo reducen la dependencia de fuentes fósiles, sino que también ofrecen beneficios tangibles: menor huella de carbono, biodegradabilidad y menor toxicidad. En lugar de componentes derivados del petróleo, se utilizan ingredientes provenientes de la biomasa, como aceites vegetales, azúcares, residuos agrícolas o subproductos industriales.
¿Cómo se valida un producto biobasado?
Para diferenciar lo biológico de lo fósil, la industria utiliza métodos científicos como la prueba de carbono 14, que permite cuantificar qué porcentaje del carbono presente en un producto proviene de fuentes recientemente vivas —como plantas— y no de fuentes fósiles. También se emplean modelos teóricos, como el cálculo del carbono renovable según la fórmula química del insumo. Estos mecanismos aportan trazabilidad y transparencia, factores claves en un mercado cada vez más regulado.
“Hoy no basta con decir que un producto es natural. Las empresas deben demostrar científicamente su origen biobasado si quieren acceder a mercados internacionales o responder a exigencias normativas”, explica Ana Lucía Gómez, directora de I+D en Sucroal, una de las compañías pioneras en el país.
Colombia se suma a la tendencia global
Aunque el concepto de química verde aún está en consolidación en el país, varias industrias colombianas ya están incorporando este enfoque en sus procesos. La Estrategia Nacional de Bioeconomía, liderada por el Gobierno, promueve la innovación en sectores como la agricultura, la biotecnología y la industria química, impulsando el uso de materias primas renovables.
Sucroal, con más de cinco décadas en el mercado, es una de las líderes en este campo. Actualmente, es el único productor en Colombia de ácido cítrico no modificado genéticamente y también elabora vinagre y ácido acético natural, entre otros productos. Su apuesta por los biobasados no es solo ambiental: también responde a la necesidad de mantenerse competitivo en un mercado que exige productos más limpios, trazables y con impacto positivo.
“Todos los sectores deberán migrar progresivamente hacia portafolios más biobasados, no solo por responsabilidad ambiental, sino por eficiencia y rentabilidad. Es la única forma de asegurar la permanencia en los mercados del futuro”, afirma Gómez.
Biobasados: de tendencia a condición esencial
El crecimiento del mercado de productos biobasados ya no se percibe como una simple moda verde, sino como un cambio estructural que transformará la industria química en las próximas décadas. Además del respaldo científico, estos productos tienen el potencial de dinamizar economías locales, revalorizar residuos orgánicos y reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero.
En sectores como la cosmética, el cuidado personal, los alimentos y los materiales plásticos, los biobasados ya están marcando la pauta. Colombia, con su biodiversidad y capacidad agrícola, tiene una oportunidad única de posicionarse como actor relevante en esta transición global hacia una química más limpia, eficiente y regenerativa.
La sostenibilidad ya no es un diferencial. Es una necesidad. Y en ese camino, los biobasados se consolidan como el nuevo lenguaje de una industria que busca reconciliar la innovación con el planeta.
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