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Jorge Berezo, Presidente de Oikocredit Euskadi, lleva más de dos décadas vinculado a la Responsabilidad Social y la Sostenibilidad, con una mirada crítica, profunda y realista sobre su evolución. Desde sus primeros pasos en Oikocredit en el año 2000, tras su paso por otros movimientos sociales, comprendió que “también desde la esfera económica se puede contribuir a la transformación social y la reducción de la pobreza”. Ese fue su punto de entrada a un ámbito que hoy continúa explorando con compromiso y autocrítica.
En esta entrevista, reflexiona sobre cómo ha cambiado la RSE desde sus orígenes: “En sus comienzos, había un montón de personas que genuinamente creíamos que las empresas se podían transformar” y añade: “Hoy hemos perdido candor y se ha ganado profesionalidad”.
A lo largo de su trayectoria, ha observado con claridad los riesgos de vaciamiento del término, pero también su potencial de cambio. “Los términos Responsabilidad Social y Sostenibilidad son tan etéreos que son fácilmente manipulables”, alerta. Por eso insiste en mirar más allá de las metodologías y centrarse en las prácticas reales. De hecho, no duda en elogiar la coherencia ética de muchas pymes, que sin grandes recursos ni informes estructurados, actúan de forma ejemplar: “Las pymes ni gestionan conscientemente la RSE ni pueden permitírselo, y sin embargo son más humanas y reflejan mejor los valores de sus líderes”.
En cuanto al futuro, Berezo identifica dos grandes motores de transformación: “La descarbonización de la economía va a ser el principal driver de la RSE en los próximos años” y también “la dificultad para encontrar talento, que obligará a las empresas a ser más atractivas para las personas jóvenes”.
Con motivo del 20º aniversario de Corresponsables, Jorge Berezo destaca el papel esencial del medio como actor clave en la consolidación del concepto de Responsabilidad Social: “Corresponsables es una de las organizaciones que ha conseguido mantener vivo el concepto RSE durante estas dos décadas” y reconoce su capacidad para tejer “una red de alianzas y conocimiento que es única”.
Su deseo es claro: que el impulso de la RSE no se diluya con el tiempo ni se convierta en una moda pasajera. Como bien resume en una de sus frases más potentes: “Quizá las nuevas generaciones ya no quieran hablar de RSE o de Sostenibilidad. Eso nos debe dar igual, si lo sustituyen por hablar de una empresa más humana, más consciente de sus impactos y con luces largas”.
Jorge, ¿cuándo y por qué comenzaste a interesarte e involucrarte en el ámbito de la Responsabilidad Social y Sostenibilidad?
Empecé a colaborar con Oikocredit en el año 2000, después de haber participado en otros movimientos sociales. Pero con Oikocredit pude ver que también desde la esfera económica se puede contribuir a la transformación social y la reducción de la pobreza. Fue a raíz de eso cuando conocí que, también en el ámbito de las empresas –digamos– convencionales, se expandía el término RSC o RSE, y me interesó porque trasladaba a las empresas interrogantes éticos interesantes sobre sus impactos y sus responsabilidades.
“Incluso para empresas pequeñas hay cientos de ámbitos, de interrogantes… y atender a todo eso parecía una labor titánica”
Después, en otras responsabilidades profesionales, he tenido un contacto mucho más cercano con el mundo de la Responsabilidad Social, particularmente entre 2003 y 2008, aunque nunca lo he perdido de vista. Alrededor del año 2003, tuve la oportunidad de participar en foros que intentaban trasladar la RSE a las pymes. Era un reto interesante, sobre todo cuando se intentaba apoyar a las empresas pequeñas para que pudieran gestionar su responsabilidad. Descubrimos que incluso para empresas pequeñas hay cientos de ámbitos, de interrogantes… en el entorno de la gestión laboral, la distribución de los excedentes, la responsabilidad fiscal, la responsabilidad con consumidores, con clientes, con proveedores… y que atender a todo eso parecía una labor titánica. Afortunadamente, GRI y otras iniciativas acuñaron el término “materialidad”, para que nos enfocáramos en lo realmente importante.
¿Cómo era el panorama de la RSE cuando comenzó en comparación con cómo es hoy?
En sus comienzos, en los noventa y principios de los años 2000, había un montón de personas que genuinamente creían, o creíamos, que las empresas se podían transformar. El diálogo con empresas, ONGs, sindicatos, administraciones públicas… era fluido e intenso. Existían muchas iniciativas y muchos foros de debate. Se intentaba que todas las empresas, también las pequeñas, se sintieran concernidas por ese reto.
“También desde la esfera económica se puede contribuir a la transformación social y la reducción de la pobreza”
Hoy en día creo que hemos perdido candor, y se ha ganado profesionalidad. El debate sobre la responsabilidad de las empresas sigue estando vigente, pero la RSE “gestionada” creo que ha vuelto a concentrarse en las empresas más grandes, con metodologías más robustas. Aunque, lamentablemente, sigue habiendo mucha confusión y mucho lavado de cara que se intenta vincular a la Responsabilidad Social.
¿Cuándo conociste a Corresponsables? ¿Qué papel consideras que ha tenido en el impulso de la RSE en las últimas dos décadas?
Creo que conocí Corresponsables cuando se creó, en 2005. Me pareció una apuesta arriesgada; no creía que pudiese sobrevivir fácilmente un medio exclusivamente dedicado al tema de la responsabilidad empresarial. Afortunadamente me equivocaba, y el equipo de personas detrás de Corresponsables ha mostrado la habilidad y determinación para hacerlo posible.
“Corresponsables es una de las organizaciones que ha conseguido mantener vivo el concepto RSE durante estas dos décadas”
Corresponsables es una de las organizaciones que ha conseguido mantener vivo el concepto RSE durante estas dos décadas. Además de la comunicación sostenida, pertinaz, de todas las novedades en el mundo de la empresa responsable, ha ido tejiendo una red de alianzas y conocimiento, que es única.
Querido Jorge, ¿qué cambios significativos has observado en esta materia desde que comenzaste?
En dos décadas hemos visto pasar mucha terminología que linda con el concepto RSE y amenaza con fagocitarlo o desplazarlo: valor compartido, impacto social, ética empresarial… Esto nos hace ver que no es algo acabado, sino en plena evolución.
Es lógico que vaya tendiendo hacia los retos sociales y ambientales más urgentes e importantes, como pueden ser el cambio climático, el envejecimiento de la población y la necesidad de cuidados, los riesgos de la digitalización, la financiación y globalización de los mercados…
“Hoy en día creo que hemos perdido candor, y se ha ganado profesionalidad”
Pero, en el fondo siento que la RSE no ha evolucionado apenas, para lo bueno y para lo malo. En el haber tiene la capacidad de haber generado cambios en las empresas durante tanto tiempo que ya se han convertido en estructurales. Me refiero a mejoras en transparencia, rendición de cuentas y buen gobierno, principalmente. En el debe creo que no ha sabido cuestionar suficientemente los impactos negativos de las empresas y que no ha producido que las empresas transformen realmente su propósito, aunque sí hayan cambiado la forma en la que se presentan en sociedad.
¿Cuáles consideras que han sido los hitos más importantes en la evolución de la RSE y la Sostenibilidad en estas dos décadas y qué factores crees que han impulsado estos cambios?
Las iniciativas regulatorias para reportar información social y ambiental creo que es el mayor hito en este campo. Junto a ello está el crecimiento de la inversión socialmente responsable, que ya supone más del 40% de los activos en España, y que está obligando a las empresas a que desvelen sus impactos y traten de mejorarlos para poder ser financiadas desde los fondos e instrumentos ISR.
“Los términos Responsabilidad Social y Sostenibilidad son tan etéreos que son fácilmente manipulables”
¿Qué lecciones has aprendido a lo largo de tu carrera en RSE?
He aprendido que los términos Responsabilidad Social y Sostenibilidad son términos tan etéreos que son fácilmente manipulables. El riesgo de instrumentalización de la RSE es, sin duda, muy alto. Por eso, con el paso de los años voy fijándome mucho más en las prácticas concretas de las empresas; en cómo atienden a sus impactos principales… y estoy mucho menos atraído por la “tecnología de la RSE”, las metodologías, los estándares…
También he desarrollado un espíritu de sospecha, que es compatible con una verdadera admiración por las empresas que lo están haciendo realmente bien.
En este sentido, tengo que romper una lanza por las pymes. Las pymes ni gestionan conscientemente la RSE ni pueden permitirse elaborar informes de Sostenibilidad ni tener una intensa relación bien estructurada con sus grupos de interés. Y, sin embargo, son empresas más humanas, que reflejan los valores personales de sus líderes. Y estos valores suelen ser éticamente mucho más robustos que los valores deshumanizados del mercado, que son los que realmente guían a muchas grandes empresas.
¿Tienes alguna anécdota, Jorge, que refleje el espíritu y los desafíos de los primeros años de la RSE?
A principios de los años 2000, todos nos creíamos capaces de inventar la herramienta de gestión de referencia en RSE. Yo también, cómo no. Los cuestionarios, modelos de reporting, sistemas de diálogo con grupos de interés, herramientas de comunicación de la RSE… proliferaban como champiñones. Se tuvieron que editar incluso recopilatorios de estas herramientas. Era un reflejo del ímpetu, y también de la ingenuidad de aquellos años.
¿Cuáles consideras que han sido los pioneros en esta materia?
Creo que en el ámbito académico todo el equipo de ESADE desarrolló una labor muy interesante. Rigurosa, dialogante con las empresas… pero nada condescendiente. En el mundo de las ONG, Economistas sin Fronteras ha tenido y sigue teniendo una aproximación interesante. Y en el ámbito empresarial, SpainSIF, con la promoción de la ISR, ha tenido una incidencia determinante.
“Todos nos creíamos capaces de inventar la herramienta de gestión de referencia en RSE”
¿Puedes compartir, Jorge, algún caso de éxito que consideres emblemático en el campo de la RSE?
Tengo que regresar, de nuevo, a las pymes; en mi caso, a las pymes vascas, que son las que más conozco. Y podría citar muchos casos de empresas que durante la pandemia no despidieron a uno solo de sus trabajadores y tiraron de sus reservas para poder mantener los puestos de trabajo y la empresa en buenas condiciones para cuando se saliese de la pandemia.
Y, por citar un ejemplo de una excelente gestión ética, creo que el caso de Mutualia, la principal mutua vasca de accidentes de trabajo, es paradigmático.
Claro que, si realmente queremos ver empresas que quieren ser ejemplo de cómo hacer las cosas de una manera diferente, tenemos que meternos en el mundo de la Economía Social y Solidaria, principalmente asociadas en torno a REAS.
¿Cómo ves el futuro de la RSE y la Sostenibilidad?
Estamos en un momento realmente incierto. Hasta ahora podíamos esperar un avance regulatorio imparable que proviene de Europa y que iba a obligar a las empresas a dar pasos firmes en transparencia, asunción de responsabilidad por impactos y buen gobierno. Sin embargo, el informe Draghi está desencadenando un movimiento a la contra por el miedo de habernos pasado de frenada.
“La descarbonización de la economía va a ser el principal driver de la RSE en los próximos años”
Sea como fuere, creo que la descarbonización de la economía va a ser el principal driver de la RSE en los próximos años, aunque a veces no se identifique la relación entre ambos conceptos. El otro gran elemento dinamizador va a ser la dificultad para encontrar talento, que va a obligar a las empresas a ser cada vez más atractivas para las personas jóvenes, y eso pasa por ofrecer condiciones laborales adecuadas, pero también por ser empresas con un propósito y con unos valores con los que las nuevas generaciones se puedan identificar.
Para finalizar, Jorge, ¿qué papel crees que deben jugar las nuevas generaciones en la continuación de este legado?
Espero que las nuevas generaciones nos traigan frescura, pero no nos traigan olvido. Quizá ya no quieran hablar de RSE o de Sostenibilidad. Eso nos debe dar igual, si lo sustituyen por hablar de una empresa más humana, más consciente de sus impactos y con luces largas, para hacerse corresponsables de un futuro mejor.
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