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“Como empresa hemos encontrado la forma de contribuir a nuestros entornos de manera responsable”, afirma con convicción Josep Santacreu, Presidente de la Fundación Integralia DKV, la Cambra de Comerç de Barcelona y Plant for the Planet Spain. Con décadas de trayectoria en el impulso de la Responsabilidad Social y la Sostenibilidad empresarial, Santacreu ha sido uno de los referentes clave en la transformación cultural del tejido empresarial en España.
Desde sus inicios en DKV, recuerda cómo comenzaron apostando por “acciones sociales filantrópicas”, con la mirada puesta en evolucionar hacia una empresa “más multinacional, abierta y centrada en los grupos de interés”. Proyectos como la colaboración con Gervasio Sánchez para erradicar minas antipersonales o la alianza con Intermón Oxfam marcaron los primeros pasos de un recorrido que aún hoy sigue vivo: “Hemos evolucionado por la senda del negocio responsable y seguimos explorando proyectos que tienen un sentido y una razón social en su esencia”.
Santacreu reivindica el rol de las empresas como actores clave en la transformación social: “Este es el alma de la Responsabilidad Social en una empresa: la generación de soluciones basadas en el diálogo y la colaboración”. Defiende que implicar a empleados, proveedores, clientes y consumidores es fundamental, y pone en valor que cada vez más jóvenes eligen trabajar en empresas con un propósito: “Nos dicen que tenemos credenciales laborales y sociales que les atraen. Sus razones van más allá del sueldo”.
Sobre el consumo consciente, es claro: “Tenemos que generar conciencia de compra. Nuestras decisiones avalan lo que hace una empresa”. Por ello, subraya el papel esencial de los medios, rankings e indicadores: “Son fundamentales para acelerar este interés y dar visibilidad a las buenas prácticas”.
Finalmente, Santacreu insiste en la necesidad de que las grandes empresas lideren con el ejemplo y arrastren al conjunto del tejido empresarial, especialmente a las pymes: “Debemos eliminar la perspectiva escéptica y resaltar las buenas prácticas. Empresas, ONG y sector público somos los pilares para mejorar la sociedad”.
Josep, ¿qué recuerda de los inicios de la Responsabilidad Social en España?
La visión que teníamos de la Responsabilidad Social en DKV era la de un paquete de principios y medidas que contribuiría a la transformación de la cultura de la empresa. Planteamos abordar estos temas desde los inicios de DKV, ya que éramos una compañía forjada muy a la vieja usanza, con un modelo familiar muy jerárquico. Al principio, invertíamos en acciones sociales filantrópicas. El objetivo a largo plazo era convertirnos en una compañía con el enfoque social propio del siglo XXI, más multinacional, abierta y centrada en los grupos de interés.
“Como empresa hemos encontrado la forma de contribuir a nuestros entornos de manera responsable”
Recuerdo que comenzamos con el gran proyecto de Gervasio Sánchez, que se proponía eliminar las minas antipersonales en el mundo. Durante ese proceso, también arrancamos nuestra colaboración con Intermón Oxfam, y así fue como poco a poco comenzamos a entrar en este mundo. Hemos evolucionado por la senda del negocio responsable y seguimos explorando proyectos con sentido y razón social en su esencia.
Una vez me dijeron, medio en broma, que nuestro discurso era parecido al de las ONG. Pero realmente creo que no es exactamente así; sencillamente considero que como empresa hemos encontrado la forma de contribuir a nuestros entornos de manera responsable.
¿Cuáles son los principales hitos de la evolución de la Responsabilidad Social en el país?
Hoy en día existen muchas empresas que cumplen con los principios necesarios para calificar como tales sus programas de Responsabilidad Social. Hasta llegar al momento actual, hemos vivido una evolución progresiva.
En nuestro caso, hay hechos concretos que han marcado la posición de DKV ante las iniciativas responsables. Por ejemplo, el acercamiento que hicimos para colaborar con Intermón, una gestión que tuvo sus complicaciones al inicio, ya que en ese momento las ONG miraban con recelo las propuestas empresariales. Siempre hemos creído que la colaboración en países en desarrollo tiene más impacto si vamos de la mano de organizaciones expertas en ese tipo de proyectos.
Fue un período de mucha actividad, ya que también arrancamos una iniciativa de apoyo a los afectados del Huracán Mitch de 1998. Para conseguirlo, nuestra gente apoyó mucho, al mismo tiempo que captó el interés de nuestros clientes, por contribuir a la solución de problemas en ese contexto.
“El alma de la Responsabilidad Social en una empresa es la generación de soluciones basadas en el diálogo y la colaboración”
Este es el alma de la Responsabilidad Social en una empresa: la generación de soluciones basadas en el diálogo y la colaboración con todos los grupos de interés y las personas en general. El gran valor de una empresa es su capital relacional con esos grupos.
Hemos implicado a nuestros empleados en proyectos responsables, tales como iniciativas ambientales o en el mismo diseño estratégico de la Responsabilidad Social de la compañía, pues creemos que su esencia consiste en asumir y cumplir exigencias que van más allá de la ley y que generen valor para todas las partes.
En esta línea de transformación cultural de las organizaciones, ¿cómo han conseguido la implicación de los grupos de interés internos?
Esta fase la superamos hace tiempo. Al inicio, quizás se podía ver como un capricho de la dirección, así como un alejamiento de los orígenes de la empresa o el acercamiento al papel de una ONG o entidad pública.
El desarrollo de la Responsabilidad Social en nuestra empresa ha avanzado gradualmente. Recuerdo las caras de algunos de los más escépticos, que ahora se han convertido en los más entusiastas. En un gran grupo hay de todo; también hay gente que quizás no lo vive con tanta pasión pero que entiende el valor que ese enfoque genera a la empresa, tanto a nivel interno como externo.
“Recuerdo las caras de algunos de los más escépticos, que ahora se han convertido en los más entusiastas”
En nuestro caso, esta es una característica que nos diferencia y nos hace más fuertes. En los últimos tiempos, jóvenes con gran talento que están comenzando su carrera laboral y que cuentan con buena formación en áreas muy cotizadas, han escogido nuestra empresa porque nos dicen que tenemos credenciales laborales y sociales que les atraen. Sus razones para trabajar con nosotros van más allá del sueldo: se sienten orgullosos de formar parte de la compañía.
Asimismo, hemos llevado a cabo iniciativas sociales y despliegues informativos para dar cuenta de nuestra actividad social a los consumidores. Para que este enfoque realmente funcione en el mundo empresarial, es necesario que estén informados y discriminen durante sus procesos de compra entre las empresas que son y las que no son responsables.
Querido Josep, ¿cómo se puede lograr que los consumidores se inclinen más por empresas socialmente responsables?
Primero, tenemos que generar conciencia de compra entre nosotros. Todos somos consumidores, y nuestras compras avalan lo que hace una empresa que, además de generar productos o servicios, crea un ecosistema que impacta en su entorno.
“Tenemos que generar conciencia de compra entre nosotros”
Tenemos que ir preocupándonos, poco a poco, por analizar quién está detrás del producto o servicio que adquirimos. Hay que observar si la empresa que preferimos da un buen trato laboral a sus empleados, paga puntualmente a sus proveedores, cumple con sus obligaciones tributarias o protege el medio ambiente, entre otras medidas.
La pregunta que nos hacemos es: ¿cómo podemos acelerar este interés?
Los medios de comunicación, rankings e indicadores sobre Responsabilidad Social son fundamentales para lograr que eso suceda.
Por otra parte, no puede ser que una gran empresa pague a sus proveedores en dos años. De hecho, va contra la ley. Muchos proveedores son pequeñas o medianas empresas que requieren esos pagos a tiempo para continuar con sus actividades.
“No puede ser que una gran empresa pague a sus proveedores en dos años”
Asimismo, hay malas prácticas en recursos humanos e ingenierías fiscales que afectan al mantenimiento de la sociedad del bienestar. Las asociaciones empresariales tienen que ser más exigentes frente a estas malas prácticas y expulsar a quienes las incumplen o se aprovechan de ellas.
Con respecto al asociacionismo, ¿cómo pueden influir las grandes asociaciones empresariales cercanas a la Responsabilidad Social a acelerar la transformación cultural de las empresas?
La pequeña y mediana empresa es uno de los grandes retos que abordamos particularmente en una iniciativa de la Cámara de Comercio de Barcelona, lo que acabó derivando en Respon.cat.
Nuestra prioridad son las pymes del territorio, ya que la mayoría de las empresas de nuestro país son de tamaño mediano y pequeño y requieren apoyo para generar programas e iniciativas socialmente responsables.
Las empresas de mayor tamaño tienen el deber de promover en positivo la Responsabilidad Social entre ese colectivo empresarial e informar sobre cómo contribuir a reducir el riesgo y gestionar la reputación de manera adecuada.
“Empresas, ONG y sector público son los pilares que deben mejorar nuestra sociedad”
Debemos eliminar la perspectiva negativa, escéptica y defensiva de la Responsabilidad Social e ir resaltando las buenas prácticas para responder a las demandas de la ciudadanía y los grupos de interés.
Estos actores ya no buscan que las empresas solo provean trabajo y paguen impuestos. Debemos ir más allá y sacarnos de encima la pereza o la desinformación.
Empresas, ONG y sector público son los pilares que deben mejorar nuestra sociedad, cada cual desde su posición.
Para concluir, ¿por qué ha sido tan difícil escalar este tema en las organizaciones y que alcance la alta dirección?
A pesar del difícil entorno que hemos sufrido todos en los últimos años, los directivos ya tienen claro que los asuntos de RSE son relevantes, tanto por razones de transparencia, honestidad, ética y, particularmente, por la Sostenibilidad de la empresa.
Me parece que hay más conciencia y conocimiento sobre estas aristas que afectan la estabilidad de los negocios. Por ejemplo, cada vez hay más consejos directivos que han promovido sistemas de control interno y buen gobierno para posibilitar la supervivencia de sus organizaciones.
El próximo paso que debemos consolidar es el de sentir y entender que uno puede tener un rol transformador en la sociedad.
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