World Vision expresa su profunda preocupación tras el devastador terremoto que sacudió el este de Afganistán durante la noche y que, según los informes, ha causado cientos de muertos y miles de heridos. El terremoto, de magnitud 6,0, se produjo a una profundidad de 10 km (6,2 millas), con epicentro situado a 27 km al sur de la ciudad de Asadabad, en la provincia de Kunar. Las réplicas se sintieron en Kabul, Islamabad y Nueva Delhi.
Según la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres de Afganistán (ANDMA), los informes preliminares sugieren que hay al menos 800 muertos y 2000 heridos, aunque las cifras podrían aumentar a medida que mejore el acceso. Pueblos enteros de los distritos de Chawki y Noorgul han quedado total o parcialmente destruidos, con casas de barro y madera derrumbadas y residentes atrapados bajo los escombros.
Los distritos afectados se encuentran entre los más remotos de Afganistán. Los deslizamientos de tierra han bloqueado las principales vías de acceso, por lo que se han desplegado aviones para apoyar las operaciones de rescate y evacuar a los pacientes críticos a Jalalabad y Kabul. Equipos móviles de salud y nutrición, ambulancias y voluntarios locales están trabajando junto con ONG y el ejército para proporcionar ayuda de emergencia.
“Las noticias sobre este último terremoto y la aparente pérdida de cientos de vidas son devastadoras”, afirma Thamindri De Silva, directora nacional de World Vision Afganistán. “Vivimos el terremoto de Herat de 2023 y sus efectos aún se sienten hoy en día. Sabemos que el impacto de este terremoto será duradero y extremadamente doloroso. Los niños y niñas se encuentran entre los más vulnerables y serán los que paguen el precio más alto”.
Aunque World Vision no opera actualmente en los distritos afectados, que se encuentran a cientos de kilómetros de su base en el este del país, la organización está siguiendo de cerca la situación y estudiando la mejor manera de apoyar la respuesta, incluso mediante una posible colaboración con ONG nacionales asociadas.
“Los terremotos en Afganistán son especialmente mortíferos debido a la fragilidad de las viviendas y las infraestructuras”, añade De Silva. “La mayoría de las casas están construidas con barro y madera, lo que las hace muy vulnerables al derrumbe. En las zonas remotas, el acceso a la atención sanitaria, el agua potable y la educación ya es limitado. Un desastre de esta magnitud agrava las vulnerabilidades existentes y aumenta las necesidades humanitarias”.
Afganistán ya se enfrenta a una de las peores crisis humanitarias del mundo. Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, 22,9 millones de personas necesitarán asistencia humanitaria en 2025 y 3,5 millones de niños y niñas padecerán malnutrición aguda. El Plan de Respuesta Humanitaria para 2025 requiere 2.420 millones de dólares, pero en agosto de 2025 solo se había cubierto el 25,9% de las necesidades de financiación. El recorte de la ayuda exterior ha contribuido a este déficit, lo que ha obligado a los actores humanitarios a reducir sus operaciones.
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