Con la llegada del verano, la exposición corporal aumenta (ropa ligera, playa, piscina), lo que puede ser una fuente de ansiedad intensa para quienes padecen un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA).
En una persona insatisfecha con su cuerpo, en mayor o menor medida, esto causará temor, lo que implica que la persona pueda llegar a evitar situaciones que impliquen dicha exposición, quedando así fuera de ciertos encuentros sociales y, en consecuencia, estar más aisladas y poderse sentir más “desconectadas” en sus relaciones interpersonales.
Las redes sociales, los mensajes de “operación bikini”, el inicio de muchas dietas cuando el verano se acerca no ayuda a las personas con un TCA, ya que contribuyen a que estén mucho más focalizadas en su cuerpo. “Cabe tener en cuenta, además, que el inicio de una dieta, aunque acompañado de muchos otros factores, puede ser, en muchas ocasiones, el desencadenante en el inicio de un trastorno alimentario”, señala Diego Lancina, Coordinador de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria de Ita Zaragoza.
Además, el desorden en las rutinas veraniegas —menos estructura, mayor tiempo libre— actúa como detonante para personas con TCA.
Las personas con un perfil perfeccionista y autoexigente, muy habitual en los TCA, pueden tener la necesidad de estar continuamente realizando actividades útiles para sentirse bien consigo mismas. El tener más tiempo libre puede ser un problema para ellas y pueden sentirse culpables al no sentirse “productivas”.
Recomendaciones para el verano
Desde Ita Zaragoza, queremos compartir algunas recomendaciones pensadas especialmente para personas que conviven con un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA), con el objetivo de que el verano sea una etapa más llevadera. Sabemos que esta época del año puede presentar retos particulares, por eso, es importante contar con estrategias que ayuden a mantener el bienestar físico y emocional:
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Vigilar las señales de alarma: cambios en alimentación, ejercicio excesivo, citas sociales evitadas, rechazo a planes que impliquen exposición corporal o comidas familiares.
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Mantener una rutina equilibrada: combinar actividades con tiempo de descanso sin culpa y sin presión.
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Permítete descansar: dedica tiempo a esas cosas que sientes que no puedes y no te permites durante el año. Rebaja la presión por ser productivo, parar, descansar y dejarse cuidar puede ser lo más productivo.
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Busca actividades que disfrutes: no tienen que ser actividades que te satisfagan al 100%. Prueba, dale una oportunidad, intenta distraerte y cambiar de actividades, es clave para mantenerte ocupada y salir de la comida y el cuerpo.
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Gestiona la exposición corporal: la ropa veraniega, más fresca y ligera suele acompañarse de un sentimiento de estrés, exposición e inseguridad. Elige prendas cómodas con las que intentar poder estar presente en diferentes planes y recuerda que tu valor no se define por tu cuerpo, ropa u apariencia física.
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Para esos momentos tan ansiosos de playa, piscina, ríos, intenta mirar a la gente de cuello para arriba, te ayudará a no compararte y así no fomentar tu insatisfacción corporal, es una tarea dura, pero créeme, ayuda.
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Intenta sacar tu atención de tus posiciones corporales: no metas tripa, relaja tu cuerpo, siéntate, túmbate, colócate como más cómodo estés sin pensar en qué forma adquiere tu cuerpo.
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Cede el control alimentario: deja que sean tus familiares y cuidadores quien lleven a cabo esta compleja tarea para ti en estos momentos, ellos te quieren y te cuidan, no van a darte nada que sea malo para ti.
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Fomenta el diálogo y acompañamiento emocional: crear espacios seguros donde poder expresarse sin juicios. Comenta tus ideas, busca sentirte entendido. Plantea sesiones online con tu terapeuta y/o nutricionista y no permitas que el miedo te detenga, compartir y expresar alivia la carga que sientes.
También es muy importante la familia en todo este proceso. Es importante que la familia pueda mirar desde el apoyo y la ayuda. “La enfermedad domina y genera cambios en las personas que lo sufren, no juzgues y colócate desde el entendimiento. Pueden venirte bien participar en charlas con familiares que hayan pasado por vuestra misma situación”, señala el profesional de Ita Zaragoza.
Desde casa debe generarse un ambiente de confianza y respeto que combine con límites claros y saludables, evitar comentarios sobre la comida y los cuerpos, y planificar actividades no centradas en la comida, que la prioridad sea el ocio y tiempo libre juntos para disfrutar.
Consulta más información responsable en las publicaciones Corresponsables y en el Caso Práctico de Clariane en el Anuario Corresponsables 2025.