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Las Unidades Móviles de Cribado (UMC), una innovadora iniciativa para el diagnóstico precoz de enfermedades infecciosas como la hepatitis C (VHC), el VIH o la hepatitis B (VHB), puestas en marcha con la colaboración de la compañía biofarmacéutica AbbVie, continúan ampliando su alcance y demostrando su eficacia. Las UMC han actuado en múltiples comunidades autónomas de todo el territorio nacional, acercando la atención sanitaria a las poblaciones más vulnerables y con difícil acceso al sistema público de salud.
Las UMC surgen con el objetivo de romper barreras burocráticas y geográficas que dificultan el diagnóstico precoz, especialmente en colectivos como personas sin hogar, usuarios de drogas o migrantes en situación irregular. Como explica el doctor Pablo Ryan, infectólogo del Hospital Infanta Leonor y coordinador de la iniciativa, “las Unidades Móviles de Cribado nacen como parte de la medicina de calle o street medicine, con el objetivo de acercar el diagnóstico y tratamiento a personas con difícil acceso al sistema sanitario”.
Gracias a la labor conjunta de entidades públicas, ONGs, equipos hospitalarios, mediadores sociales y profesionales especializados en adicciones, se ha podido diagnosticar y ofrecer un abordaje integral a miles de pacientes de poblaciones vulnerables. Hasta la fecha, las UMC han atendido a varios miles de personas, con una prevalencia de infección activa por VHC estimada en torno al 6%. Además, como explica el doctor Ryan, “más del 90% de los pacientes diagnosticados han podido iniciar y, en muchos casos, completar con éxito el tratamiento antiviral, pese a las dificultades propias de su situación socioeconómica”.
La clave del modelo: accesibilidad y confianza
Las UMC permiten realizar pruebas rápidas y PCR portátiles directamente en la calle, en entornos seguros y de confianza. “Al ofrecer los servicios en la calle, las UMC se saltan barreras burocráticas y de desplazamiento. La aceptación suele ser alta porque la iniciativa responde a una necesidad no cubierta”, indica el doctor Ryan.
El vínculo con el sistema sanitario es otro de los pilares fundamentales. Cuando se detecta un caso positivo, se activa un circuito de derivación con los hospitales de referencia para garantizar la continuidad asistencial. “La vinculación al sistema sanitario funciona si se establecen protocolos ágiles y coordinados, lo que permite curar a la gran mayoría de pacientes diagnosticados”.
Además, como detalla el doctor Ryan, actualmente el proyecto explora tecnologías emergentes como test point-of-care (gota seca o PCR portátil) y aplicaciones digitales para el seguimiento de los pacientes; y se plantea ampliar el cribado a otras infecciones como ITS o tuberculosis. “El objetivo es reforzar la intervención y trabajar en red con servicios sociales, programas de adicciones y salud mental”, añade Ryan.
No obstante, uno de los principales retos sigue siendo la financiación. El doctor insiste en que “es urgente institucionalizar y financiar adecuadamente las unidades móviles, así como flexibilizar algunos aspectos normativos para acercar aún más el tratamiento al paciente”.
Camino hacia la eliminación de la hepatitis C
En España se estima que todavía hay entre 20.000 y 30.000 personas con hepatitis C activa sin diagnosticar. Para lograr su eliminación, es imprescindible llegar hasta ellas y las UMC ayudan a conseguir este objetivo. “Estas iniciativas abordan directamente a las poblaciones donde persiste la transmisión y se concentra el infradiagnóstico, que es el obstáculo principal para la eliminación. Las UMC actúan como herramienta de vigilancia epidemiológica, prevención, cribado y tratamiento, todo en el mismo acto”, señala el doctor.
Para el doctor Ryan, la medicina de calle representa mucho más que una estrategia sanitaria: “Con las UMC eliminamos barreras de un plumazo: ya no es el paciente el que debe buscar al sistema, sino el sistema el que sale al encuentro del paciente en su propio terreno. Esto tiene un enorme impacto en la confianza y en la aceptación”.
Según el doctor, España está muy cerca de la eliminación de la hepatitis C gracias al sistema sanitario público y universal, aunque queda la tarea de abordar el problema en poblaciones clave, donde el acceso es más complicado. “Las UMC han abierto un camino para llegar a este horizonte de la eliminación y su importancia radica en que acerca el derecho a la salud a quienes suelen quedarse fuera”, concluye.
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