Este año, Naciones Unidas ha querido que el Día Mundial del Medio Ambiente ponga el foco en uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo: la contaminación por plásticos. Bajo el lema «Sin contaminación por plásticos», se nos interpela de forma directa a gobiernos, empresas y ciudadanía para actuar sobre un fenómeno cuyas consecuencias no pueden seguir ignorándose.
Cada año se producen más de 400 millones de toneladas de plástico en el mundo. Se estima que la mitad son de un solo uso, y solo un 10% se recicla de forma efectiva. Alrededor de 11 millones de toneladas terminan cada año en lagos, ríos y océanos, un peso equivalente a mil veces el de la Torre Eiffel de París. Este tipo de contaminación está afectando no solo a la biodiversidad, sino también a la salud humana, pues los microplásticos ya están presentes en el agua que bebemos, el aire que respiramos y los alimentos que consumimos.
Desde URBASER, como compañía dedicada a la gestión y tratamiento de residuos, no podemos mirar hacia otro lado. Sabemos que formamos parte de la solución, y estamos en proceso de constante mejora de nuestras respuestas frente a un problema estructural.
Solo en el último ejercicio, nuestras plantas recuperaron más de 260.000 toneladas de plástico, evitando emitir 450.000 toneladas de CO2 por la valorización de estos plásticos. Estos datos muestran que existe una infraestructura capaz de interceptar y dar un nuevo destino a muchos residuos que, de otro modo, acabarían contaminando suelos y aguas. La gestión eficiente del recurso, la concienciación de la ciudadanía como primeros actores de la cadena, y la innovación para estar cada vez mejor preparados para hacer frente a este reto, son fundamentales. Nuestro compromiso ambiental no solo se limita a los plásticos. Desde el 2013 medimos la Huella de Carbono de nuestras operaciones, lo que nos permite establecer medidas de mitigación del impacto general de nuestras operaciones. Un ejemplo de ello es que, en 2024, el consumo eléctrico en nuestras instalaciones superó los 200 millones de kWh, de los cuales un 97% proviene de fuentes renovables certificadas. Este dato refleja un avance significativo en nuestra estrategia energética y descarbonización, y nos marca el camino a seguir.
En paralelo, nuestras emisiones indirectas (alcance 2) derivadas del consumo eléctrico fueron de 2.297 toneladas de CO2e, reduciéndose en alrededor del 90% por la utilización de fuentes renovables. Estos resultados nos impulsan a seguir acelerando la transición hacia el autoconsumo, la eficiencia operativa y la contratación de energía 100% renovable. La descarbonización no es una opción reputacional: es un imperativo estructural.
Nada de esto sería posible sin las personas que forman parte de URBASER. Sin embargo, no basta con contar con equipos técnicos solventes. La sostenibilidad real necesita cultura interna, coherencia ética y voluntad de mejora continua. Requiere que cada decisión —desde una compra hasta el diseño de una planta— se tome bajo criterios ambientales, no solo económicos.
Por eso trabajamos para reforzar la formación interna, revisar nuestros procesos con visión crítica y fomentar la participación activa de nuestros profesionales en los planes de mejora ambiental.
Desde nuestra posición, sabemos que el sector de la gestión ambiental cumple una función imprescindible, pero no puede actuar en solitario. Necesitamos políticas públicas que apuesten por la reducción de residuos, una fiscalidad que incentive la circularidad y una regulación que limite con claridad la producción de plásticos innecesarios y fomente su valorización.
También necesitamos una ciudadanía más consciente y exigente. Porque si cada envase desechado es una decisión de diseño y de consumo, entonces todos —productores, distribuidores, gestores y usuarios— tenemos parte de responsabilidad.
Este Día Mundial del Medio Ambiente nos pide actuar. El objetivo de un mundo sin contaminación por plásticos es ambicioso, pero no es utópico. Implica decisiones difíciles, inversiones valientes y colaboración entre sectores.
Desde URBASER asumimos que nuestra labor debe ir más allá de recoger y tratar residuos. Se trata de transformar modelos, reducir impactos y contribuir a un sistema más justo para el planeta y las personas, impulsando cada día la circularidad real.
Porque no hay sostenibilidad posible sin coherencia. Y no hay coherencia posible sin asumir que el tiempo de actuar es ahora.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial del Medioambiente.