Históricamente, el debate ambiental ha estado centrado en la urgente necesidad de descarbonizar la economía y reducir las emisiones contaminantes, una prioridad justificada ante el calentamiento global: según el Informe sobre el Estado del Clima Mundial 2024 de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el año 2024 fue el primer año completo en el que la temperatura media mundial superó en más de 1,5ºC los niveles preindustriales y anticipa impactos climáticos cada vez más severos.
Sin embargo, existe un problema igual de antiguo y mucho más silencioso: la gestión de los residuos agrícolas y ganaderos. Este es un desafío que, aunque a menudo pasa desapercibido en el debate público, tiene consecuencias directas sobre las comunidades locales, afectando su salud, calidad de vida y acceso a recursos naturales básicos como el agua y el suelo. Cada año, el campo español produce millones de toneladas de restos de cosechas, purines y estiércol que, si no se gestionan adecuadamente, contribuyen significativamente a la emisión de gases de efecto invernadero como el metano y el óxido nitroso, y contaminan tanto suelos como aguas subterráneas.
Residuos que contaminan
La contaminación por nitratos es especialmente preocupante: según el informe de seguimiento de la Directiva 91/676/CEE elaborado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITERD), entre 2016 y 2019 la concentración media de nitratos en aguas subterráneas españolas aumentó un 51,5%, debido principalmente a la agricultura intensiva y la ganadería industrial. En 2022, se detectaron niveles de nitratos por encima del límite legal en el agua potable de al menos 171 municipios, afectando a más de 214.000 personas, según datos del Ministerio de Sanidad y recogidos por Ecologistas en Acción. Además, en zonas vulnerables a los nitratos, la superficie afectada tuvo que ampliarse en casi 4 millones de hectáreas entre 2011 y 2021 por el empeoramiento de la contaminación.
Legislación que apoya la gestión sostenible y circular de los residuos agrícolas y ganaderos
En cuanto a la gestión de los residuos ganaderos, la normativa española se apoya en el Real Decreto 988/2022, que regula el cálculo, seguimiento y notificación de emisiones en ganadería a través del sistema informatizado ECOGAN, y en la Ley 16/2002 de prevención y control integrados de la contaminación (IPPC), que establece límites de emisión y requisitos de gestión para las explotaciones intensivas. Además, el Plan Nacional Integrado de Residuos (PNIR) y la Estrategia España Circular 2030 recogen objetivos y directrices para avanzar hacia una gestión más sostenible y circular de los residuos agrícolas y ganaderos.
¿Qué es la economía circular?
La economía circular plantea un cambio profundo en la manera en que producimos y gestionamos los recursos: frente al modelo lineal de “extraer, producir, usar y tirar”, propone mantener los productos, materiales y recursos en uso el mayor tiempo posible. Este enfoque, recogido en el Informe para el Cambio Estratégico en Economía Circular del MITERD y en la Estrategia España Circular 2030, busca transformar los sistemas de producción y consumo para que la economía opere dentro de los límites del planeta, minimizando la extracción de materias primas y eliminando los residuos desde la raíz del problema: el diseño.
Economía circular en el sector agroganadero
En el sector agroganadero, la economía circular adquiere especial relevancia, ya que la producción de este segmento genera un importante volumen de residuos que, en su mayoría, pueden ser aprovechados y valorizados en lugar de convertirse en un problema ambiental. Los sistemas circulares permiten extraer valor de estos subproductos mediante tecnologías de recuperación y transformación, como la producción de biofertilizantes o biometano, evitando así la sobreexplotación de recursos y la contaminación.
Soluciones con propósito
La magnitud del problema exige la creación de sistemas eficaces y sostenibles para la gestión de estos residuos, ya que su acumulación y dispersión descontrolada sigue generando impactos ambientales y sociales considerables. Muchas explotaciones carecen de infraestructuras adecuadas para el tratamiento y valorización de los desechos, lo que perpetúa la contaminación de suelos y aguas, y agrava la presión sobre las comunidades rurales.
En este contexto, la implantación de plantas de biogases se presenta como un ejemplo paradigmático de economía circular aplicada al sector agroganadero. El proceso productivo de los biogases apuesta por mantener los recursos en uso el mayor tiempo posible, transformando residuos orgánicos (purines, estiércol y restos vegetales) en energía renovable en forma de biometano, así como fertilizantes que vuelven al campo que cierren el ciclo de los recursos.
Una energía comprometida con el territorio
La circularidad del biometano integra a todos los agentes de la cadena de valor —agricultores, ganaderos, gestores de residuos, industria y administraciones locales— en un sistema colaborativo que impulsa el desarrollo sostenible y la cohesión territorial.
Este es uno de los factores que desde Biorig, la división de gases renovables de Solarig, más se tienen en cuenta para el correcto desarrollo de esta nueva infraestructura energética en España. El desarrollo de instalaciones de biometano evoluciona hacia modelos en los que la participación social y la aceptación local son el eje central desde el inicio del proyecto y Biorig aspira a liderar esa transformación. Más allá de la mera consulta, se promueve la implicación activa de asociaciones, colectivos y habitantes del entorno en todas las fases del desarrollo, desde la planificación hasta la operación diaria.
Además, la apuesta por la tecnología más avanzada es fundamental para asegurar que las instalaciones no generen molestias por olores, ruidos o impactos negativos en el entorno. Sistemas de biofiltración, cubiertas estancas, medidas de insonorización, controles periódicos y una gestión eficiente de los residuos garantizan una integración respetuosa en el entorno rural. Así, el biometano se consolida como una solución circular que, además, refuerza el tejido social y la cohesión territorial, demostrando que la transición ecológica solo es posible con la comunidad como protagonista.
Soluciones para celebrar el Día Internacional del Medio Ambiente
En el contexto del Día Mundial del Medioambiente, pensar en formas de energía alternativas es transformar la reflexión en acciones concretas, demostrando que es posible transformar los retos ambientales en desarrollo sostenible real para nuestras comunidades
Los biogases se plantean como una solución innovadora y circular que convierte el problema de la contaminación por mala gestión de residuos agrícolas y ganaderos en una oportunidad de cohesión local, responsabilidad compartida y beneficios directos para el territorio, impulsando la economía circular, la innovación y la prosperidad.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial del Medioambiente.