La red de farmacias comunitarias ha renovado su firme compromiso en la lucha frente a la violencia contra las mujeres, con la actualización de su protocolo de actuación.
En un acto simbólico celebrado en una farmacia madrileña, las ministras de Sanidad, Mónica García, y de Igualdad, Ana Redondo, han presentado junto a la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Carmen Martínez, y el presidente del Consejo General de Farmacéuticos, Jesús Aguilar, el nuevo Protocolo de Actuación de la Farmacia Comunitaria ante la Violencia de Género.
El documento, que actualiza el elaborado en 2021 por el Consejo General de Farmacéuticos junto a la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, aspira a ayudar al farmacéutico a identificar situaciones de riesgo y orientar profesionalmente a las víctimas que acuden a la farmacia y requieren de atención integral –física, psicológica, emocional y social– por parte de los recursos especializados.
Durante la presentación, Mónica García ha subrayado que con este protocolo, cada farmacia se convierte en una puerta abierta y segura: un punto de referencia accesible, con profesionales preparados para detectar y orientar a cualquier mujer que lo necesite. Y ha añadido que, gracias a la capilaridad de nuestras farmacias, damos un paso más en la construcción de esa red sólida, profesional y accesible que deben tener todas las mujeres, vivan donde vivan.
La ministra de Igualdad, Ana Redondo, ha señalado que ahora, las farmacias se incorporan a esta red tan necesaria de protección de las mujeres víctimas de las violencias machistas. De esta forma, la cruz verde de las farmacias es a partir de hoy una cruz violeta y eso significa que a pie de calle las mujeres víctimas de violencias machistas van a encontrar refugio, un entorno seguro. El 22% de las denuncias que se producen en España anualmente por violencia machistas son denuncias que se producen a través de los entornos. Porque las mujeres, muchas veces, por su situación y por miedo o incapacidad no pueden denunciar, pero los entornos sí. Por eso estamos insistiendo en la importancia de los entornos, sobre todo porque nos dirigimos a una época del año especialmente dramática, donde se produce el 30% de la violencia hacia las mujeres y de los asesinatos machistas.
En su intervención, Jesús Aguilar ha recordado que la farmacia es en muchas ocasiones la primera puerta a la que acuden las víctimas por ser un espacio seguro, sin cita previa, sin barreras y en el que las mujeres pueden ser escuchadas, acompañadas y aconsejadas de forma profesional sin miedo a ser juzgadas. Y ha destacado que el protocolo que hoy presentamos renovado refleja el inquebrantable compromiso de la profesión farmacéutica para combatir la lacra de la violencia contra las mujeres desde la sensibilización, la profesionalización y la empatía, porque escuchar también salva vidas.
Carmen Martínez ha hecho referencia también a esa cercanía y empatía de las farmacias como recurso seguro para las mujeres ante situaciones de riesgo. Las farmacias son espacios de proximidad y confianza, a los que muchas mujeres pueden acudir incluso cuando tienen dificultades para acceder a otros servicios o les da miedo. Por ello, contar con un protocolo actualizado es fundamental para que los y las farmacéuticas sepan cómo actuar, cómo detectar señales de violencia y cómo derivar a las víctimas a los servicios de atención integral y especializada.
La delegada ha subrayado, además, que esta actualización refuerza la idea de que la respuesta frente a la violencia de género es una tarea colectiva. Por ello, insiste en que desde la Delegación seguirán trabajando con el ámbito sanitario y con todos los sectores profesionales para garantizar que ninguna mujer que pida ayuda quede sin apoyo.
Sensibilizar, formar y colaborar
El nuevo protocolo proporciona las herramientas necesarias para detectar precozmente desde las farmacias las situaciones de violencia contra las mujeres vividas por las víctimas para su posterior derivación a los recursos especializados. Además, busca hacer visibles las situaciones de especial vulnerabilidad que dificultan en las mujeres el reconocimiento de la violencia y la toma de decisiones para terminar con las situaciones que las producen.
También aboga por sensibilizar y formar al farmacéutico, al menos una vez al año y de forma on line, sobre la gravedad de la violencia contra las mujeres como un problema de salud, y por transmitirles las consecuencias que tiene en su salud y en el desarrollo físico, psicológico y social de sus hijos.
La difícil tarea de la detección
En el protocolo se hace hincapié en que detectar un posible caso de violencia contra las mujeres es una tarea complicada que requiere cierta sensibilización y formación específicas, entre otros motivos, porque entran en juego factores sociales, como los mitos y estereotipos creados por la cultura, y psicológicos, como el temor a enfrentar los miedos y el dolor emocional. A esto hay que añadir los sentimientos de miedo y vergüenza que puede sentir la víctima, que le impiden actuar y salir de la situación en la que está inmersa, e incluso reconocerse como víctima de violencia contra las mujeres.
Las dificultades son todavía mayores en el caso de mujeres con discapacidades que dependen de su pareja incluso para su cuidado; mujeres migrantes en situación administrativa irregular y/o con barreras idiomáticas; mujeres que viven en el medio rural, donde el acceso a los recursos y a la protección pueden estar más limitados; mujeres embarazadas o que han parido recientemente; mujeres de edad avanzada; las que ejercen la prostitución, son drogodependientes o están en otra circunstancia que las coloque en situación de exclusión social, se detalla en el documento.
Para ayudar al farmacéutico comunitario en esta compleja labor de detección, el protocolo recoge una serie de casuísticas con las que se puede encontrar y pautas para saber cómo actuar en cada situación:
a) Mujeres con o sin menores a cargo que presentan indicadores de sospecha de estar sufriendo una situación de violencia por parte de su pareja o expareja y no quieren ser derivadas a recursos especializados. En esta situación, si una mujer no quiere acudir a un recurso de atención integral especializada, debe respetarse su decisión y en todo caso indicarle a la mujer que la farmacia está a su disposición para atenderla y facilitarle la información que requiera con el fin de ayudarla a tomar una decisión posterior cuando lo estime oportuno, recoge el protocolo.
b) Mujeres que actualmente están sufriendo violencia por parte de su pareja o expareja, conviven con el agresor y solicitan atención para ella y/o para sus hijos a consecuencia de la violencia sufrida.
c) Mujeres que han sufrido violencia por parte de su pareja o expareja en el pasado, con o sin medidas de protección y que manifiestan síntomas relacionados con la violencia sufrida y demandan atención especializada para ella y/o sus hijos.
d) Menores víctimas de violencia contra las mujeres por sus parejas o exparejas.
e) Terceras personas que informan de un caso de violencia contra las mujeres.
f) Mujeres víctimas de violencia sexual
Y añade que, en los casos a), b) y d), si la víctima se encuentra en situación de posible desprotección y manifiesta su negativa a denunciar, existe la posibilidad de activar el Protocolo Cero, que permite avisar de forma anónima a la Policía o Guardia Civil.
El protocolo está disponible para consulta en este enlace.
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