La Dirección General de Tráfico (DGT) prevé un récord de desplazamientos por carretera durante los meses de julio y agosto, que superarían los cien millones de movimientos de largo recorrido. Para las personas que sufren mareo cinético o cinetosis, esa sensación de inestabilidad acompañada de náuseas e incluso vómitos, y otros síntomas como sudores fríos y palidez, el viaje por carretera hacia su destino de vacaciones puede suponer un problema.
Por todo ello, los farmacéuticos recomiendan una serie de medidas que nos pueden ayudar a prevenir los temidos mareos. Así, si el viaje es corto, se debe intentar no comer nada antes del viaje, y si es largo, realizar una comida ligera. Es recomendable no leer durante el trayecto ni realizar alguna actividad que obligue a fijar la vista en un objeto en el interior del vehículo.
En caso de desplazamientos en coche, el conductor debe procurar tomar las curvas evitando continuos cambios en la velocidad; los acelerones y los frenazos bruscos favorecen el mareo. Por último, puede ser útil tratar de recostarse, manteniendo la cabeza fija y la mirada en un punto lejano.
Tratamientos farmacológicos
En el caso de personas más sensibles, existen actualmente 20 presentaciones de medicamentos indicados para tratar el mareo cinético, en distintas formas farmacéuticas para adaptarse a las necesidades de cada paciente: desde chicles hasta comprimidos y soluciones orales. En España contamos con dos principios activos para combatir este mareo: dimenhidrinato y meclozina.
El farmacéutico recuerda que estos medicamentos deben tomarse aproximadamente una o dos horas antes de realizar un viaje, permitiendo que el medicamento se absorba y comience a hacer efecto.
Las presentaciones en forma de chicle únicamente están indicadas en adultos y niños mayores de 6 años, para evitar el riesgo de ingestión accidental en niños pequeños. En niños menores de 6 y mayores de 2 años, únicamente se encuentra indicado el dimenhidrinato en solución oral, forma farmacéutica que permite optimizar la dosificación en función de la edad.
Además, hay que tener especial precaución si el paciente ya toma otros medicamentos, como aquellos que contienen principios activos con efectos anticolinérgicos, como es el caso de algunos empleados en el tratamiento del párkinson, o que cuentan con efectos sedantes, como las benzodiazepinas, empleadas como ansiolíticos, porque puede haber interacciones, especialmente en pacientes de edad avanzada, incrementando el riesgo de que se produzcan efectos adversos como boca seca, visión borrosa o alteración del estado mental, en el caso de los anticolinérgicos, o de que se produzcan caídas o excesiva somnolencia, en el caso de los sedantes.
Por otra parte, es muy importante recordar que estos medicamentos están contraindicados en niños menores de 2 años en el caso del dimenhidrinato y en niños menores de 6 años en el caso de la meclozina. Además, se debe informar al farmacéutico o al médico de cualquier otro problema de salud, para que el profesional sanitario valore la idoneidad del tratamiento. Por ejemplo, los pacientes que sufren asma o glaucoma deben evitar tomar estos medicamentos.
Medicamentos y conducción
En esta época del año, el Consejo General también subraya que cerca del 5 % de los accidentes en carretera en España están relacionados con la medicación. Y es que hasta 5.400 presentaciones comercializadas y dispensables en las farmacias comunitarias pueden generar efectos o interacciones que influyen sobre la capacidad de conducción.
Asimismo, en el ámbito hospitalario, cabe señalar que algunos de los tratamientos que reciben los pacientes también pueden afectar a la capacidad de conducción.
Entre los efectos que pueden producir algunos fármacos destacan la somnolencia, la reducción de los reflejos, sensación de relajación y aumento del tiempo de reacción. Igualmente, también pueden afectar a la percepción de las distancias y provocar alteraciones visuales o auditivas.
Los grupos de medicamentos con mayor efecto en la conducción son los siguientes:
- Hipnóticos: usados para tratar trastornos de sueño como el insomnio: por ejemplo, medicamentos con melatonina, doxilamina o zolpidem.
- Ansiolíticos: usados para tratar la ansiedad o incluso también en ciertos casos de insomnio: benzodiazepinas como bromazepam, lorazepam o diazepam.
- Antidepresivos: como amitriptilina o fluoxetina, entre otros.
- Fármacos usados en el tratamiento de gripe o catarros: como clorfenamina o dextrometorfano.
- Algunos analgésicos: usados para abordar el dolor, como los opioides.
- Fármacos antialérgicos o antihistamínicos: usados, por ejemplo, frente a las alergias primaverales, como ketotifeno o dexclorfeniramina.
- Antiepilépticos: como valproato o carbamazepina, entre otros.
- Fármacos usados para tratar el párkinson: como levodopa o apomorfina.
- Fármacos frente a trastornos psicóticos (por ejemplo, el trastorno bipolar o la esquizofrenia): como olanzapina o quetiapina.
Ahora bien, el farmacéutico insiste en que los medicamentos no siempre producen un efecto negativo en la conducción. Así, existen fármacos que nos permiten controlar una enfermedad o condición que afecta a la capacidad de conducción, y en cuya administración seguir siempre la pauta indicada será especialmente importante. Por ejemplo, los fármacos antiepilépticos facilitan el manejo de la enfermedad, aunque si no está controlada y el paciente ha tenido alguna crisis epiléptica durante el último año, no podría conducir.
Por ello, ante cualquier duda, el paciente puede preguntar a su farmacéutico. Además, para minimizar los riesgos, el farmacéutico aconseja evitar conducir al iniciar un tratamiento, tener especial precaución con la administración conjunta de varios medicamentos y, por supuesto, no consumir alcohol.
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