Eva Cabrera, CEO y CdR de MSCoop, descubrió la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) desde la vivencia personal, tras una baja médica que la llevó a iniciar un voluntariado corporativo. “Era la gerente de la empresa y los viernes por las mañanas los dedicaba a una ONG del barrio. Así comencé a ver cómo podía ayudar a proyectos sociales desde el conocimiento que tenía en el ámbito empresarial”, recuerda.
Desde entonces, ha impulsado talleres de RSE para pymes y acompañado a pequeñas organizaciones en el camino hacia una Sostenibilidad real. “En 2011, la RSE no era un concepto conocido entre las empresas como algo que fuera a aportar algo bueno o a sumar a su empresa”, afirma.
Con motivo del 20º aniversario de Corresponsables, Eva Cabrera destaca también la importancia de contar con medios especializados que visibilicen las buenas prácticas en RSE, especialmente en pymes y proyectos de autoempleo. “Necesitamos seguir mostrando ejemplos reales y cercanos que inspiren a otras empresas a integrar la Sostenibilidad en su día a día. Medios como Corresponsables han sido y siguen siendo clave para que este mensaje llegue a más personas y organizaciones”, concluye.
¿Alguna anécdota o experiencia que recuerdes con especial cariño de aquellos primeros pasos?
Lo más anecdótico fue la cara de sorpresa de todas las personas de la empresa cuando comuniqué mi decisión: «Los viernes trabajo, pero no aquí, lo haré en la oficina de una ONG del barrio. Aunque puede que me necesiten cargando material a un coche, montando un evento o pegando pegatinas a unos dorsales…».
También recuerdo con cariño que, en 2013, durante mi voluntariado, organizamos el primer taller de RSE para pymes. Fue la primera píldora formativa de AJE Sevilla. Así comenzó mi camino de conexión entre el propósito social y el tejido empresarial.
En 2011, la RSE no era un concepto conocido entre las empresas, ni se percibía como algo que pudiera aportar valor
Desde tu perspectiva, ¿cómo ha cambiado el enfoque de las empresas hacia la RSE en estos últimos años?
En 2011, la RSE no era un concepto conocido entre las empresas, ni se percibía como algo que pudiera aportar valor. Y si hablamos de pymes o microempresas, todavía menos. De ahí surgió la necesidad de organizar talleres informativos. Hoy seguimos haciendo esa labor educativa, aunque desde un enfoque más amable y cercano.
¿Cómo conociste a Corresponsables y qué valor crees que aporta al ecosistema de la Sostenibilidad?
Creo que fue en un congreso de la Asociación Española de Fundraising en Madrid, probablemente en 2013. Desde entonces, comencé a seguir el medio y a asistir a sus actividades cada año.
Me parece esencial contar con un medio de comunicación especializado como Corresponsables, sobre todo porque da visibilidad a casos prácticos de pymes que han integrado la RSE en su actividad. Todavía se necesita mostrar más ejemplos reales si queremos que la RSE se extienda entre el tejido mayoritario de nuestro país, formado por pymes y autónomos.
¿Qué avances destacarías en la forma en que se comunica y se aplica la RSE hoy respecto a tus inicios?
La comunicación ha mejorado muchísimo. Ahora se transmite mejor lo que se hace en materia de RSE y, además, ha habido un gran desarrollo en la creatividad de las acciones. Muchas empresas han sabido conectar con su entorno de manera más original y efectiva.
Las políticas europeas han sido determinantes, incluso de forma obligatoria, para que las empresas no puedan mirar hacia otro lado
¿Qué factores crees que han sido determinantes para impulsar estos cambios?
Destacaría el aumento de la conciencia social y ambiental. Las políticas europeas han sido determinantes, incluso de forma obligatoria, para que las empresas no puedan mirar hacia otro lado. Gracias a ello, incluso aquellas que antes no estaban implicadas se han convertido en impulsoras y ejemplos a seguir.
A lo largo de tu trayectoria, ¿qué aprendizajes te ha dejado trabajar en RSE con pymes?
Lo principal es que una RSE de calidad debe impulsarse desde la gerencia. Debe formar parte del ADN de la empresa, no ser simplemente un parche para cumplir con la normativa. Cuando se cree en ello de verdad, la RSE transforma.
¿Qué te sorprendió en tus primeros talleres con pequeñas empresas?
En los primeros talleres de RSE para pymes nos encontrábamos con que muchas empresas y microempresas ya estaban realizando acciones responsables, aunque no lo sabían. Cuidaban de su personal, promovían la conciliación, protegían su entorno o hacían acciones solidarias de forma espontánea. No lo identificaban como RSE, ni lo comunicaban ni lo incluían en sus memorias. Esa toma de conciencia fue uno de los momentos más bonitos.
Para mí, establecer una línea de producto o de trabajo que esté alineada con algún ODS de la Agenda 2030 ya es un éxito
¿Qué personas, entidades o experiencias te han servido de inspiración?
Sería difícil nombrar solo a algunos. He bebido de muchas personas, entidades y experiencias. Mi escuela fue la ONG Crecer con Futuro y también la empresa familiar Autocares Rosmat. La Asociación Española de Fundraising ha sido un espejo para adaptar lo útil de grandes empresas y ONGs a la realidad de las pequeñas.
¿Puedes compartir un caso que consideres representativo de una buena práctica en RSE?
Para mí, establecer una línea de producto o de trabajo que esté alineada con algún ODS de la Agenda 2030 ya es un éxito en sí mismo. Es una forma concreta, viable y transformadora de integrar la RSE en empresas de cualquier tamaño.
Desde tu experiencia, ¿cuál debería ser el papel de la RSE en el futuro empresarial?
Creo que la RSE seguirá evolucionando, pero debe consolidarse como una herramienta estratégica real. Los retos están en que muchas empresas todavía la ven como algo adicional o voluntario, y no como parte de su razón de ser. La oportunidad está en demostrar que ser responsable no solo es lo correcto, sino también lo rentable y sostenible en el tiempo.
¿Qué papel les corresponde a las nuevas generaciones en este proceso de transformación?
Las nuevas generaciones deben seguir priorizando a las empresas responsables, pero también ser más críticas con aquellas que usan la RSE solo como estrategia de marketing. Deben exigir autenticidad y compromiso real, y aportar nuevas ideas y enfoques para afrontar los desafíos que tenemos por delante.
Las nuevas generaciones deben seguir priorizando a las empresas responsables, pero también ser más críticas
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