ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, lanzó el Fondo de Protección Ambiental para Personas Refugiadas (REP, por sus siglas en inglés), la primera iniciativa mundial de financiación de carbono impulsada por refugiados a gran escala. El Fondo apoyará la reforestación, cocinas sostenibles y empleos verdes que vinculen la recuperación ambiental con medios de vida sostenibles y que generen resultados en materia de protección.
“El Fondo REP nos permite invertir en el medioambiente, crear condiciones más seguras y dar a las comunidades una participación real en la protección de la tierra de la que dependen”, declaró Siddhartha Sinha, Responsable de Financiación Innovadora en ACNUR. “Los refugiados suelen vivir en primera línea frente al clima extremo, haciendo frente a inundaciones, sequías y la pérdida de recursos naturales vitales”.
Buscando generar condiciones más seguras
Los primeros proyectos del Fondo, que se lanzan en Uganda y Ruanda, marcan el primer paso hacia el objetivo a 10 años de restaurar más de 100.000 hectáreas de tierra y ampliar el acceso a energía limpia para un millón de personas.
En Uganda, el país africano que acoge el mayor número de refugiados, el Fondo REP planea restaurar unas 6.000 hectáreas de tierras degradadas en los asentamientos de refugiados de Bidibidi y Kyangwali, involucrando cooperativas locales en la producción de plántulas y la gestión forestal, e introduciendo soluciones energéticas domésticas más limpias para reducir la dependencia de la leña. Se espera que estos esfuerzos reduzcan más de 200.000 toneladas de CO₂ al año, refuercen los sistemas alimentarios y de agua, y creen miles de empleos verdes para refugiados y miembros de la comunidad anfitriona.
En el campamento de refugiados de Kigeme, en Ruanda, ubicado en el Rift Albertino – uno de los principales puntos de biodiversidad de África – el programa rehabilitará entre 600 y 800 hectáreas de laderas degradadas y zonas de amortiguamiento, introducirá soluciones de cocina sostenibles y seguras para más de 15.000 personas, y creará empleos verdes a largo plazo en viveros, conservación de suelos y servicios energéticos domésticos.
Las ganancias ambientales y sociales se supervisarán y verificarán, se hará seguimiento de las reducciones de carbono y resultados en biodiversidad, suelo, agua y medios de vida. Los ingresos por la venta de créditos de carbono se reinvertirán de manera transparente en proyectos impulsados por la comunidad, garantizando que refugiados y comunidades anfitrionas compartan tanto los beneficios ambientales como económicos, y que el impacto del Fondo siga creciendo con el tiempo.
Refugiados y comunidades anfitrionas liderarán la implementación, accediendo a formación y empleo en plantación de árboles, gestión de viveros y producción de estufas limpias. Estos proyectos reducirán el humo en los hogares, ahorrarán tiempo y restaurarán sistemas de suelo y agua, al tiempo que se construyen economías verdes a nivel local y reducen riesgos de protección vinculados a la recolección de leña y la degradación ambiental.
Además, el Fondo ya explora oportunidades para ampliar este trabajo en Brasil (Roraima) y Bangladesh (Cox’s Bazar). En el extremo norte de Brasil, el Fondo implementa un proyecto en la Tierra Indígena São Marcos, un área de 650.000 hectáreas de sabana y bosque amazónico. Hogar de 21.000 indígenas y refugiados indígenas venezolanos, la zona está perdiendo árboles y capa superficial del suelo rápidamente.
Sin acción, los ecosistemas frágiles y los medios de vida podrían colapsar. El proyecto restaurará tierras para proteger tanto la naturaleza como la vida comunitaria en la Amazonía. “Al integrar comunidades desplazadas por la fuerza en mercados de financiación verificada, el Fondo REP demuestra que los entornos humanitarios no son solo beneficiarios de financiación, sino participantes activos en soluciones globales”, dijo Pilar Pedrinelli, Líder del Fondo REP en ACNUR.
En las zonas que acogen refugiados, se talan casi 25 millones de árboles cada año para combustible de cocina. Esta deforestación debilita el suelo, agrava inundaciones y sequías y hace menos productiva la agricultura. Mujeres y niños también caminan más lejos para recolectar leña, a menudo con riesgos personales. El Fondo REP busca revertir esta tendencia restaurando bosques, ampliando energía más limpia y utilizando financiación de carbono para apoyar a familias que trabajan para reconstruir la tierra de la que dependen.
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