En los primeros años de vida, cada gesto, palabra y hábito aprendido deja una huella que puede perdurar toda la vida. La infancia es una etapa clave, en la que se construyen rutinas, valores y costumbres que marcarán el desarrollo físico, emocional y social del niño o niña. Por eso, educar en salud bucodental desde edades tempranas no es solo una cuestión médica, sino un acto de responsabilidad, autocuidado y prevención que sienta las bases para una vida más saludable.
Según los últimos datos disponibles, aproximadamente uno de cada tres niños/as de entre cinco y seis años ha tenido caries en dientes temporales. Una cifra que pone en evidencia la necesidad de aplicar medidas preventivas —higiénicas y dietéticas— desde las primeras etapas de la vida. Sin embargo, no basta con proporcionar información; es fundamental saber cómo transmitirla, comunicando desde la empatía, conectando con el mundo infantil y utilizando un lenguaje que motive el cuidado. Porque las dolencias mal tratadas, los hábitos inadecuados o los miedos no abordados pueden tener consecuencias físicas, emocionales y sociales en el futuro.
Educándoles a tiempo, cuando aún son pequeños/as, les estamos ayudando a que siempre vean el cuidado bucodental como una prioridad. En ese sentido, Moonz, la marca especializada en ortodoncia para la familia y odontopediatría perteneciente a DONTE GROUP, apuesta por una odontología que sitúa la infancia en el centro; que entiende que cuidar la salud oral de los pequeños/as es sentar las bases de una salud integral a lo largo de toda la vida. Como señala el Dr. Javier Girón de Velasco, Director General de Moonz, “aunque solemos hablar de salud bucodental en referencia a los dientes, es fundamental cuidar la boca incluso antes de que estos aparezcan. En los bebés, por ejemplo, mantener una buena higiene bucal es clave para garantizar el desarrollo saludable de sus futuros dientes de leche”.
La higiene oral no puede comenzar con la aparición del primer dolor. Enseñar a los niños a cuidar su boca con juegos, ejemplos y conversaciones adaptadas a su edad, no solo previene enfermedades, también promueve la autonomía y el compromiso con su propia salud. “Más allá del tratamiento, es fundamental construir un vínculo entre el odontopediatra y el niño/a. Cuando el profesional se convierte en un referente emocional es más fácil que el pequeño/a colabore, se sienta seguro/a y entienda que él o ella también es responsable de su salud bucal”, explica el Dr. Girón de Velasco.
En este proceso, la figura del odontopediatra adquiere un papel esencial. Al igual que confiamos en pediatras para tratar las afecciones propias de la infancia, es clave acudir a profesionales formados específicamente para tratar a los más pequeños/as en el ámbito dental. Sus dientes, ya sean de leche o permanentes, requieren de un enfoque específico que tenga en cuenta tanto las etapas de desarrollo como la sensibilidad emocional del paciente pediátrico. Por ejemplo, mientras que en un adulto una infección puede tratarse mediante una endodoncia, en un menor se recurre habitualmente a una pulpotomía. Esta técnica permite eliminar solo la parte dañada de la pulpa, conservando las raíces intactas. No se trata solo de procedimientos adaptados, sino también de una forma diferente de acompañar, cuidar y comunicar.
Otro aspecto a tener en cuenta en el caso de los niños/as es el miedo al dentista, que suele representar una barrera real para varios pacientes. Cuando existe, las visitas se alargan, la ansiedad se dispara y la efectividad del tratamiento se ve comprometida. Por este motivo, la empatía, la paciencia y la capacidad de conectar emocionalmente son tan importantes como la técnica clínica. En este sentido, Moonz trabaja para que ir al dentista no sea una experiencia traumática, sino un momento positivo e incluso divertido.
Las clínicas están diseñadas para que los pequeños/as se sientan protagonistas. A través del juego, la interacción y una comunicación adecuada, Moonz fomenta el aprendizaje y el desarrollo personal mientras los profesionales trabajan en la mejora de su salud bucodental. Los profesionales de Moonz tienen una vocación clara: acompañar a sus pacientes con excelencia técnica, sensibilidad emocional y creatividad educativa.
Su enfoque va más allá de la consulta, trabajan para que los niños/as salgan con conocimientos prácticos, con ganas de cuidar su boca y con una sonrisa saludable. Y para ello, las palabras son las mejores aliadas. Los profesionales de Moonz utilizan un lenguaje positivo, evitando dramatismos, explicando las razones de cada paso y escuchando con atención. De esta manera, logran una relación entre el odontopediatra y el niño o niña basada en la confianza. En ese sentido, el Dr. Girón de Velasco ha añadido que “educar en salud bucodental no es solo enseñar a cepillarse los dientes, es ayudarles a comprender que su cuerpo merece cuidado, respeto y atención. Es darles herramientas para construir una relación positiva con la prevención y la salud”.