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Con motivo del 20º aniversario de Corresponsables, entrevistamos a Isabel Roser, quien recientemente asumió el cargo de Coordinadora de Desarrollo Corporativo Local en el Pacto Mundial de Naciones Unidas España. Premiada con el DIRSE 2024 a la “Trayectoria más destacada”, Isabel es economista, consejera, docente y una de las voces más influyentes en la sostenibilidad empresarial en Iberoamérica.
Desde sus inicios en 1997, ha sido una firme defensora de que “la sostenibilidad no es una opción, es una cuestión material y regulada”. Ha liderado iniciativas pioneras como la guía para pymes del Observatorio de RSC en 2004, cuando conoció a Marcos González (“desde entonces he seguido con admiración su trayectoria”) y la creación de DIRSE, y ha sido un puente entre España y América Latina en la construcción de alianzas multiactor. Como ella misma afirma, “sin consenso, de la diversidad de opiniones, no se avanza”.
En esta entrevista, Isabel Roser comparte su visión sobre la evolución de la sostenibilidad empresarial, los aprendizajes acumulados a lo largo de su recorrido profesional y los desafíos que enfrenta el liderazgo sostenible en un mundo en profunda transformación. En su opinión, “Corresponsables ha desempeñado un papel fundamental al visibilizar casos ejemplares que han servido de inspiración para muchas organizaciones. Su constancia ha sido determinante para consolidar el avance de la Sostenibilidad en el ámbito empresarial”.
¿Cómo llegaste Isabel a la Responsabilidad Social?
Mi primer contacto serio con estos temas fue durante mi estancia Erasmus, en los años 1996-1997, cuando descubrí el campo de la economía sostenible y la gestión de los recursos naturales. En 1998 empecé a colaborar con la Fundación ECODES, y en 2003 me integré en Economistas Sin Fronteras. A partir de ahí, pasé a formar parte del grupo fundador del Observatorio de RSC, impulsado por Marta de la Cuesta y Orencio Vázquez.
Recuerdo que alguien me dijo en tono irónico: “¿Economistas sin Fronteras? Eso suena a Pijos sin Fronteras”. Curiosamente, más de 30 años después, sigo tratando de “empujar” a tomar consciencia de que pongan límites y que ello sea además palanca de Competitividad e Innovación… juntar las directrices de la Brújula Europea, las fundamentales de NU (Pacto Mundial y ODS) y Kate Raworth con su enfoque de la Economía del Donut.
Muy bueno… ¿Y cómo eran los primeros que conociste relacionados con la RSE? ¿Qué anécdotas nos puedes compartir tanto de los empresarios y directivos detractores de la RSE que hubo muchos al inicio como sabes como de sus defensores e impulsores?
Me acuerdo mucho de que todos los actores públicos, privados, sociedad civil, sindicatos, academia… teníamos voz, opinión y se nos escuchaba con calma. También del tiempo y energías que perdimos en la regulación, eso era como una palabra que hacía saltar, literalmente incluso, como un resorte a determinados actores. Pero a la vez siempre había luces de esperanza de empresas que sí querían tener marcos regulados, que les permitieran armonizar y salir de la arbitrariedad… y mira ahora esto es un tema superado.
“La mejor solución es la que se aplica y genera avances y cambios”
Regular, fijar y armonizar marcos universales, es clave en la “época de cambios, para un cambio de época” que nos ha tocado vivir, ya que la gran transformación de fondo es la cultural, y para ello hay que adaptar a los tiempos “las normas del juego”, de integrar los límites naturales, de derechos humanos y ordenar fines y medios para hacer la transición a esa transformación para afrontar los riesgos globales y locales, y potenciar también las oportunidades de este momentum.
¿Cuál fue el primer proyecto o iniciativa de RSE en el que participaste?
Mi primera experiencia significativa fue en el Observatorio de RSC, analizando el comportamiento empresarial. Poco después, en 2004, me trasladé a la Diputación Foral de Bizkaia, donde impulsamos uno de los primeros sistemas públicos de promoción de la RSC en pymes: Xertatu ADI. En paralelo, redacté la que llamamos con cariño la “guía mítica” de RSC en pymes, también para el Observatorio.
“Sin consenso, de la diversidad de opiniones, no se avanza”
¿Por qué mítica? ¿A qué conclusiones llegasteis en aquella guía pionera? ¿Cómo estaban las pymes en materia de RSE en aquellos momentos y cómo consideras que han evolucionado?
Mítica porque fue muy pionera, no sé si la primera, pero la segunda o la tercera. En aquella guía establecimos pautas para que la RSE también llegara a las Pymes, hice un levantamiento de casos “buscando por todos los rincones” de España y Europa, para visibilizar que era posible la RSE en las Pymes. Yo te diría que ocurre un poco lo mismo que hace más de 20 años: las pymes, sus dueños, quieren ser agentes de cambio, y lo hacen desde lo cotidiano, y no lo tienen puesto en orden y valor, ni lo comunican.
¿Cómo era el panorama de la RSE cuando comenzaste en comparación con el actual?
En aquel entonces, existía una fuerte polarización entre actores, aunque paradójicamente también más espacios de diálogo y consenso. Los debates eran intensos, incluso acalorados, pero constructivos. Había un verdadero intercambio de ideas, y aprendíamos mucho unos de otros, incluso cuando las posturas estaban muy enfrentadas.
“Una alianza no es hacerse una bonita foto, es hacer un proyecto”
¿Recuerdas alguna vivencia en especial, alguna anécdota de aquella fuerte polarización entre actores?
Pues lo mucho que aprendíamos los unos de los otros, o al menos yo lo vivía así, y de los lazos de respeto y cariño que establecimos desde entonces. Aprendimos a que sin consenso, de la diversidad de opiniones, no se avanza… y eso lo añoro, esos debates, a veces muy encontrados, pero que hacíamos el esfuerzo, las renuncias, en pro del bien común y avanzar.
¿Cuáles fueron los principales obstáculos que encontraste al empezar en este ámbito?
Uno de los mayores debates y pérdida de tiempo giró en torno a la disyuntiva entre voluntariedad y obligatoriedad, como he dicho antes. Afortunadamente, la Unión Europea ejerció cierto liderazgo al introducir la idea de “no arbitrariedad”, que permitió desbloquear cuestiones clave como el buen gobierno y la transparencia, cuya falta se hizo evidente tras la crisis de 2008.
Durante años, la función de Sostenibilidad fue relegada, vista como poco prioritaria. A menudo, quienes lideraban la RSC eran el último punto del orden del día… al que nunca se llegaba. Además, la reducción de la RSC a mera acción social también generó confusión, y todavía hoy encontramos casos en los que esa visión persiste.
“Regular, fijar y armonizar marcos universales es clave en la época de cambios para un cambio de época”
¿Cuándo conociste a Corresponsables?
Conocí a Marcos González en 2004 mientras trabajaba en varias guías, una para el Observatorio y otra para el Govern Balear. Contacté con él como parte de un mapeo de personas y organizaciones clave en RSC y desde entonces he seguido con admiración su trayectoria.
Corresponsables ha desempeñado un papel fundamental al identificar y conectar a los agentes clave del ecosistema de la RSC, así como al visibilizar casos ejemplares que han servido de inspiración para muchas organizaciones. Su constancia ha sido determinante para consolidar el avance de la Sostenibilidad en el ámbito empresarial.
“Corresponsables ha desempeñado un papel fundamental al visibilizar casos ejemplares”
¿Qué lecciones has aprendido a lo largo de tu trayectoria en el ámbito de la RSE?
La importancia de escuchar activamente a todos los actores, tanto internos como externos. Para avanzar, es esencial generar alianzas, consensos y complicidades, especialmente con quienes no comparten nuestra visión ética o moral. La transformación sostenible solo será posible si logramos construir utilidad compartida y compromiso colectivo.
¿Cuáles son las claves, en tu opinión, para generar alianzas incluso con los que no opinan como tú? Algo que quizá cobra ahora más importancia con Trump y toda la corriente negacionista a la sostenibilidad, ¿no te parece?
Pues la clave, y aunque cueste, es aceptar que tú no tienes la única verdad de las soluciones, que la mejor solución es la que se aplica y genera avances y cambios.
Y a las alianzas hay que meterle método y profesionalización — profesionales para la gestación y seguimiento.
“Durante años, la función de Sostenibilidad fue relegada, vista como poco prioritaria”
Una alianza no es hacerse una bonita foto, es hacer un proyecto, un calendario de trabajo, ajustes, aprender constantemente y no perder el foco de que lo importante es conseguir el cambio a mejor.
¿Cómo ha evolucionado tu propia trayectoria profesional en este campo durante estos 20 años?
He volcado mi compromiso, pasión y dedicación en demostrar que la sostenibilidad y la ética son pilares de competitividad y liderazgo. Uno de los momentos más significativos para mí fue participar en la creación de DIRSE, una idea que germinó en los talleres de la Fundación Carolina.
Me siento especialmente orgullosa de haber promovido el diálogo iberoamericano multiactor, conectando visiones, personas y territorios con un enfoque transformador.
Y ahora estoy feliz de que después de 12 años “fuera de la institucionalidad” vuelvo a ella, con mi nueva etapa desde marzo 2025 en el Pacto Mundial de la ONU España.
Desde la institucionalidad me gusta ver el escalado de transformación, de transferencia de conocimientos, ya que uno a uno somos individuos-empresas, pero juntos somos un movimiento.
Y, ahora en los tiempos de “agitación” de Trump que vivimos, debemos aferrarnos a las certezas universales, y la agenda de Derechos Fundamentales y Sostenibles, de las NU, son nuestra señal de orientación, entre tanto ruido.
Ahí nunca nos equivocamos como apuesta de marco para el liderazgo sostenible y la gestión responsable.
¿Qué hitos destacarías como los más importantes en la evolución de la RSE y la sostenibilidad? ¿Qué factores han impulsado esos cambios?
Los libros blancos de la Unión Europea y del Gobierno de España, las subcomisiones parlamentarias, el CERSE, la legislación sobre buen gobierno y transparencia, los Objetivos de Desarrollo Sostenible… y, por supuesto, el Pacto Verde Europeo impulsado por la Comisión Von der Leyen, que ha tenido que evolucionar, a la Brújula de la Competitividad, pero donde la Sostenibilidad sigue siendo un medio para el modelo de desarrollo europeo.
“Desde la institucionalidad me gusta ver el escalado de transformación, de transferencia de conocimientos”
Y es que hoy la Sostenibilidad empresarial ya no es una opción. Es una cuestión material, regulada y medio de competitividad.
Una empresa no puede aspirar a ser considerada excelente si no integra una hoja de ruta sostenible que articule competitividad, liderazgo e innovación con responsabilidad.
¿Cuáles han sido tus principales referentes o influencias en este camino?
Marta de la Cuesta, Ramón Jáuregui, Adela Cortina, Ana María Llopis, Pedro Ortún, Orencio Vázquez, Juan José Almagro, Alberto Andreu, Jordi Jaumà, Víctor Viñuales, Ramón Pueyo, José Luis Blasco, Sandra Benbeniste, Jordi Juanós, John Elkinton, Antoni Vives, Reinalina Chavarri, John Ruggie, María Prandi y María Rodríguez, Ursula Von der Leyen entre otros muchos.
¿Qué consejo le darías a las nuevas generaciones de profesionales interesados en la RSE?
Que se formen con profundidad, desde el pensamiento crítico hacia la acción. Que no limiten la RSC al cumplimiento normativo. Esto va de cambio cultural, de una nueva forma de ver el mundo. Si no entendemos eso, difícilmente conseguiremos alianzas internas ni externas para escalar y acelerar los cambios.
También les diría que valoren el capital acumulado de experiencias, personas e ideas que ya tenemos. Debemos sentirnos orgullosos, colaborar más entre nosotros y proyectar nuestra experiencia en Europa como un país avanzado en estos temas. Podemos y debemos convertir la Sostenibilidad en un eje de innovación, liderazgo y resiliencia, más allá de sectores como el turismo.
“La transformación sostenible solo será posible si logramos construir utilidad compartida y compromiso colectivo”
Necesitamos más ambición, más autoestima, un “vanity fair con fundamento” que nos permita liderar la transformación sostenible.
¿Cuál consideras que ha sido tu mayor contribución al campo de la RSE?
Mi etapa en la Fundación Carolina, por el impulso del enfoque iberoamericano multiactor. Haber cofundado DIRSE. Impulsar las primeras guías de RSC para pymes.
Y, sobre todo, haber comprendido a las empresas desde dentro, acompañarlas con generosidad y convicción en su camino hacia un liderazgo sostenible, compartiendo mi experiencia desde la base y transmitiéndola con pasión como docente, asesora y ponente.
¿Harías algo diferente si tuvieras la oportunidad de comenzar de nuevo?
Sí. Me habría encantado desarrollar mi carrera dentro de la Unión Europea, trabajando en estos temas a nivel institucional, impulsando las nuevas reglas del juego europeo.
¿Cómo te gustaría que se te recordara en el ámbito de la RSE?
Como una persona comprometida, generosa, entusiasta e inspiradora.
Accede a más información responsable en nuestra biblioteca digital de publicaciones Corresponsables y en la Ficha Corporativa del Pacto Mundial de la ONU España en el Anuario Corresponsables 2025.