Giovanna Tejada es Trabajadora Social en la Asociación Española de Paraparesia Espástica Familiar (AEPEF), una entidad que lleva años luchando por mejorar la calidad de vida de las personas afectadas por esta enfermedad rara. Desde su experiencia directa en el Tercer Sector, Giovanna defiende con convicción que “la Responsabilidad Social no es un concepto técnico, es una actitud de compromiso real con las personas”. Su testimonio nos recuerda que, más allá de las estrategias corporativas, la RSE encuentra su verdadera razón de ser en quienes la viven desde la acción cotidiana.
Consciente de las dificultades que enfrentan las organizaciones sociales, especialmente las más pequeñas, Giovanna no oculta los retos: “Hemos tocado muchas puertas. Y aunque no todas se abren, cada vez que una lo hace, sabemos que estamos avanzando”. A lo largo de su trayectoria ha constatado que “cuando una empresa se involucra de verdad, el cambio es tangible y duradero”. En ese sentido, valora profundamente las alianzas que han marcado un antes y un después, como las que AEPEF estableció con compañías como Microsoft o IBM, que permitieron dotar de herramientas tecnológicas a una entidad con recursos limitados.
Con motivo del 20º Aniversario de Corresponsables, Giovanna subraya el papel esencial de la comunicación en este camino compartido: “La información responsable y de calidad es la luz de cada día. Nos orienta, nos conecta y nos permite llegar más lejos”. Para AEPEF, medios como Corresponsables han contribuido a sensibilizar a la sociedad y a tender puentes entre el tejido empresarial y las entidades sociales. “Gracias a la visibilidad que aportan, muchos profesionales, médicos e investigadores han decidido implicarse. Y eso es lo que cambia las cosas”.
Giovanna, ¿cómo describirías la filosofía de trabajo que impulsa a una organización como AEPEF en su compromiso con la sociedad?
En AEPEF llevamos años trabajando con una visión muy clara: mejorar la calidad de vida de las personas afectadas por una enfermedad rara como la paraparesia espástica familiar, ofreciendo servicios y apoyo con el menor coste posible. Como entidad sin fines de lucro, nuestra responsabilidad hacia la sociedad siempre ha estado presente, y buscamos que nuestra labor llegue no solo a quienes atendemos directamente, sino también a la conciencia de todos los que puedan sumar esfuerzos en este trabajo conjunto.
Entendemos la Responsabilidad Social no como un término técnico, sino como una actitud que implica poner a las personas en el centro, sensibilizar y tejer alianzas
El compromiso social forma parte del ADN de AEPEF. Entendemos la Responsabilidad Social no como un término técnico, sino como una actitud que implica poner a las personas en el centro, sensibilizar y tejer alianzas para llegar más lejos. Trabajamos para abrir caminos allí donde no los hay, sabiendo que cada paso cuenta cuando se trata de una enfermedad poco conocida.
¿Podrías compartir alguna vivencia que refleje los retos y satisfacciones de esta labor?
Es un trabajo arduo y constante, que no siempre recibe el respaldo que quisiéramos. Muchas veces nos hemos sentido solas llamando a puertas que tardaban en abrirse. Pero también hemos vivido momentos muy gratificantes: ver cómo, gracias a la difusión de nuestro trabajo, llegamos al corazón de médicos, investigadores y profesionales que deciden implicarse de verdad.
Cada colaboración cuenta. Cada nueva conexión nos recuerda que no estamos solas y que, con perseverancia, es posible sumar aliados en una causa tan importante como esta. Las vivencias que compartimos desde la asociación están llenas de desafíos, pero también de pequeños logros que nos empujan a seguir adelante.
Desde tu experiencia en el Tercer Sector, ¿cómo percibes la evolución de la Responsabilidad Social a lo largo de los años?
Desde nuestra perspectiva en AEPEF, sentimos que la Responsabilidad Social siempre ha estado ahí, aunque no siempre con la visibilidad o reconocimiento que tiene hoy. En las últimas cuatro décadas, el término se ha ido consolidando y expandiendo a nivel global, generando una mayor conciencia social en torno a su significado. Esta evolución ha ayudado a sensibilizar tanto a la población como al tejido empresarial, lo que ha permitido abrir espacios de colaboración más sólidos.
Hoy se nota una mayor receptividad y entendimiento de lo que implica realmente la RSE. Las empresas son más conscientes de su papel, y eso se traduce en un entorno más favorable para entidades como la nuestra. Aun así, queda camino por recorrer para que esta conciencia se traduzca en acciones continuadas y sostenibles en el tiempo.
¿Y qué papel crees que ha tenido un medio como Corresponsables en este proceso de sensibilización y visibilización?
La labor de medios como Corresponsables es clave. La información rigurosa, responsable y de calidad es como la luz de cada día: nos permite ver con claridad, orientar nuestro trabajo y llegar más lejos. En nuestro caso, la comunicación ha sido una herramienta fundamental para conectar con personas y profesionales que, de otro modo, quizá no se habrían implicado.
Hoy en día, hay una mayor conciencia sobre el valor que aportamos desde el Tercer Sector
¿Qué cambios significativos has observado en la relación entre empresas y entidades del Tercer Sector desde que comenzaste?
Uno de los cambios más evidentes ha sido la forma en que empresas y personas comprenden la importancia de apoyar a entidades sin fines de lucro. Hoy en día, hay una mayor conciencia sobre el valor que aportamos desde el Tercer Sector, y ese reconocimiento se traduce en colaboraciones más visibles y estructuradas. Aunque todavía encontramos barreras y resistencias, el apoyo recibido por parte de diferentes actores sociales ha crecido con los años, y eso nos anima a seguir adelante.
Este cambio de mentalidad se refleja no solo en el respaldo económico, sino también en la voluntad de construir relaciones a largo plazo. Las alianzas ya no se limitan a un simple donativo, sino que buscan generar un impacto real y medible en las personas que atendemos.
¿Y cuáles consideras que han sido los grandes hitos o transformaciones que han impulsado esta evolución en la RSE?
Desde nuestro punto de vista, uno de los hitos principales ha sido el paso de una ayuda filantrópica o individual a un modelo más elaborado, enmarcado en marcos legales que permiten un seguimiento y una regulación clara de las colaboraciones. Esta profesionalización ha permitido evitar excesos y mejorar la transparencia entre las partes.
Además, este cambio no ha surgido de la nada: ha sido impulsado por la evolución natural de las instituciones, pero también de las personas. Tanto empresas como ciudadanía han tenido que adaptarse a los nuevos tiempos y asumir una mayor responsabilidad con el entorno. Eso ha permitido avanzar hacia una RSE más sólida, justa y útil para todos los implicados.
Giovanna, a lo largo de tu trayectoria, ¿qué lecciones personales y profesionales te ha dejado tu experiencia con la RSE?
La lección más valiosa ha sido comprender que el trabajo conjunto entre el sector privado y el Tercer Sector puede marcar una verdadera diferencia. Cuando una empresa decide colaborar con una entidad como la nuestra, no solo aporta recursos: está ayudando a mejorar la calidad de vida de personas que viven situaciones complejas, y eso tiene un valor incalculable.
Si conseguimos que más organizaciones se sumen con compromiso y continuidad, podremos avanzar hacia un mundo más justo, inclusivo y solidario
También he aprendido que construir puentes lleva tiempo, esfuerzo y mucha perseverancia. La clave está en mantener la convicción de que cada pequeño paso cuenta. Si conseguimos que más organizaciones se sumen con compromiso y continuidad, podremos avanzar hacia un mundo más justo, inclusivo y solidario.
¿Recuerdas alguna anécdota que refleje especialmente bien los desafíos que enfrentasteis en los primeros años de vuestro trabajo?
Sin duda, uno de los recuerdos más significativos es el de aquellos primeros tiempos en los que literalmente había que tocar muchas puertas. Éramos una asociación pequeña, con recursos limitados, y sabíamos que si queríamos empezar a funcionar, teníamos que insistir, explicar, convencer.
A pesar de las dificultades, logramos poner en marcha proyectos que necesitábamos, y esa fue la prueba de que la perseverancia acaba dando frutos.
Giovanna, ¿quiénes han sido para ti algunos de los referentes o apoyos clave en el ámbito de la RSE? ¿Qué tipo de colaboración destacarías especialmente en los primeros años?
En nuestra experiencia como organización pequeña, los apoyos más valiosos han venido de empresas que supieron comprender nuestras necesidades reales. Recuerdo especialmente la colaboración con Microsoft, que en su momento nos ofreció herramientas tecnológicas a través de la plataforma DONO. También IBM fue una aliada fundamental en etapas donde disponer de equipamiento o software actualizado marcaba una gran diferencia para poder operar con eficacia.
Estas alianzas permitieron que una asociación como la nuestra, con recursos limitados, pudiera acceder a tecnología que nos acercaba al nivel operativo de entidades mayores. Fueron gestos de responsabilidad corporativa que impactaron de manera directa en nuestra capacidad de acompañar a las personas afectadas por enfermedades raras como la paraparesia espástica familiar.
Y después de todos estos años, ¿qué conclusión sacas sobre el valor añadido de la RSE en el tejido social y empresarial?
La experiencia nos ha demostrado que la Responsabilidad Social añade un enorme valor, no solo a las organizaciones sociales, sino también a las propias empresas. Establecer relaciones basadas en la RSE genera una vinculación que va más allá de una colaboración puntual: fortalece la confianza, genera impacto positivo y mejora la competitividad de las empresas desde una mirada más humana.
Formar parte de este tipo de redes no es solo una cuestión de imagen, sino una oportunidad para crear comunidad y transformar realidades
Cuando las empresas entienden que formar parte de este tipo de redes no es solo una cuestión de imagen, sino una oportunidad para crear comunidad y transformar realidades, entonces el cambio es duradero. Sumarse a la RSE es sumar valor, pero también es posicionarse del lado de quienes construyen un futuro más justo.
Para terminar, Giovanna, ¿cómo imaginas el futuro de la Responsabilidad Social? ¿Qué retos y oportunidades vislumbras en las próximas décadas?
Desde nuestra mirada como organización social, creemos que el futuro de la Responsabilidad Social continuará fortaleciéndose. Hoy ya se percibe un compromiso visible y estructurado por parte de muchas empresas, especialmente en España, donde colaboramos día a día con distintas entidades comprometidas. Esta tendencia se replica también en Europa y en América Latina, regiones con las que compartimos historia, valores y un idioma común.
La clave está en seguir fomentando alianzas reales y duraderas. El reto, sin duda, será consolidar ese compromiso más allá de las declaraciones: que se traduzca en acciones concretas que mejoren la vida de las personas y refuercen la cohesión social.
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