La conciencia viene primero

03-11-2017
Esther Patino, responsable de Voluntariado Corporativo en Mondelez International

En la última edición de nuestro programa de voluntariado hemos querido trasladar a nuestros profesionales que la conciencia viene primero, después la acción y por último el cambio que trasciende. Con este objetivo, además de actividades que comúnmente llamamos “de sudar la camiseta”, hemos dedicado sesiones semanales “de sensibilización” que han incluido desde charlas sobre la importancia del voluntariado o sobre la inmigración, a talleres de reciclaje o un cine-forum sobre la importancia de garantizar la educación, la esperanza y el optimismo a niños de familias sin recursos.  

Es importante que las organizaciones trabajemos desde esa perspectiva; desde la concienciación de nuestros profesionales para que éstos aprovechen esa infraestructura y esa oportunidad que la empresa pone a su disposición para conocer las distintas realidades del entorno en el que vivimos y acompañar a personas que están en una situación más desfavorecida. 

Y es que no cabe duda de que los programas de voluntariado, gracias al esfuerzo sincero de sus participantes, generan valor en nuestra sociedad, gracias también al apoyo de reconocidas organizaciones que, como expertos, acompañan, consolidan y garantizan la oportunidad de este tipo de iniciativas.

Más allá de una responsabilidad, nuestra motivación para seguir evolucionando con este programa y seguir aumentando nuestra red de voluntarios viene por los beneficios que conlleva el estar en contacto con colectivos que viven situaciones  desfavorables o conocer en profundidad el impacto que se está produciendo en la naturaleza a raíz del cambio climático. 

El voluntariado se convierte de esta manera en una apuesta de la compañía con el desarrollo de negocio y del entorno, pero también de los empleados. Juntos, trabajamos en aquellas áreas, en las que por nuestra actividad como empresa de la industria de la alimentación podemos generar un mayor impacto; comunidad, fomento de hábitos saludables, agricultura sostenible y seguridad.

Las empresas también tenemos la obligación año tras año  de ir enriqueciendo los programas de voluntariado corporativo con propuestas cada vez más innovadoras, y que promuevan un compromiso mayor y una participación activa de nuestra red de profesionales. Estoy segura de que así, el esfuerzo crecerá y se contagiará, llegando cada uno de nuestros voluntarios, que seguirán con sus ganas e ilusión, aportando al bien común.  Que así sea.