En un mundo donde la confianza es un recurso escaso, hablar de gobernanza puede parecer un tema lejano. Sin embargo, la realidad es otra: la manera en que una compañía se gobierna define su credibilidad, su sostenibilidad y su valor. Cuando la gobernanza se vive no solo a través de un conjunto de políticas, normas y procesos, sino como una cultura ética compartida, la confianza deja de ser una aspiración y se convierte en un verdadero activo estratégico.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) la define como el tejido de relaciones entre la dirección, el consejo, los accionistas y los distintos grupos de interés de una empresa. Es el marco que orienta cómo se fijan los objetivos, cómo se avanza hacia ellos y cómo se vigila que se cumplan.
En Aleatica creemos firmemente que la gobernanza no es una lista de políticas a cumplir, sino el cimiento sobre el que se construye la confianza, la transparencia y la sostenibilidad. De nada sirve tener planes ambiciosos si no se respaldan por integridad, legalidad y rendición de cuentas.
La gobernanza se fortalece cuando lo que decimos y lo que vivimos están alineados. Por eso, nuestro sistema de gobierno corporativo equilibra los intereses de cada grupo de interés y se adapta a múltiples jurisdicciones y culturas regulatorias sin comprometer el estándar global de conducta.
Por ejemplo, hemos desarrollado un Código de Ética y Conducta innovador, donde establecemos una serie de compromisos corporativos basados en nuestros 5 pilares (Seguridad Primero, Sostenibilidad Social y Ambiental, Excelencia en el Servicio, Integridad Corporativa y Pasión por el Equipo), y por cada uno de estos compromisos colectivos diseñamos una serie de compromisos individuales para poder cumplir con los mismos. De esta forma, introducimos el concepto de “accountability individual” para todos y cada uno de los colaboradores, directivos y consejeros de Aleatica. No se trata de control sino de coherencia y convicción.
Creamos también un canal ético, seguro y confidencial, llamado I CARE, que se ha convertido en un espacio de confianza para denunciar irregularidades. No solo contamos con las herramientas, también desarrollamos una estrategia para que todas las personas las conozcan y sepan cómo usarlas.
Esa cercanía es la que convierte al compliance en una cultura viva. Muestra de ello es que nuestros equipos han interiorizado los principios éticos y saben aplicarlos en la práctica.
La gobernanza también se refleja en la relación con las comunidades locales. No basta con operar infraestructura, hay que hacerlo con respeto y escucha activa. Por eso, impulsamos proyectos sociales de alto impacto y contamos con el Mecanismo de Atención Comunitaria (MAC), que nos permite conocer y atender inquietudes reales sin temor a represalias.
Dentro de la organización, esta misma lógica se traduce en una cultura de diversidad, equidad e inclusión con tres ejes estratégicos: aumentar la representación femenina, fortalecer la multiculturalidad y eliminar barreras para las personas con diversidad funcional.
Este enfoque se fortalece cuando trabajamos en alianza con la sociedad civil. Un ejemplo es Agro Foresta, con quienes desarrollamos el invernadero de jitomates en Santa Ana Jilotzingo, como parte del plan de relacionamiento con comunidades de la autopista en construcción, Atizapán-Atlacomulco. Ese proyecto demostró que cuando se construye con y para las personas, se detona la transformación local.
La transparencia completa este círculo. Cada año publicamos un Informe de Sostenibilidad, auditado externamente y alineado a estándares internacionales, como GRI, SASB, TCFD y los nuevos IFRS. Esto permite a inversionistas, autoridades y comunidades evaluar nuestro desempeño de forma objetiva y comparable.
Hablar de gobernanza ética no es una teoría, es construir confianza todos los días. En Aleatica estamos convencidos de que es la ruta más segura para generar valor y transformar vidas y comunidades.