En un mundo cada vez más incierto, marcado por crisis climáticas, conflictos, desigualdades persistentes y pandemias, la resiliencia y la adaptabilidad no son conceptos abstractos: son herramientas necesarias para sostener nuestra acción social como Tercer Sector. La Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR) advierte que desde 1970 se ha multiplicado el número de desastres, con impactos cada vez más graves sobre comunidades vulnerables. Frente a ello, la capacidad de las personas y colectivos para anticiparse, resistir, adaptarse y transformarse sin comprometer su futuro define lo que entendemos como resiliencia.
Desde Cruz Roja Española, como parte del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, concebimos la resiliencia comunitaria como un proceso profundamente humano, liderado por las propias comunidades. La FICR lo define como “la capacidad de las personas, comunidades, organizaciones o países expuestos a desastres, crisis y vulnerabilidades subyacentes para anticiparse, prepararse, reducir el impacto, afrontar y recuperarse sin comprometer sus perspectivas a largo plazo” (FICR, 2014).
Comunidades protagonistas
La resiliencia no se entrega; se cultiva. Fortalecerla implica reconocer que las personas que mejor conocen su realidad son quienes viven en ella. El enfoque de Cruz Roja se basa en acompañar y no sustituir. Las comunidades no son receptoras pasivas, sino protagonistas de su propio desarrollo.
La Hoja de Ruta hacia la Resiliencia Comunitaria (FICR, 2016) insiste en que “acompañar implica hacerse a un lado y llevar a las comunidades al centro, posibilitando que tomen el control de su futuro”. Nuestro rol es generar confianza, facilitar espacios y recursos, y contribuir a articular esfuerzos con otros actores. La resiliencia efectiva surge cuando las comunidades lideran sus propios procesos, con apoyos adecuados, pero sin imposiciones externas.
Tres verbos para transformar: acompañar, posibilitar y conectar
Para hacer operativa esta visión, en Cruz Roja desplegamos un enfoque en torno a tres verbos: acompañar, posibilitar y conectar.
- Acompañar es caminar junto a las personas, respetando sus tiempos, fortaleciendo liderazgos y asegurando que las respuestas se adaptan a sus contextos.
- Posibilitar significa aportar medios (humanos, técnicos, financieros) que permitan a las comunidades desarrollar sus propias capacidades. Según la FICR, “posibilitar implica proporcionar los medios para actuar, no ofrecer soluciones cerradas” (FICR, 2016).
- Conectar consiste en tender puentes: entre comunidades y gobiernos, con universidades, empresas o actores sociales. En palabras de la Guía de Comunicación para la Resiliencia (FICR, 2016), se trata de “crear coaliciones que unan a distintos sectores y niveles, trabajando en concierto y no en competencia”.
Este enfoque no es solo técnico, sino profundamente narrativo: se nutre de experiencias reales que muestran cómo las comunidades, cuando se organizan y cuentan con apoyo, pueden transformar la adversidad en oportunidad.
Una historia desde Indonesia
Entre 2015 y 2018, Cruz Roja Indonesia apoyó a comunidades costeras afectadas por inundaciones y erosión. Tras un diagnóstico participativo, vecinas y vecinos diseñaron un plan de acción propio. En tres años, plantaron miles de manglares, diversificaron su sustento (con iniciativas como cría de cangrejos o eco-turismo) y establecieron sistemas de alerta temprana. La formación técnica se hizo junto a universidades, y la colaboración con autoridades permitió replicar el modelo en otras zonas. Esta historia demuestra que cuando las personas lideran y se les acompaña, la resiliencia surge.
El futuro: local, inclusivo y colaborativo
Los desafíos actuales no se resolverán con recetas aisladas. La resiliencia del Tercer Sector dependerá de nuestra capacidad para tejer alianzas multisectoriales, incorporar conocimiento local, generar innovación desde la base y trabajar con enfoques inclusivos. Las soluciones sostenibles nacerán de procesos compartidos, en los que se valoren los saberes diversos y las voces de quienes suelen quedar al margen.
Conclusión
Resiliencia y adaptabilidad significan, ante todo, poner a las personas en el centro. El futuro del Tercer Sector pasa por confiar en la capacidad de las comunidades para transformar su realidad, y por fortalecer un modelo basado en el acompañamiento, el empoderamiento y la conexión. En tiempos de crisis, la fortaleza está en los lazos comunitarios, en el compromiso voluntario y en las redes de solidaridad. Ese es el camino hacia un mañana más humano, justo y sostenible.

