Vivimos en un mundo hiperconectado que, paradójicamente, convive con una realidad profundamente desconectada. La soledad no deseada es un fenómeno silencioso que avanza con fuerza, sobre todo entre las personas mayores, y que se ha convertido en uno de los grandes desafíos sociales de nuestro tiempo. No aparece de un día para otro, se gesta poco a poco en la pérdida de vínculos, roles y propósito, impactando directamente en la salud emocional, física y social de las personas.
En Fundación Verisure trabajamos desde una premisa sencilla pero poderosa: la soledad no deseada no se resuelve solo acompañando, sino previniendo. Este enfoque ha dado forma al proyecto Desoledad, una iniciativa que nace con vocación transformadora y que hemos presentado recientemente con el fin de analizar en profundidad el fenómeno y proponer soluciones que van más allá del diagnóstico. Desoledad es investigación, acción y escucha. Pero, sobre todo, es un compromiso con la calidad de vida de las personas mayores para que puedan contar con vínculos sólidos, bienestar y participar activamente en la vida social y cultural.
La soledad no deseada tiene múltiples capas. Afecta especialmente a las mujeres mayores, se agrava en zonas rurales con menos servicios y se intensifica por la brecha digital, que deja a muchos fuera de un mundo cada vez más tecnológico. Pero uno de los aprendizajes más reveladores del estudio es que la soledad no deseada se combate con compañía y, lo más importante, con reconocimiento. Es clave dar valor a la experiencia, a la trayectoria y a la voz de quienes han sostenido el tejido social durante generaciones.
En este proyecto hemos tenido la oportunidad de escuchar varios testimonios que nos han recordado por qué es urgente actuar. Uno de ellos es el de Manuela Lucio, 78 años, exprofesora y participante en el estudio, que resume con claridad lo que necesitan las personas mayores: “Necesitamos compañía, pero también que nos escuchen, que nos valoren, que nos hagan sentir útiles.” Y cuando le preguntamos qué significaba para ella “Desoledad”, lo expresó con una honestidad conmovedora: “Es volver a tener alguien con quien hablar, con quien compartir. Es dejar de estar sola por dentro.”
Dejar de estar sola por dentro resume la esencia del proyecto
Para combatir la soledad no deseada impulsamos una mirada más amplia que conecte prevención, vínculo y comunidad. Significa actuar antes de que el aislamiento se enquiste, fortalecer la presencia de redes cercanas y reconocer el papel que tienen los espacios compartidos entre generaciones. Cuando una persona mayor vuelve a sentirse parte de algo —de su barrio, de un grupo, de una conversación— la soledad retrocede. Y cuando jóvenes y mayores encuentran motivos para relacionarse en igualdad, sin estereotipos ni barreras, los vínculos se transforman en motores de bienestar.
Desoledad aspira justamente a eso, a recuperar el valor de la compañía significativa y a demostrar que una comunidad activa y conectada es la mejor herramienta contra la soledad.
En Fundación Verisure también impulsamos programas como Amigos, centrado en el acompañamiento emocional y en la creación de redes de apoyo estables. Este proyecto ya ha beneficiado a más de mil personas mayores, confirmando que cuando se genera vínculo, la soledad retrocede.
La soledad no deseada es un desafío colectivo y solo puede combatirse desde la colaboración.
Accede a más información responsable en nuestra biblioteca digital de publicaciones Corresponsables y en el Caso Práctico de Securitas Direct en el Anuario Corresponsables 2025.

