La inteligencia artificial (IA) está redefiniendo nuestra manera de vivir, trabajar y elacionarnos. Consecuentemente, el avance de esta tecnología nos invita a reflexionar sobre cómo debe concebirse y emplearse. A medida que las capacidades tecnológicas evolucionan, también lo hacen las responsabilidades de quienes las desarrollan e implementan, así como de los usuarios que las utilizan. En este contexto, CGI ha adoptado una posición clara: la IA debe desarrollarse y utilizarse de forma ética, transparente y centrada en las personas, con el propósito de maximizar su impacto social positivo.
Más allá de un enfoque orientado a aspectos técnicos o al cumplimiento normativo, en CGI tenemos la convicción de que el verdadero potencial de la IA se alcanza cuando se alinea con valores humanos y se convierte en una herramienta para mejorar la vida en las comunidades donde operamos. Esta visión es la que nutre nuestro marco de IA Responsable (RAI, por sus siglas en inglés), que guía tanto nuestros desarrollos tecnológicos como las colaboraciones con nuestros clientes en todo el mundo.
IA con propósito, transformación de realidades sociales
Uno de los pilares de nuestra estrategia en este ámbito es su dimensión social. Además de ser segura y fiable, la IA también debe contribuir activamente a mejorar la vida de las personas. Por ejemplo, puede desempeñar un papel decisivo para proteger a poblaciones vulnerables y facilitar el acceso a servicios esenciales. En definitiva, estamos convencidos de que esta tecnología es una aliada de la equidad y la inclusión.
Esta filosofía se refleja en diversos proyectos internacionales de CGI que ponen de manifiesto cómo la IA puede acelerar resultados positivos en nuestra sociedad. Destacan ejemplos como la revisión de tomografías computarizadas y detección de hemorragias cerebrales, la mejora de la seguridad contra incendios, el desarrollo de cuadros de mando para identificar cualquier proyecto que pueda implicar violaciones de los derechos humanos en organizaciones financieras y la transformación del acceso a los servicios de salud y bienestar.
La accesibilidad digital es otro ámbito donde la IA demuestra todo su potencial transformador. Nuestra solución CGI DigitalTrust360, que integra IA en procesos clave de negocio como el onboarding digital, cumple con la normativa europea de accesibilidad digital, en vigor desde el pasado 28 de junio.
En el sector financiero, por ejemplo, ya se están adoptando medidas en favor de una banca más adaptativa e inclusiva. Las entidades están trabajando para utilizar módulos de videollamada accesibles que mejoren su atención a personas con discapacidad auditiva o del lenguaje. A través de la web o de una aplicación móvil, los usuarios pueden solicitar asistencia en lenguaje de signos, acceder a transcripciones en tiempo real y disfrutar de una experiencia de usuario adaptada a sus necesidades.
Pero no se trata únicamente de una solución para el sector financiero, su alcance es multisectorial, posibilitando así una accesibilidad digital verdaderamente universal.
IA ética y sostenible
En CGI, entendemos que la ética en la IA va más allá de evitar sesgos o cumplir con la normativa vigente. Nuestra visión parte del convencimiento de que una IA ética es, además, una IA útil, eficaz y sostenible, capaz de resolver desafíos reales. Para ello, implementamos un marco robusto de gobernanza que se aplica tanto a nuestras propias soluciones como a las desarrolladas para nuestros clientes.
Este marco integra principios de diseño centrado en el ser humano, medidas de protección de datos, monitorización continua y una clara rendición de cuentas. Asimismo, promovemos la alfabetización en IA para empoderar a ciudadanos, empleados y directivos, fomentando un uso consciente y responsable de estas tecnologías.
Nuestro compromiso se refuerza con la participación activa en iniciativas regulatorias y de gobernanza a nivel internacional. Destacan el Pacto por la IA de la Comisión Europea (CE), el Código de Conducta Voluntario Canadiense para la IA y la participación en debates con responsables políticos, el mundo académico y grupos de expertos para contribuir a la concienciación y la acción, comprometiéndonos en fomentar la innovación y la IA para hacer el bien.
El futuro de la IA implica no solo incrementar su potencia, sino también su autonomía y adaptabilidad. La denominada IA Agéntica, enmarcada dentro del campo de la IA Generativa y presente en herramientas como Agentforce, nos permite vislumbrar lo que está por venir: humanos y agentes de IA trabajando juntos, intercambiando contexto, transfiriéndose tareas y aprendiendo unos de otros. Esta nueva evolución tecnológica debe cimentarse sobre los mismos fundamentos éticos que guiaron el desarrollo de la IA tradicional.
Desde CGI creemos que a medida que aumenta la autonomía de la IA, también crece nuestra responsabilidad. Por ello, nuestras soluciones de IA Agéntica incorporan desde su diseño controles integrados, supervisión humana y validaciones transparentes. De este modo, garantizamos que la autonomía tecnológica preserve siempre el control humano y los valores que nos definen como sociedad.
En última instancia, el uso responsable de la IA supone más que una obligación moral o legal: es una oportunidad para construir una sociedad más inclusiva, justa y resiliente, poniendo la tecnología al servicio de las personas.
En CGI tenemos el firme compromiso de seguir liderando este camino, desde la innovación tecnológica hasta la creación de modelos de colaboración entre gobiernos, empresas y ciudadanos. La IA, desarrollada con un buen propósito y aplicada con ética y responsabilidad, tiene el potencial para convertirse en una de las fuerzas más poderosas de transformación positiva de nuestro tiempo.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Por una IA responsable, justa y equitativa