En un entorno actual, marcado por crecientes expectativas sociales en materia de transparencia, responsabilidad y sostenibilidad, la gobernanza empresarial constituye el pilar central de la cultura corporativa. Desde mi experiencia, estoy convencida de que no puede existir una verdadera cultura de integridad sin un liderazgo ético claro, visible y coherente. Este principio, conocido en el ámbito de Compliance como tone from the top, es más que un concepto técnico: es la convicción de que los valores de una organización no se transmiten únicamente a través de políticas y procedimientos, sino, sobre todo, mediante la ejemplaridad de sus líderes. La adopción de este enfoque fortalece la confianza de los grupos de interés internos y externos.
Una cultura corporativa sólida se construye desde arriba, pero solo se consolida cuando permea a todos los niveles. Por ello, el papel del liderazgo ético es doble: marcar el rumbo y, al mismo tiempo, garantizar que los principios de integridad y transparencia estén presentes en el día a día de la operativa. El desafío consiste en traducir los valores corporativos en mensajes claros, concisos y prácticos sobre lo que se puede y no se puede hacer. De este modo, el discurso no se queda en palabras o declaraciones de intenciones, sino que se convierte en una guía efectiva para la toma de decisiones en situaciones reales, que acaba subsumiéndose en los procesos de las organizaciones y da lugar a lo que llamamos “cultura corporativa”. En ENGIE en España tenemos claro que la coherencia es fundamental: cuando existe un desajuste entre lo que se dice y lo que se hace, la confianza se resquebraja. En cambio, cuando el liderazgo mantiene una actitud ejemplar y consistente, y la compañía incluye la ética en su estrategia empresarial, los equipos se alinean de forma natural con los principios éticos de la compañía.
La gobernanza en ENGIE en España se distingue por una estructura de buen gobierno sólida, con visión a largo plazo, que garantiza una toma de decisiones eficiente, una adecuada gestión de riesgos y la creación de valor sostenible. Este modelo se sustenta en dos pilares: la integridad y la responsabilidad, que orientan todas nuestras acciones dentro del Grupo y en nuestras relaciones con terceros. El Grupo ENGIE está convencido de que actuar conforme a unos principios éticos de máximo rigor se traduce en eficiencia y sostenibilidad. El cumplimiento de la normativa es solo el punto de partida. Por eso, contamos con órganos de supervisión, control y seguimiento de Compliance, un modelo de gestión de riesgos de Compliance, un canal de denuncias efectivo, así como con políticas y procedimientos férreos que previenen estos riesgos.
En 2024 dimos pasos importantes en esta dirección, entre los que destacan la aprobación de la Política de Cumplimiento Penal para terceros, la formalización del procedimiento en la relación con las Administraciones Públicas, el diseño de la matriz de posiciones expuestas al riesgo de corrupción siguiendo las directrices del Grupo ENGIE, la puesta en marcha de un plan de monitorización de regalos e invitaciones para revisar operaciones en periodos sensibles de negociación y la reevaluación de riesgos de corrupción en cada unidad de negocio con una metodología homogénea y rigurosa. Estas medidas no son únicamente herramientas de control, son mecanismos que refuerzan la cultura de integridad y hacen tangible nuestro compromiso.
Como empresa multinacional, ENGIE opera en entornos culturales diversos, lo que plantea un desafío adicional: garantizar que los principios éticos se apliquen de forma homogénea, sin perder sensibilidad hacia las particularidades locales. Por ello, la gobernanza juega un papel esencial en la armonización de valores corporativos. Solo con mensajes sólidos, claros y coherentes conseguimos evitar que los principios éticos se diluyan en vagos eslóganes. Se trata de construir un lenguaje común que, más allá de las fronteras, sirva como punto de referencia para toda la organización.
El respeto a los derechos humanos es otro pilar fundamental de nuestra cultura corporativa. El Código de Conducta Ética de ENGIE establece un compromiso firme con su protección en todas nuestras operaciones, allí donde estemos presentes. Este compromiso se articula a través de una Política de Derechos Humanos que define los medios necesarios para garantizar su cumplimiento mediante un enfoque de vigilancia global. Así, conseguimos que los derechos humanos no sean solo un principio abstracto, sino una práctica integrada en nuestras operaciones cotidianas.
La gobernanza, además, no puede ser estática. Las expectativas sociales y del mercado evolucionan, y con ellas debe evolucionar también nuestro mensaje. En los últimos años hemos pasado de un enfoque centrado en la transparencia e integridad hacia un modelo que integra de manera creciente la sostenibilidad como pilar central de la actividad empresarial. Hoy, la sociedad demanda que las compañías no solo sean rentables y cumplan la normativa, sino que también contribuyan a enfrentar los grandes desafíos globales: la transición energética, la lucha contra el cambio climático, la igualdad de oportunidades y el respeto a los derechos humanos. En este contexto, la gobernanza empresarial debe actuar como brújula para orientar a las organizaciones en su adaptación a estas nuevas expectativas.
La relevancia de la gobernanza empresarial en la cultura corporativa es indiscutible: sin liderazgo ético y sin un compromiso genuino con la integridad, las políticas y códigos son letra muerta. El tone from the top es, por tanto, el verdadero motor que convierte los valores corporativos en prácticas tangibles y sostenibles. En ENGIE en España estamos orgullosos de nuestra gobernanza responsable que ejercemos no solo porque protege a la compañía, sino porque también genera confianza, impulsa la innovación responsable y contribuye a la construcción de un futuro más sostenible. Porque, al final, la cultura corporativa no se define por lo que decimos, sino por lo que hacemos.