¿Cómo trabaja Oxfam Intermón en el día a día para promover la alimentación ecológica?
En Oxfam Intermón creemos que la forma en que producimos y consumimos los alimentos puede transformar el mundo. Por eso, cada día trabajamos para impulsar una alimentación ecológica, justa y responsable, que respete los límites del planeta y garantice condiciones de vida dignas para quienes producen los alimentos.
A través de nuestra marca de comercio justo Tierra Madre, ofrecemos una amplia gama de productos ecológicos —como café, cacao, azúcar, arroz o snacks— elaborados con ingredientes procedentes de agricultura orgánica certificada y cultivados bajo criterios de comercio justo. Esto significa que detrás de cada producto hay cooperativas de pequeños productores y productoras que trabajan la tierra sin pesticidas químicos, preservando la biodiversidad y el suelo, y recibiendo un precio justo y estable por su trabajo.
Nuestro trabajo diario incluye acompañar a estas cooperativas en procesos de transición agroecológica, fortaleciendo sus capacidades técnicas y su resiliencia frente al cambio climático. También promovemos la transparencia en las cadenas de valor, midiendo, por ejemplo, la huella de carbono del cacao con el que elaboramos nuestros chocolates. Todo ello nos permite avanzar hacia una producción más responsable, donde las personas y el planeta están en el centro.
En el ámbito nacional, colaboramos con tiendas y establecimientos comprometidos con la sostenibilidad, fomentamos el consumo responsable a través de campañas de sensibilización y participamos en ferias ecológicas y de economía solidaria.
A nivel productivo, hemos lanzado Compromiso Local una iniciativa para impulsar en la agricultora española los valores del Comercio Justo
Nuestro objetivo es claro: demostrar que es posible disfrutar de productos de calidad cuidando el medioambiente y generando oportunidades justas.
¿Cuál debería ser el rol de la producción ecológica en la sociedad española?
La producción ecológica debería ocupar un papel central en la transformación de nuestro modelo alimentario. No se trata solo de una alternativa de consumo, sino de una respuesta estructural a los desafíos ambientales, sociales y económicos que enfrentamos como sociedad.
En España, donde el sector agroalimentario tiene un peso decisivo, la producción ecológica puede convertirse en motor de cambio hacia un modelo más sostenible y justo, que priorice el bienestar de las personas productoras, el equilibrio territorial y la salud de los ecosistemas. Promover la agricultura ecológica significa apostar por un campo vivo, por empleos rurales dignos y por una mayor soberanía alimentaria.
Además, este tipo de producción contribuye a reducir la dependencia de fertilizantes y combustibles fósiles, mejora la calidad del agua y del suelo y protege la biodiversidad. Pero su rol va más allá del impacto ambiental: la producción ecológica es también una herramienta educativa y cultural, que nos invita a reconectar con los ritmos de la naturaleza y a valorar el origen de los alimentos que llegan a nuestra mesa.
Por todo ello, debería ocupar un lugar prioritario en las políticas públicas de alimentación y desarrollo rural, siendo apoyada con incentivos, infraestructuras y marcos regulatorios que faciliten su expansión y la transición del modelo convencional hacia prácticas más sostenibles.
¿Qué medidas podrían contribuir a que la alimentación ecológica crezca en popularidad y porcentaje de compra entre los españoles?
Pensamos que es necesario actuar en tres niveles: educativo, económico y político.
En primer lugar, es esencial acercar la educación alimentaria a la ciudadanía. Las personas deben conocer los beneficios ambientales y sociales de los productos ecológicos, y entender que cada compra es también una decisión ética. Programas escolares, campañas públicas y espacios de divulgación pueden jugar un papel clave para fomentar una cultura alimentaria más consciente.
En segundo lugar, hay que mejorar la accesibilidad económica. Aunque el precio de los productos ecológicos refleja su verdadero coste de producción —más justo y sostenible—, es necesario impulsar políticas que lo hagan más competitivo: reducción del IVA, apoyo a circuitos cortos de comercialización y fomento de cooperativas de consumo que reduzcan los márgenes intermedios.
Asimismo, el papel del canal retail y la hostelería es fundamental. Iniciativas como la inclusión de productos ecológicos y de comercio justo en grandes superficies, comedores escolares o empresas de catering pueden multiplicar su alcance y normalizar su consumo.
Por último, las administraciones públicas deben comprometerse con una compra pública responsable, priorizando alimentos ecológicos y de proximidad en hospitales, escuelas o residencias. De esta forma, no solo se impulsa el sector, sino que se envía un mensaje claro: la alimentación ecológica no es una tendencia, sino una apuesta por el futuro del planeta y de las personas.
Esta entrevista forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial de la Alimentación Ecológica