Leticia López-Cotelo, fundadora y Directora de Acompartir, nos acompaña en esta entrevista para Corresponsables, donde comparte la inspiradora labor de esta organización, conocida como el banco de productos en España. Desde su creación en 2013, Acompartir ha trabajado incansablemente para aliviar la pobreza y reducir la exclusión social, rescatando productos nuevos invendidos de empresas y distribuyéndolos a través de una red de 680 entidades sociales a personas en situación de vulnerabilidad. A lo largo de la conversación Leticia detalla los retos, logros y planes futuros de Acompartir, incluyendo una primicia sobre una nueva iniciativa que promete ampliar su impacto. Descubre cómo esta organización transforma vidas mediante la solidaridad y la sostenibilidad.
¿Qué labor desarrollan en Acompartir?
Acompartir es el banco de productos en España, fundado en 2013 con la misión de aliviar la pobreza y reducir la exclusión social. Rescatamos productos nuevos que las empresas no pueden vender, como ropa, calzado, productos de higiene, juguetes, electrodomésticos y material escolar, principalmente, pero hay muchísimos otros. Estos productos, que llamamos invendidos, pueden estar descatalogados, tener alguna tara, estar pasados de moda o ser retirados por cambios, como un champú que pasa de olor a fresa a limón. Las empresas nos los donan, y nosotros les damos una nueva vida distribuyéndolos a entidades sociales que, a su vez, los entregan gratuitamente a personas en situación de vulnerabilidad.
Gestionamos todo el proceso logístico, desde la recogida, al almacenamiento y, finalmente, la distribución. Todo ello lo hacemos a través de una plataforma tecnológica que nos permite ser rápidos, eficientes y transparentes en todo el proceso. Las entidades interesadas pueden inscribirse en nuestra web o contactarnos por teléfono, completar una ficha con sus datos, esperar a que la valideos, y comenzar a recibir productos. Actualmente, colaboramos con una red de 680 entidades sociales en toda España que atienden a personas vulnerables, y desde 2013, más de 200 empresas nos han donado productos. Estamos muy orgullosos de estos logros.
Para las empresas, donar tiene un triple impacto: económico, al reducir costes de almacenamiento y destrucción; ambiental, al evitar la destrucción de productos en buen estado; y social, al ayudar a más de 12 millones de personas en situación de exclusión social en España. Además, formamos parte de la red europea Goods to Give (G2G), junto con Francia y Bélgica, lo que nos permite compartir buenas prácticas y mejorar procesos internos con iniciativas similares en otros países.
¿Qué criterios utiliza Acompartir para seleccionar las organizaciones con las que colabora?
No realizamos una selección excluyente, pero aplicamos criterios para garantizar que los productos lleguen a personas en situación de vulnerabilidad. Las organizaciones interesadas deben inscribirse a través de nuestra web, completar un formulario o contactarnos por correo o teléfono. Les enviamos una ficha de inscripción en la que se comprometen a no vender ni comercializar los productos, sino a repartirlos gratuitamente a sus beneficiarios o usarlos en sus proyectos, como equipamiento para campamentos infantiles. También deben estar registradas legalmente en España, atender a personas en pobreza o exclusión social y proporcionar memorias o datos sobre su labor. Son requisitos sencillos, centrados en cumplir la legalidad y tener un compromiso genuino de ayuda.
¿Qué desafíos han enfrentado al trabajar con colectivos vulnerables tan diversos, y cómo adaptan su distribución para atender necesidades específicas, como las de higiene personal o equipamiento del hogar?
Uno de los principales desafíos iniciales fue lograr que las entidades sociales, especialmente las pequeñas y medianas, como Cáritas, se adaptaran a nuestra plataforma digital, ya que todos los pedidos se gestionan en línea. Para muchas organizaciones, especialmente aquellas con personal de mayor edad, esto supuso un reto. Tuvimos que acompañarlas, capacitarlas y ser muy pacientes para que se familiarizaran con la tecnología.
Otro desafío fue sensibilizar tanto a empresas como a entidades sobre la importancia de productos no alimentarios, como champús, pañales o detergentes. En 2013, el foco estaba en los bancos de alimentos y costaba concienciar sobre la necesidad de productos de higiene. La pandemia de COVID-19 ayudó a visibilizar esta demanda, ya que todos comprendimos la importancia de la higiene personal.
En términos logísticos, el transporte también fue un obstáculo. Nuestro almacén está en Illescas, y distribuimos a toda España, pero inicialmente las ONG debían asumir los costes de transporte, lo que era complicado para las que manejan palés o camiones completos. Gracias a la Fundación Seur, ahora contamos con puntos de recogida en toda España, lo que ha facilitado mucho el acceso a las organizaciones fuera de Madrid.
Estos retos nos han enseñado a ser flexibles y a escuchar las necesidades específicas de cada entidad y provincia, ya que cada colectivo es diferente. Por ejemplo, si una organización nos pide sábanas o colchones para equipar pisos de acogida, contactamos a empresas que puedan donar esos productos. También priorizamos lo esencial, como productos de higiene, limpieza, pañales, detergentes y papel higiénico, que son muy demandados. Trabajar con colectivos diversos nos ha mostrado que no hay una única forma de ayudar y siempre buscamos adaptarnos y mejorar.
¿Cómo miden el impacto real de las donaciones en la calidad de vida de las 200.000 personas beneficiadas en 2024, más allá de las cifras de productos distribuidos?
Las entidades nos informan cuántas personas reciben los productos, lo que nos permite calcular las cifras. Sin embargo, nuestro objetivo principal es entender cómo estos productos mejoran vidas. Para ello, recogemos testimonios de las entidades sobre el uso de los productos. A veces, los productos pasan desapercibidos en la oficina, pero las historias nos muestran su impacto.
Por ejemplo, hemos donado una separadora de maíz que se envió a Cuba, un ahuyentador de palomas que resolvió un problema en Cáritas Toledo, cunas y sillitas de coche que transforman la vida de familias monoparentales, o kits de champú para personas sin hogar que usan baños públicos. Un simple desodorante puede ayudar a alguien a presentarse con confianza a una entrevista de trabajo, un juguete puede alegrar la Navidad de un niño, o unas gafas pueden mejorar la visión y la calidad de vida de una persona. Cada producto tiene una historia y un propósito, desde una manta que abriga en invierno hasta una pasta de dientes que mejora la salud bucal y la autoestima. Estas historias nos muestran que los productos no solo cubren necesidades básicas, sino que también generan dignidad y oportunidades.
¿Qué estrategias están implementando para aumentar el volumen de productos recuperados de las empresas, especialmente en sectores con alta generación de excedentes, como textiles o electrodomésticos?
Realizamos un trabajo constante de sensibilización con las empresas, enviándoles boletines y manteniendo conversaciones para destacar los beneficios de donar. Aunque el sector textil genera muchos excedentes, no es nuestro enfoque principal, ya que otras organizaciones, como Moda re, de Cáritas, lo gestionan muy bien. Además, la ropa presenta retos como tallas, modas o taras que pueden no ser aceptadas por las ONG. Sin embargo, seguimos recibiendo donaciones de ropa y calzado cuando las empresas nos las ofrecen.
En el caso de los electrodomésticos, buscamos activamente donaciones, pero nos enfrentamos a barreras legales, ya que las empresas están obligadas a ofrecer garantías. Por ejemplo, una lavadora con una tara externa, pero funcional, no puede donarse fácilmente porque la empresa no puede garantizar su reparación. Esperamos que la legislación cambie para facilitar estas donaciones sin exigir garantías obligatorias.
Para incentivar a las empresas, les proporcionamos informes de impacto anuales o periódicos, detallando a cuántas personas y colectivos han llegado sus productos. Esto les muestra, por ejemplo, que una donación de Zaragoza ha beneficiado a comunidades en Andalucía o Galicia. También abordamos retos internos de las empresas, como la falta de tiempo para gestionar invendidos o la acumulación de productos olvidados en almacenes, que a veces caducan o requieren costosos procesos de destrucción. Animamos a las empresas a revisar sus stocks regularmente para evitar pérdidas.
Además, trabajamos en mejorar la comunicación interna en las empresas, conectando con departamentos como RSC, marketing, logística o ventas, según corresponda, para facilitar el proceso de donación. Cada empresa es única, por lo que ofrecemos soluciones personalizadas, invitándolas a visitar nuestro almacén o a conocer las ONG beneficiarias. Nuestro objetivo es que los productos tengan una primera vida útil, no una segunda, y que las empresas vean el valor de canalizar sus excedentes a través de donaciones.
¿Qué procesos o tecnologías utiliza Acompartir para garantizar la trazabilidad de las donaciones, como parte de su política de transparencia?
Nuestra plataforma web es la base para gestionar todas las donaciones y solicitudes. Las entidades se inscriben, pasan un proceso de validación y detallan en cada pedido a qué colectivos llegarán los productos. Esto nos permite seguir el recorrido de cada donación desde su origen hasta su destino. Además, mantenemos contacto directo con las entidades mediante llamadas y visitas, especialmente cuando viajamos a sus provincias, para verificar el uso de los productos.
En el almacén, subcontratado y asegurado, controlamos la trazabilidad de cada producto: su entrada, tiempo de almacenamiento, entrega y destino. También auditamos nuestras cuentas para reforzar la confianza de los donantes. Esta combinación de tecnología, procesos rigurosos y contacto humano garantiza la transparencia en todas nuestras operaciones. Algo esencial para aportar confianza y seguridad a los donantes.
Con más de 3.800 toneladas de productos recuperados en 12 años, ¿qué planes tiene Acompartir para diversificar los tipos de productos no alimentarios que gestiona o para expandir su impacto a nuevas regiones de España?
Tengo una primicia que nos tiene muy ilusionados. Estamos a punto de lanzar una aplicación que permitirá a tiendas de barrio, pequeñas cadenas y franquicias donar sus excedentes de forma rápida y sencilla a nivel local. Hasta ahora, hemos trabajado con grandes fabricantes y distribuidores que donan palés o camiones desde sus plataformas logísticas. Sin embargo, las tiendas locales también generan excedentes a menor escala, como juguetes fuera de temporada o productos con el packaging dañado. Con esta aplicación, las tiendas podrán ofrecer estos productos a ONG cercanas, que los recogerán directamente. Esto no solo ampliará nuestro alcance, sino que también conectará a las tiendas con las necesidades de su zona, algo especialmente relevante en un país de pymes como España. Estamos entusiasmados por el potencial de esta iniciativa para aumentar nuestro impacto.
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