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“La sostenibilidad es el único camino para hacer negocios”, afirma Juan Royo Abenia, otro de los grandes pioneros de la RSE.
Juan es mucho más que un economista especializado en Responsabilidad Social Corporativa; es un divulgador incansable, un apasionado de la cultura y un referente en sostenibilidad. Desde Zaragoza, ha sabido combinar su amor por los cómics con una sólida trayectoria en el ámbito financiero y social.
Su implicación comenzó en 1999, cuando lanzó el primer fondo de inversión socialmente responsable (ISR) inscrito en la CNMV. Junto a Ramón Pueyo, Víctor Viñuales y Félix Quintana, Royo comenzó a dar forma a lo que hoy se considera un referente en el ámbito de la inversión socialmente responsable, demostrando que «lo que no son cuentas, son cuentos» y que “sin medir el impacto, es imposible saber si estamos en la dirección correcta”.
A lo largo de su carrera, el editor de culturaRSC.com ha sido testigo de la transformación de la RSE, un campo que en sus inicios fue considerado una moda y que hoy es una estrategia esencial para la supervivencia de las organizaciones. «La RSC ha dejado de ser una moda para convertirse en una estrategia esencial», asegura. Ha vivido de cerca los obstáculos iniciales de la sostenibilidad, desde la falta de comprensión por parte de las empresas hasta los primeros intentos de imponer el greenwashing. Sin embargo, su perseverancia ha sido clave, y considera que «el reto más importante es cómo se articula la sostenibilidad en la práctica, no solo con palabras».
“Corresponsables es una familia”, afirma emotivo el economista al recordar su relación con el medio, destacando su capacidad para reunir a los principales referentes del sector y convertirse en un medio clave en España y América Latina.
Con una mirada crítica y profunda, Juan Royo continúa impulsando la sostenibilidad como un proceso de cambio constante. “Lo único constante es el cambio”, afirma, refiriéndose a la importancia de la adaptación en un entorno VUCA, y subraya que «la sostenibilidad solo se alcanzará mediante la colaboración y el diálogo entre todos los grupos de interés».
Juan, ¿cómo arrancó tu implicación en el ámbito de la Responsabilidad Social y Sostenibilidad? ¿Recuerdas cómo era ese panorama en los inicios?
Mi interés empezó en 1999, cuando lanzamos con Ramón Pueyo, Víctor Viñuales y Félix Quintana el primer fondo de inversión socialmente responsable ISR de España inscrito como tal con el n º 1 en la CNMV.
En aquel momento, los primeros fondos de inversión socialmente responsable eran muy artesanales, tanto en la búsqueda de empresas con criterios RSC como en la metodología de reporting y el diálogo con los inversores.
«La RSC ha dejado de ser una moda para ser una estrategia de supervivencia»
Lo cierto es que muchos se presentaban como éticos o responsables cuando, en realidad, simplemente eran solidarios (tan solo donaban un porcentaje de la comisión de gestión a una ONG), sin discriminar en qué tipo de empresas o sectores invertían. El rigor que aportó ECODES se convertiría después en un caso de estudio en revistas académicas. Si buscas bibliografía sobre ISR en español las primeras publicaciones hacen referencia a este fondo. Incluso fue el germen de la primera circular sobre ISR de INVERCO en 1999 que no sería actualizada hasta 2014…
Muy interesante esta iniciativa… ¿Con qué obstáculos os encontrasteis para impulsarla y cómo valoras la evolución de la ISR en nuestro país hasta la actualidad?
Una de las berreras es que a nivel nacional el fondo se entendió como una iniciativa regional. Solo las instituciones locales lo apoyaron como la Universidad de Zaragoza, La Zaragozana, Caja Rural de Teruel, Caja Rural de Aragón…. Además, coincidió en el tiempo con el estallido de la burbuja de las puntocom. Precisamente eran las empresas tecnológicas, empresas jóvenes emergentes, las que más criterios de RSC implantaban lo que las hacían merecedoras de formar parte de nuestra cartera de inversiones…
«Sin medir el impacto, es imposible saber si vamos en la dirección correcta»
En aquellos años, había mucha ilusión por parte de unos pocos visionarios. Desde Aragón éramos muy insistentes con estos temas… ¡en Madrid incluso nos llamaban “el lobby maño de la RSC”! Recuerdo con cariño a personas como José Mariano Moneva, Antonio Javierre, Roberto Martínez, Luz Castilla o Rafa Fernández de Alarcón, que fueron parte de ese impulso inicial. Participé en la creación de la comisión de RSC de AECA y en la de ISR de AENOR. Fueron años de efervescencia intelectual luchando contra viento y marea contra el greenwashing y el greenwishing…
Querido Juan, en tu trayectoria has sido testigo de una transformación en la forma en que las empresas abordan la Responsabilidad Social Corporativa. En sus primeros días, ¿cuáles eran los principales obstáculos que enfrentabas cuando tratabas de introducir estos conceptos en las empresas, especialmente en aquellas que aún no estaban familiarizadas con el impacto real de la sostenibilidad? ¿Recuerdas alguna experiencia o anécdota en particular que refleje esas primeras dificultades?
Recuerdo acudir a empresas a explicarles que lo que importa a la RSC no es tanto el destino de los beneficios si no como se han logrado. Chocaba con la frase recurrente de presidentes y directivos: “En nuestra empresa la RSC la llevamos en el ADN”. Era señal de que no pensaban ni reportar no dialogar. En otras ocasiones, muchos, directamente me preguntaban cuanto más se iban a incrementar sus ventas si adoptaban estrategias de RSC. Cuando les hablaba de impacto, de gestión de riesgos y oportunidades. Vamos, los IRO de las NEIS Normas Europeas de Sostenibilidad actualmente en redefinición les explotaba la cabeza.
Era desolador tener que distinguir entre caridad, solidaridad, filantropía o mecenazgo… y gestión, objetivos, indicadores, materialidad, transparencia, diálogo… Afortunadamente, el Global Reporting Iniciative, GRI, ha sido un aliado extraordinario a la hora de aportar metodología pertinente. También otros sellos como B Corp o Bequal aportan prácticas muy valiosas para todos aquellos que quieran medir su impacto ASG más allá de cuestiones monetarias o financieras.
¿Cuándo conociste a Corresponsables? ¿Cómo ha sido tu relación con el medio en estos años?
Desde los inicios de la revista, me llamó la atención por sus eventos impresionantes. Marcos reunía a todos los jefazos de la RSC, era todo un referente. Pero más allá del plano profesional, Corresponsables ha puesto las bases para grandes amistades. Hoy, sin duda, es el medio de referencia, no solo en España sino en toda Hispanoamérica. Me siento muy orgulloso de nuestra alianza desde culturaRSC.com.
«Corresponsables ha puesto las bases para grandes amistades»
Las personas jurídicas no se entienden sin las personas físicas que las forman. Esos ciudadanos corporativos son empresas humanísticas que entienden que el centro de todo son las personas. Corresponsables es una familia. Tanto sus miembros actuales como todos aquellos que han pasado por la organización. La generosidad y humildad están presentes en todos sus actos: desde sus premios hasta su anuario, desde los especiales en papel y digital hasta los eventos por toda Hispanoamérica. Es una maravilla ver que tanto la filosofía, la RSC. como el idioma, el español, son capaces de unir a tantas personas y entidades de todos los tamaños y sectores.
¿Qué hitos te parecen más relevantes en estas dos décadas? ¿Qué cambios has observado en el sector?
La RSC ha dejado de ser una moda para convertirse en una estrategia esencial para la supervivencia de las organizaciones. Creo que la obligatoriedad de publicar el Estado de Información y Diversidad EINF en 2018 marcó un punto de inflexión, y ahora las NEIS aportarán rigor y homogeneidad a la hora de medir los Impactos Reales Objetivables (IRO) siempre y cuando el legislador europeo sea capaz de encontrar el equilibrio entre la burocracia asfixiante y la contabilidad valiosa y pragmática. A veces lo mejor es enemigo de lo bueno…
El panorama de la sostenibilidad ha cambiado drásticamente desde que comenzaste a trabajar en el sector, y ahora la RSE se considera una parte esencial de la estrategia empresarial. ¿Qué crees que ha impulsado este cambio de mentalidad? ¿Cómo ha evolucionado el papel de los consumidores en este proceso? ¿Es posible que la presión de los consumidores haya jugado un papel clave en este giro hacia la sostenibilidad?
Soy escéptico con el impacto del consumo responsable. Lo mismo que con el ahorrador o inversor responsable… Tanto oferta como demanda deben avanzar de manera paralela. En 2006 Nokia copaba el 60% de todo el mercado de teléfonos móviles gracias a su batería inagotable, tamaño, comodidad y utilidad… En 2007 Steve Jobs presenta el iPhone, el primer teléfono inteligente del mundo, más caro, voluminoso y frágil. Pero la clave había dejado de ser el hardware. Ahora se trataba del software… Con la RSC sucederá algo similar. Los consumidores demandarán salud, trazabilidad, impacto, honestidad, emoción… en cuanto las empresas lo ofrezcan…
«El consumidor tiene más poder del que cree en este cambio»
¿Qué has aprendido a lo largo de estos años trabajando en este ámbito?
Lo que no son cuentas, son cuentos. Si no se mide el impacto, es imposible saber si estamos en la dirección correcta.
Recuerdo las primeras reuniones en la Universidad de Zaragoza, muchas de ellas promovidas por Corresponsables, en las que compartíamos la ilusión adolescente de cambiar el mundo. En los primeros años, ese entusiasmo era visto con simpatía desde las altas esferas… aunque pocos directivos se atrevían realmente a ponerlo en marcha. Había muchas buenas palabras, pero pocas acciones concretas.
Has hablado de la importancia de medir el impacto real, especialmente cuando se trata de las nuevas normativas y herramientas como las NEIS. En tu experiencia, ¿cuáles son los mayores desafíos a la hora de medir el impacto real y cómo crees que las empresas pueden superar estas barreras para ser más transparentes y responsables en sus informes de sostenibilidad?
La sostenibilidad es el único camino para hacer negocios. La medición del impacto social y medioambiental es imprescindible para afrontar los retos a los que nos enfrentamos. Solo mediante el diálogo y la colaboración entre los grupos de interés lograremos acometer los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Adam Smith afirmaba que maximizar la satisfacción individual maximiza la satisfacción colectiva, en culturaRSC.com pensamos que es la satisfacción colectiva la que maximiza la satisfacción individual. Entender que la generosidad es la herramienta con la que entender y gestionar un mundo VUCA (volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad), marcado por cambios impredecibles, rápidos y constantes. Lo único constante es el cambio parece ser que dijo el filósofo griego Heráclito de Éfeso.
¿Quiénes te han inspirado más? ¿Qué pioneros destacarías?
Puedo nombrar a muchos de los pioneros, además de los ya citados, Valentín Alfaya, Antoni Ballabriga, John Scade (QEPD), Vicente Salas, Eloy Fernández Clemente, José Antonio Biescas, Germán Granda, Inés García Pintos, Teresa Royo, José Luis Oros, Anselmo Martín-Peñasco, Silvia Lobarte, Anabelén Moreno, Fernando Monzón, Catherine Valois, Max Rigault, Antón Castro, Ramón Añaños, Sonia Colino, Sara Fernández y a mi maestro y mentor, José Terreros Andreu. En la actualidad, las redes sociales me han permitido entrar en contacto con otros referentes éticos como Chus Barco, Rosa Diez, Daniel Gascón, Sergio Parra, Rafael Arenas, Rebeca Argudo, Félix Ovejero, Pablo Lora… Y me dejo a muchísimos.
«Corresponsables es el medio de referencia en toda Hispanoamérica»
¿Qué tenían en común estos pioneros, qué cualidades consideran que son imprescindibles que deban tener los/las dirse y las otras personas vinculadas a la RSE?
Todos ellos tienen en común la generosidad a la hora de compartir conocimientos, así como la confianza que siempre han depositado en mi, cada uno desde su actividad profesional. Unos desde el ámbito académico, otros empresarial. Son ejemplos que seguir, faros que guían el camino y que te animan a avanzar. Y que te apoyan siempre en los momentos más duros. Es un honor considerarme amigo más que compañero de todos ellos.
Mencionas la importancia de «abandonar el postureo» y ser críticos con nosotros mismos. En un entorno tan competitivo como el actual, ¿cómo pueden las empresas lograr un equilibrio entre la autenticidad en sus esfuerzos de sostenibilidad y la necesidad de destacar entre sus competidores? ¿Qué consejos les darías para mantenerse fieles a sus principios y evitar caer en el «greenwashing»?
Pocos practican ya el ecopostureo, el greenwashing. Algunos siguen declarando su greenwishing, el deseo de ser verde, es decir, rimbombantes expectativas acerca de los supuestos valores ASG (ambientales, sociales y de gobierno corporativo) por medio de simples afirmaciones desiderativas: el propósito (vacío).
«Abandonemos el postureo y seamos críticos, también con nosotros mismos»
Desafortunadamente, muchos pecan de ecosilencio, el greenhushing. Eluden compartir sus buenas prácticas con lo cual impide que sean adoptadas por otras organizaciones con el consiguiente despilfarro de impacto global. Una cosa es ser humildes y otra, la falsa modestia de aquel a quien le aterra cualquier atisbo de alarde censurable y ser tachado de presuntuoso, ostentoso o vanidoso.
¿Qué papel juega para ti la ética en la empresa?
He aprendido que solo mediante la ética las empresas pueden ser verdaderamente sostenibles. Y que su participación en alianza con las administraciones públicas y el Tercer Sector es imprescindible para lograr un desarrollo social y económico real en nuestra sociedad y en el planeta.
«Los aragoneses éramos muy pesadicos… ¡nos llamaban el lobby maño de la RSC!»
John Scade siempre recordaba la historia del colibrí que, al intentar apagar el incendio de un bosque, batiendo sus alas y sembrando gotas de agua, le preguntaron: “¿Qué haces?” El colibrí responde: “Hago mi parte”. Muchas personas se escaquean de su responsabilidad individual porque piensan que su impacto es pequeño. Pero la suma de pequeñas acciones puede ser determinante. Eso sí, es más fácil exigir responsabilidad a los demás: empresas, ONG, administraciones públicas, entidades financieras…. Cada uno debemos asumir nuestra parte proporcional.
Si miramos al futuro, ¿qué esperas de los próximos años en sostenibilidad?
Uno de los grandes retos será cómo se implementan las NEIS entre las grandes empresas y cómo eso afectará a pymes y autónomos en sus relaciones con ellas, con los bancos y con las administraciones públicas. Será clave ver cómo se articulan esas exigencias en la práctica.
«Las NEIS aportarán rigor y homogeneidad para medir los impactos reales»
¿Y qué rol crees que deben jugar las nuevas generaciones?
Deben abandonar el postureo y ser siempre críticos, tanto con sus mayores como con ellos mismos. Solo así podrá consolidarse este legado. La sostenibilidad es el único camino para hacer negocios. La medición del impacto social y medioambiental es imprescindible para afrontar los retos a los que nos enfrentamos. Solo mediante el diálogo y la colaboración entre los grupos de interés lograremos acometer los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Finalmente, mirando atrás en tu carrera, ¿hay algún momento o decisión que consideres como un hito en tu vida profesional?
En 1999 obtengo una plaza como profesor asociado en la Universidad de Zaragoza. Ese año lanzamos Renta 4 EcoFondo FIM. En 2006 retomo mi pasión de adolescencia, el cómic y comienzo colaborar en eventos, exposiciones y a publicar reseñas y artículos en prensa. Ese año lanzo mi blog en 2008, El Blog de la RSC. En 2010 publico mi primer libro en el que hablo de RSC a través de los tebeos y un año después nace culturaRSC.com.
¿Cómo te gustaría que se te recordara en este campo?
Me gustaría ser recordado como un divulgador que supo explicar la RSC a través del arte, del cómic y del cine especialmente.
Accede a más información responsable en nuestra biblioteca digital de publicaciones Corresponsables y en la Buena Práctica de CulturaRSC en el Anuario Corresponsables 2025.