Corresponsables ha entrevistado a Borja Lucas, Director de Fundación Astier, para conocer cómo esta entidad centenaria ha evolucionado desde sus orígenes hasta convertirse en un referente en la promoción de la autonomía y calidad de vida de mujeres con discapacidad intelectual. En la conversación, Borja Lucas nos explica los ámbitos de actuación actuales de la Fundación, sus proyectos más emblemáticos, como Villa Delta, y la importancia de la comunicación con sus grupos de interés para impulsar una mirada renovada hacia la discapacidad.
Además, aborda la situación de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) en España, especialmente en lo que afecta a la inclusión, y nos comparte los principales retos y desafíos que afronta Fundación Astier para continuar avanzando en su misión.
¿Puede hablarnos de Fundación Astier, de cómo ha evolucionado estos años hasta la actualidad y cuáles son sus ámbitos de actuación?
Fundación Astier nació hace más de un siglo, fruto de la visión y el compromiso de nuestra fundadora, Dª Sofía Astier, y las Hermanas Mercedarias de la Caridad que dieron continuidad a la misión. A finales del siglo XIX, poner el foco en mujeres con discapacidad intelectual en situación de calle era una decisión profundamente valiente y transformadora. En un contexto marcado por el doble estigma de ser mujer y tener una discapacidad, ella supo ver una realidad invisible para muchos y decidió actuar, sentando las bases de una entidad que desde entonces no ha dejado de evolucionar. Aquellas mujeres invisibles, hoy se hacen ver con fuerza.
Desde aquellos inicios pioneros hasta hoy, hemos recorrido un largo camino. En los últimos años, hemos vivido una transformación profunda, no solo a nivel estructural con el proyecto Villa Delta, sino también en nuestra forma de entender el acompañamiento. Hemos pasado de un modelo más asistencial a uno centrado en la persona, donde la autonomía, los deseos y la calidad de vida de cada mujer que acompaña la Fundación son el eje de todo lo que hacemos.
Nuestro ámbito de actuación también se ha ampliado y profesionalizado. Hoy trabajamos desde un enfoque de vida independiente y desinstitucionalización. Acompañamos directamente a mujeres en su día a día, pero también impulsamos acciones de sensibilización, incidencia y formación para promover un cambio de paradigma en el sector social, y un cambio de mirada en la sociedad hacia las personas con discapacidad intelectual. Nuestro compromiso sigue siendo el mismo que movió a Dª Sofía Astier hace más de 100 años: estar donde más se nos necesita y hacerlo con humanidad, rigor y visión de futuro.
¿Qué iniciativas, proyectos o casos de éxito nos podría destacar?
Nuestro proyecto más transformador en los últimos años ha sido Villa Delta, una apuesta valiente por redefinir cómo pueden y deben vivir las personas con discapacidad intelectual. Iniciado en 2021, este proyecto ha supuesto la demolición del antiguo modelo residencial y la construcción de hogares más íntimos, personalizados y accesibles, donde cada mujer puede comenzar un camino real hacia la autonomía, con apoyos ajustados y un entorno que favorece su desarrollo personal.
Villa Delta se concibe como un proyecto a largo plazo dividido en 8 fases. Actualmente nos encontramos en la segunda, que incluye la construcción de un edificio ocupacional con talleres, gimnasio y espacio de fisioterapia, pensado para seguir fomentando la autonomía, la salud y el bienestar de las mujeres. Ya hemos puesto en marcha dos hogares, y quedan por construir siete más. Cada hogar es una oportunidad para mejorar la vida de más mujeres, pero para poder continuar necesitamos asegurar la financiación que nos permita seguir avanzando con el mismo rigor y humanidad.
Este proyecto ha sido recientemente reconocido como buena práctica en el ámbito de la desinstitucionalización y es, sin duda, un caso de éxito que inspira a otras entidades. Pero lo más valioso es ver su impacto directo en la vida cotidiana: decisiones pequeñas pero significativas, vínculos afectivos más profundos y un fuerte sentido de pertenencia. Ese es el verdadero cambio que buscamos.
¿Qué importancia tiene para su entidad la comunicación con sus grupos de interés y cómo lo trabajan?
La comunicación no es solo una herramienta, es una responsabilidad fundamental. Creemos firmemente en la necesidad de construir relaciones transparentes, cercanas y coherentes con todos nuestros grupos de interés: desde las mujeres que viven en Villa Delta y sus familias, hasta la administración pública, otras entidades sociales, empresas y la sociedad en general.
Escuchar activamente, contar bien lo que hacemos y generar conversación son pilares clave para avanzar hacia una cultura de corresponsabilidad y compromiso social. Por eso, estamos desarrollando un plan estratégico de comunicación que refuerce nuestra presencia y reputación como entidad referente en vida independiente y discapacidad intelectual.
Además, asumimos el compromiso de comunicar desde un enfoque positivo. Nos sentimos responsables de mostrar a las personas con discapacidad intelectual (o como preferimos decir aquí, mujeres con capacidades extraordinarias) tal como son: valientes, capaces y llenas de potencial. Queremos romper estereotipos, sensibilizar a la sociedad y visibilizar sus logros, porque cuando se les presta el apoyo adecuado, no hay límites para lo que pueden alcanzar.
¿Cuál considera que es la situación actual de la RSE en nuestro país (si quiere, en relación a discapacidad) y sus principales barreras y oportunidades de futuro?
Creo que la RSE en España ha avanzado mucho, pero todavía tiene un camino importante por recorrer en lo que respecta a la inclusión de personas con discapacidad, especialmente intelectual. Sigue existiendo cierta distancia entre las políticas de responsabilidad social y la realidad de este colectivo. A menudo se queda en acciones puntuales o simbólicas, cuando en realidad hay una oportunidad enorme de generar impacto desde una relación más estratégica y transformadora. Estas personas tienen la capacidad de transformar desde dentro, y es literalmente así, pero necesitan oportunidades reales.
Las barreras siguen siendo la falta de conocimiento, los estereotipos y, en ocasiones, la desconexión entre lo social y lo empresarial. Pero también vemos muchas oportunidades: cada vez más empresas se interesan por generar valor social real, y ahí es donde entidades como la nuestra podemos aportar mucho desde la experiencia y el trabajo conjunto.
¿Y cuáles son los próximos retos y desafíos de Fundación Astier y cómo los piensan llevar a cabo?
Nuestro principal reto es seguir consolidando el modelo de vida independiente, replicarlo y cerrar con éxito nuestro proyecto Villa Delta y los 9 hogares construidos. Queremos demostrar que es posible vivir de otra manera con apoyos personalizados y como en cualquier hogar normalizado. Para eso necesitamos seguir construyendo alianzas, generando conocimiento y sosteniendo una cultura organizativa coherente con nuestros valores.
También tenemos desafíos internos: seguir fortaleciendo al equipo, innovar sin perder el foco y garantizar la sostenibilidad de nuestros proyectos. Todo esto lo abordamos desde un liderazgo compartido, mucha escucha activa y una visión clara: crear un mundo inclusivo, conectando a las personas independientemente de sus capacidades.
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