Desde su infancia, Alejandro Muñoz Franco ha comprendido que la Sostenibilidad no es una opción, sino una responsabilidad. Educado en el compromiso social y el respeto al medioambiente, este liderazgo temprano encontró su cauce natural cuando asumió el cargo de Jefe de Sostenibilidad en Ecotermo Latam, donde convirtió esa vocación en estrategia corporativa. “Las acciones sostenibles no solo generan valor a largo plazo para las empresas, sino también para las comunidades donde operan y para el planeta”, afirma con convicción.
A lo largo de su trayectoria, Alejandro ha participado activamente en espacios de formación y reflexión como CENTRARSE, donde descubrió que hacer negocios responsables implica crear sinergias con los grupos de interés y apostar por proyectos sostenibles con verdadero impacto. Desde entonces, ha consolidado una visión integradora de la Sostenibilidad basada en los criterios ESG, los Objetivos de Desarrollo Sostenible y una mirada inclusiva hacia los desafíos del contexto guatemalteco.
Su apuesta por la Sostenibilidad se traduce también en casos concretos: desde la iniciativa AmatiRecicla, que transforma plástico industrial en escritorios para escuelas públicas, hasta su participación en programas de empleo juvenil y reciclaje energético. Alejandro es consciente de que el cambio cultural es una carrera de fondo, y que solo será posible si se acompaña de alianzas, educación, transparencia y liderazgo ético.
En este camino, destaca el papel de medios como Corresponsables, al que conoció hace más de tres años y con el que ha colaborado activamente: “Participamos en los Premios Corresponsables 2022 y obtuvimos el primer lugar en nuestra categoría. Desde entonces, considero a Corresponsables como un referente imprescindible en la divulgación de buenas prácticas en RSE y Sostenibilidad”. Una labor que, según explica, no solo visibiliza e inspira, sino que impulsa a las empresas a comprometerse con un cambio real.
Alejandro, ¿cómo nació su vocación por la Sostenibilidad y en qué momento comenzó a integrarse en su trayectoria profesional?
Mi interés por la Responsabilidad Social y la Sostenibilidad surgió desde muy pequeño, gracias a la influencia de mis padres, quienes siempre me inculcaron el valor de velar por el prójimo y comprometerme con causas sociales. Desde entonces, entendí que el bienestar de la sociedad y el cuidado del medio ambiente son responsabilidades compartidas que deben asumirse desde cada ámbito de influencia personal y profesional.
Este compromiso tomó una nueva dimensión cuando asumí el cargo de Jefe de Sostenibilidad en Ecotermo Latam. Al formarme en Responsabilidad Social Empresarial, comprendí que las acciones sostenibles no solo generan valor a largo plazo para las compañías, sino que también impactan de forma positiva en las comunidades donde operan y, en última instancia, en el planeta. Desde entonces, tengo la convicción de que las empresas deben buscar maximizar sus beneficios sin descuidar su huella ambiental ni su rol social, dejando un legado significativo para las nuevas generaciones.
Una experiencia especialmente formativa fue mi participación en talleres, cursos y eventos organizados por CENTRARSE, el Centro para la Acción de la Responsabilidad en Guatemala. Aquella etapa me permitió adquirir conocimientos clave y tomar conciencia de que la forma de hacer negocios debía transformarse. No se trata solo de generar empleo, sino de construir sinergias con los grupos de interés y promover proyectos sostenibles con verdadero impacto social.
¿Cómo ha cambiado el panorama de la RSE desde sus inicios hasta hoy, y cuál ha sido su experiencia con Corresponsables en este proceso?
Cuando comencé en este ámbito, hablar de Responsabilidad Social dentro de una empresa era casi sinónimo de explicar qué era un Código de Ética o de Conducta. Se trataba de promover principios básicos que ayudaran a mejorar el clima organizacional, fomentar el comportamiento ético y establecer pautas de actuación. En ese entonces, la RSE era aún un tema incipiente y poco comprendido por muchas organizaciones.
Con el paso del tiempo, este enfoque ha evolucionado considerablemente. Hoy en día, la RSE y la Sostenibilidad se han convertido en elementos estructurales de la cultura empresarial, formando parte activa de los sistemas de gestión y siendo determinantes para la reputación corporativa. Las buenas prácticas sostenibles son cada vez más valoradas tanto interna como externamente.
Conocí Corresponsables hace más de tres años, cuando empecé a seguir sus publicaciones. En 2022, tuvimos la oportunidad de participar en los Premios Corresponsables con una iniciativa presentada en la categoría Pandemia del Coronavirus, y obtuvimos el primer lugar por nuestras prácticas ambientales.
Desde entonces, considero a Corresponsables como un referente imprescindible en la divulgación de buenas prácticas en RSE y Sostenibilidad. Su plataforma no solo visibiliza casos de éxito y promueve el aprendizaje colectivo, sino que también inspira a muchas empresas a comprometerse con un cambio real.
¿Qué cambios significativos ha observado en esta materia desde que comenzó?
Desde mis primeros pasos en la RSE, he podido observar cómo el enfoque ha evolucionado de manera sustancial. Lo que antes se limitaba a tener un Código de Ética o ciertas buenas prácticas aisladas, ha dado paso a una visión más integral centrada en los aspectos ESG: medioambientales, sociales y de gobernanza. Hoy las empresas ya no pueden limitarse a actuar correctamente, sino que deben demostrar su impacto en cada una de estas áreas de forma sistemática y transparente.
Cada vez más empresas publican Reportes de Sostenibilidad basados en estándares como GRI, que permiten evaluar su desempeño y fomentar la mejora continua
Gracias a la globalización y a la presión de los distintos grupos de interés, las organizaciones ahora son evaluadas por sus acciones de responsabilidad, sus impactos ambientales y la ética de su gobierno corporativo. En este sentido, la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) han sido fundamentales para ayudar a alinear estrategias empresariales con metas sociales y ambientales claras, generando una guía práctica para avanzar en sostenibilidad.
Además, cada vez más empresas publican Reportes de Sostenibilidad basados en estándares como GRI, que permiten evaluar su desempeño y fomentar la mejora continua. Otro aspecto que ha cobrado una gran relevancia es el cambio climático: hoy se prioriza la reducción de la huella de carbono, la adopción de energías limpias y la transición hacia modelos de economía circular. Todo esto ha contribuido a una transformación profunda en la forma de hacer negocios.
¿Cuáles considera que han sido los hitos más importantes en la evolución de la RSE y la Sostenibilidad en estas dos décadas y qué factores cree que han impulsado estos cambios?
En estos últimos años hemos presenciado varios hitos que han marcado el camino hacia una Responsabilidad Social Empresarial (RSE) más estructurada y transformadora. Entre los más relevantes destacaría, en primer lugar, la creación de los ODS, que han establecido un marco universal para que las empresas se alineen con metas globales, desde la erradicación de la pobreza hasta la acción climática o la promoción del trabajo digno.
También ha sido clave el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, que incentivó a las empresas a adoptar planes concretos para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. La consolidación de los estándares ESG ha redefinido la gestión de riesgos y oportunidades, al tiempo que ha reforzado la rendición de cuentas y la transparencia organizacional.
Otro hito relevante ha sido el auge de la inversión socialmente responsable, que ha elevado la exigencia sobre las prácticas empresariales desde los mercados financieros. La pandemia de la COVID-19 también fue decisiva: las compañías que contaban con programas sólidos de RSE demostraron mayor resiliencia e impacto positivo. Finalmente, temas como la debida diligencia en derechos humanos, la inclusión laboral y la diversidad han empujado a las organizaciones a replantearse sus vínculos con proveedores y comunidades, fortaleciendo el enfoque social en todos los niveles.
Y Alejandro, ¿qué lecciones ha aprendido a lo largo de su carrera en RSE?
Una de las lecciones más importantes que he aprendido es que la RSE no puede funcionar de manera aislada: debe estar integrada en la estrategia del negocio. Para lograrlo, es esencial contar con el compromiso de la Alta Dirección, así como con mecanismos de medición y reporte que permitan evaluar el progreso y promover la mejora continua.
Colaborar con otras organizaciones, actores sociales o instituciones permite ampliar el alcance y la efectividad
También he comprendido el valor de las alianzas estratégicas. Ninguna empresa puede avanzar sola en sostenibilidad. Colaborar con otras organizaciones, actores sociales o instituciones permite ampliar el alcance y la efectividad de las acciones responsables, generando impacto real y duradero.
¿Tiene alguna anécdota que refleje el espíritu y los desafíos de los primeros años de la RSE y quiera compartir con nuestra comunidad?
Desde sus inicios, Ecotermo ha colocado al recurso humano en el centro de su estrategia. Esa preocupación genuina por las personas ha sido el punto de partida de múltiples iniciativas orientadas a mejorar la calidad de vida de los colaboradores. Nos hemos enfocado en crear un ambiente laboral positivo, en ofrecer oportunidades de desarrollo profesional y personal, en promover la seguridad en el entorno de trabajo y, por supuesto, en cuidar el medio ambiente.
Este enfoque nos ha permitido evolucionar de forma coherente, manteniendo siempre la convicción de que el bienestar interno es clave para generar valor externo. No se trata solo de ofrecer empleo, sino de construir condiciones que fomenten el crecimiento, la motivación y el compromiso de quienes forman parte de la organización.
¿Cuáles considera que han sido los pioneros en esta materia? ¿Quiénes han sido también sus principales referentes?
En el contexto guatemalteco, sin duda uno de los principales referentes ha sido CENTRARSE. Desde su fundación en 2003, esta organización ha promovido, desarrollado y compartido conocimiento sobre la Responsabilidad Social, logrando formar a más de 250 empresas comprometidas con una forma de hacer negocios más justa, consciente y orientada al desarrollo de las comunidades.
Su labor ha sido clave para que muchas organizaciones, incluida la nuestra, puedan incorporar principios de sostenibilidad en su cultura empresarial y entender que la RSE no es un accesorio, sino un motor de transformación.
¿Podría compartir con Corresponsables algún caso de éxito que considere emblemático en el campo de la RSE?
En Ecotermo nos sentimos muy orgullosos de participar activamente en tres iniciativas que consideramos ejemplares por su impacto social y ambiental. La primera es AmatiRecicla, impulsada por la Asociación de Industrias y Comercios de Amatitlán (ICAMA). Este proyecto busca recolectar plástico en las industrias asociadas para convertirlo en escritorios que se donan a escuelas públicas. Hasta la fecha, se han entregado 70 escritorios y se imparten talleres educativos a estudiantes sobre reciclaje y gestión de residuos, fomentando así una conciencia ambiental desde la infancia.
También formamos parte de la Alianza por los Jóvenes, promovida por Nestlé, que tiene como objetivo facilitar el empleo juvenil y fomentar el emprendimiento. Desde 2018, hemos impartido charlas ambientales y sobre sistemas de gestión a jóvenes emprendedores, apoyando su formación y fortaleciendo su visión sostenible.
La tercera iniciativa es Guate sin Desechos, un programa de reciclaje creado por Tabacalera Nacional en alianza con CENTRARSE. Ecotermo se encarga de recolectar en las tiendas IQOS las unidades de tabaco usadas (TEREA y HEETS), las cuales son procesadas por la empresa PROVERDE para generar energía eléctrica. A la fecha, hemos logrado recolectar más de 800.000 unidades, lo que refleja el alcance real que puede tener una alianza bien estructurada en el marco de la RSE.
Creemos que el futuro de la RSE y la Sostenibilidad estará marcado por el crecimiento paralelo de los desafíos y las oportunidades
¿Cómo ve el futuro de la RSE y la Sostenibilidad en Guatemala? ¿Qué retos y oportunidades anticipa para las próximas dos décadas?
Desde nuestra experiencia en Guatemala, creemos que el futuro de la RSE y la Sostenibilidad estará marcado por el crecimiento paralelo de los desafíos y las oportunidades. Las demandas sociales y ambientales son cada vez más visibles y urgentes, lo que empuja a las empresas a transformar sus modelos de gestión hacia una mayor transparencia, compromiso y eficiencia.
Uno de los factores clave será la presión creciente de los consumidores, cada vez más conscientes del impacto que tienen las organizaciones sobre su entorno. También será fundamental la alineación con iniciativas globales, como los ODS, y el fortalecimiento de normativas que impulsen la acción climática y la gestión responsable de los recursos.
Por otra parte, en un país con elevados niveles de desigualdad como el nuestro, las empresas tienen la posibilidad, y la responsabilidad, de generar inclusión social. Eso implica fomentar el empleo y la formación para jóvenes, apoyar a comunidades vulnerables, promover el acceso a servicios básicos, y participar en alianzas público-privadas que permitan desarrollar infraestructuras sostenibles, sobre todo en zonas rurales.
En ese futuro sostenible, será imprescindible incluir a las comunidades indígenas, respetando sus derechos y construyendo políticas que los beneficien directamente. Del mismo modo, el empoderamiento de las pymes será crucial: capacitarlas en sostenibilidad, facilitar el acceso a créditos verdes y construir redes colaborativas puede marcar una diferencia estructural en el desarrollo del país.
¿Qué papel cree que deben jugar las nuevas generaciones en la continuación de este legado?
El papel de las nuevas generaciones será absolutamente decisivo. Son quienes heredan este mundo, pero también quienes tienen el poder de redefinirlo. Su responsabilidad es continuar construyendo una cultura empresarial ética, inclusiva y comprometida con el planeta. Deben incorporar la sostenibilidad en todos los aspectos de la vida profesional, desde la estrategia hasta la operativa diaria, y fomentar un compromiso genuino con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Además, deberán liderar desde la innovación: generar ideas y soluciones para enfrentar desafíos como el cambio climático, la escasez de recursos, o la exclusión social. Esto implica explorar nuevos modelos de negocio basados en la economía circular, energías limpias, la agricultura sostenible o la gestión inteligente de residuos.
También tendrán que ejercer un liderazgo con valores, promoviendo la ética y la transparencia en las organizaciones. Y no menos importante, mantenerse activos como ciudadanos, alzando la voz ante la injusticia y empujando a gobiernos y empresas a actuar con urgencia y responsabilidad.
¿Desea añadir alguna reflexión final o mandar algún mensaje?
A quienes heredarán este mundo, quiero dejarles una reflexión muy clara: ustedes son la esperanza de un futuro más justo y sostenible. Cada decisión que tomen, como profesionales, como consumidores o como ciudadanos, tiene el potencial de cambiar el rumbo.
Incluir a todos es la base de una innovación real y duradera
Construir un mundo más transparente es construir un mundo más equitativo. Incluir a todos es la base de una innovación real y duradera. Y la innovación, bien entendida, no es solo tecnología: es capacidad de imaginar un presente distinto y hacerlo posible.
El activismo también cuenta: no tengan miedo de cuestionar, de exigir, de movilizarse. La RSE y la Sostenibilidad ya no pueden ser metas decorativas, deben ser acciones concretas. El futuro es de ustedes, y está en sus manos moldearlo para bien. Que esa responsabilidad se transforme en determinación, en creatividad y en impacto positivo real. ¡Adelante!
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