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Claudia Verenice Acedo Ruiz, Consejera en Sostenibilidad de Caffenio, inició su camino en este ámbito en 2014, cuando descubrió que la gestión responsable iba mucho más allá de cumplir con certificaciones o requisitos de clientes. “La Sostenibilidad me apasiona porque siempre hay algo más que descubrir y otros enfoques que abordar”, afirma con convicción. Desde entonces, ha acompañado a organizaciones en la construcción de estrategias que integran los principios de la Responsabilidad Social en cada área de negocio, impulsando la previsión, la integración y la medición de impactos reales.
Acedo Ruiz recuerda que su primera inspiración vino de ver cómo los lineamientos y la materialidad podían conectar con los grupos de interés y generar cambios profundos: “La RSE no es un sprint, es un camino continuo”. En esta entrevista comparte aprendizajes, anécdotas y su visión sobre el futuro de la Sostenibilidad, subrayando la importancia de fortalecer la acción por el clima y la inclusión social.
En el marco del 20 aniversario de Corresponsables, reconoce su papel como medio clave para visibilizar y educar en este ámbito: “Corresponsables no solo comunica, también educa. Inspirar es fundamental, y cuando inicié, ver su anuario con tantas prácticas me permitió identificar oportunidades y adecuar algunas de ellas. Me hizo comprender que tan valioso es el esfuerzo de una empresa pequeña como el de una gran transnacional, y visibilizarlo ayuda a que más empresas se motiven a participar”.
Claudia, ¿cuándo y por qué comenzaste a interesarte e involucrarte en el ámbito de la Responsabilidad Social y Sostenibilidad?
Trabajo en Sostenibilidad desde 2014. Yo anteriormente había liderado diferentes iniciativas relacionadas con certificaciones de la empresa y, por requerimiento del principal cliente, nos pidieron «tener el distintivo ESR». No lo identificaba; en Hermosillo, México, donde vivo, en ese año no había un consultor en el tema, así que llamé a CEMEFI con tan buena suerte que estaba por iniciar un taller enfocado a consultores. Lo cursé y me pareció un modelo de gestión muy integrado, pues considera todos los grupos de interés. Me parece muy relevante cómo prioriza los temas materiales de acuerdo con la empresa, y que no solo se realiza evaluación de progreso y de resultados, también medición de impactos. Desde entonces me fui adentrando más a estos temas y me apasiona que siempre hay algo más que descubrir y otros enfoques que abordar.
Esta es una anécdota de hace unas semanas: en una sesión de compartir prácticas con colegas, tuvimos la participación de una persona que nos habló de «Auditoría ASG». Nos platicaba cómo en auditoría se evaluaban los aspectos ASG y lo hizo con tanto entendimiento que fue conectando la información del estudio de materialidad con las políticas, documentos del marco de referencia, programas y contribución a las metas de Sostenibilidad.
“La Sostenibilidad me apasiona porque siempre hay algo más que descubrir y otros enfoques que abordar”
Al ver tanto detalle en cuanto a gestión documental le pregunté: «¿Qué área gestiona todo esto?» y el resto de los colegas presentes se rieron. Una de ellas me dijo: «es lo que nos toca».
Pienso que es una confusión: la Sostenibilidad la gestiona cada área en los temas que le corresponden, y el área de Sostenibilidad brinda los inputs (estudio de materialidad, datos de desempeño ambiental y social de la empresa, buenas prácticas de referencia). Pero cada área (Capital Humano, Medioambiente, Operaciones, etc.) incorpora los principios en su gestión.
A veces, en Sostenibilidad nos confundimos y queremos ser una entidad de control, cuando en realidad somos un área que aporta previsión e integración.
¿Cómo era el panorama de la RSE cuando comenzó en comparación con cómo es hoy?
De 2014 a la fecha ha evolucionado notoriamente. En 2015, cuando se identificó que los Objetivos del Milenio no se habían logrado cumplir, de alguna manera se detonaron una serie de lineamientos, guías de referencia y normativas que buscan que las empresas fortalezcan su contribución para mitigar los efectos del cambio climático y lograr la inclusión y la justicia social.
“La RSE no es un sprint, es un camino continuo”
Entre tanta guía y normativa se ha perdido el enfoque y se ha generado confusión. El tema ASG vino a clarificar los puntos esenciales y a volverlos comparables con base en la taxonomía definida. Dan más claridad ahora.
¿Cuándo conociste a Corresponsables? ¿Qué papel consideras que ha tenido en el impulso de la RSE en las últimas dos décadas?
Somos una empresa mexicana de tamaño mediano. Un año obtuvimos el reconocimiento a la Mejor Práctica de Responsabilidad Social en Vinculación con la comunidad y decidimos publicarlo en Corresponsables. Pero al estar las empresas acomodadas por «orden alfabético», quedamos enseguida de CEMEX, una empresa mexicana con operaciones globales que tiene varias prácticas destacadas.
Justo la moraleja es: tan valioso es el esfuerzo de una empresa pequeña como el de una gran trasnacional, y visibilizarlo ayuda a que más empresas se motiven a participar.
“Corresponsables no solo comunica, también educa”
¡Inspirar! Cuando inicié no tenía idea de qué podría hacer y, al ver el anuario con todas las prácticas, me permitió identificar oportunidades y adecuar algunas de ellas.
¿Qué cambios significativos has observado en esta materia desde que comenzaste?
Un mayor rigor en la comunicación. Están siendo un medio que no solo comunica, también educa.
Querida Claudia, ¿cuáles consideras que han sido los hitos más importantes en la evolución de la RSE y la Sostenibilidad en estas dos décadas y qué factores crees que han impulsado estos cambios?
Todo lo relacionado a medioambiente: reducción de emisiones, eficiencia hídrica, economía circular. El motivo es claro: estamos avanzando hacia un desastre ecológico que no sabemos qué repercusiones tendrá.
Datos del Aqueduct Water Risk Atlas de WRI muestran que 25 países, que albergan a una cuarta parte de la población mundial, enfrentan cada año un estrés hídrico extremadamente alto, y consumen regularmente casi todo su suministro de agua disponible. Y al menos el 50 % de la población mundial (alrededor de 4 mil millones de personas) vive en condiciones de gran escasez de agua durante al menos un mes al año.
Eso pone en riesgo la vida como la conocemos.
¿Qué lecciones has aprendido a lo largo de tu carrera en RSE?
He aprendido que en temas de RSE siempre es preferible avanzar con paso firme y seguro que correr con prisas sin generar un verdadero involucramiento. Vale mucho más avanzar despacio, pero dejando cimientos sólidos de comprensión con todos los actores, que tratar de implementar acciones rápidas que se queden en la superficie. La RSE es cultura y forma de hacer empresa, no un proyecto aislado ni un requisito de moda. En este sentido, la considero más un camino continuo de construcción que un sprint que busca resultados inmediatos, ya que los cambios culturales y de gestión requieren tiempo, paciencia y constancia para ser sostenibles en el tiempo.
“Vale más avanzar despacio dejando cimientos claros que hacerlo rápido y sin lograr ese involucramiento”
También he comprobado que es muy fácil lanzar iniciativas y proyectos, pero lo realmente complicado está en medir su impacto, mantener la coherencia en la gestión y conservar tanto el enfoque como el entusiasmo. Por ello, resulta más efectivo implementar pocos programas bien diseñados y que realmente generen resultados tangibles, en lugar de dispersar esfuerzos en un gran número de acciones desconectadas entre sí y difíciles de evaluar. La clave está en priorizar calidad sobre cantidad, asegurando que cada acción aporte valor real y contribuya de manera concreta a la estrategia global de la organización.
¿Tienes alguna anécdota, Claudia, que refleje el espíritu y los desafíos de los primeros años de la RSE?
El mayor desafío que recuerdo de los primeros años fue la falta de personas con habilidades técnicas en el tema. La RSE es un campo sumamente amplio que requiere conocimientos específicos y multidisciplinarios, desde la gestión ambiental hasta el diseño de políticas sociales o de gobernanza. Sin embargo, en aquel momento muchas personas pensaban que el trabajo consistía únicamente en organizar eventos o hablar de un mundo mejor, sin dimensionar todo lo que había detrás en términos de planeación, análisis y estrategia. Esa percepción simplificada generaba cierta confusión sobre la verdadera labor que implicaba integrar la RSE en una empresa.
Con el tiempo, comprendí que ese obstáculo también representaba una oportunidad para educar y sensibilizar a más profesionales. Mostrar el trabajo que se hace detrás de cada iniciativa, desde los diagnósticos iniciales hasta la evaluación de resultados, permitió ir construyendo credibilidad y demostrar que la RSE no es un conjunto de actividades aisladas, sino un proceso estructurado que demanda formación técnica, visión estratégica y capacidad de articulación con todas las áreas de la organización.
¿Cuáles consideras que han sido los pioneros en esta materia?
En el ámbito de la RSE considero que, como persona promotora de la cultura y de la integración de alianzas, Felipe Cajiga ha sido un impulsor fundamental. Su capacidad para generar espacios de diálogo, promover la colaboración entre distintos actores y difundir la importancia de la RSE ha marcado un antes y un después en la forma en que las empresas entienden y asumen su papel en la sociedad. Su trabajo ha inspirado a muchos y ha contribuido a consolidar el concepto en México y en América Latina.
Por otro lado, en el campo académico y de investigación, PhD Antonio Vives se destaca como una referencia imprescindible. Sus publicaciones, en especial los libros sobre RSE y sus estudios aplicados a Latinoamérica, han servido como guías para quienes buscamos fortalecer la teoría y la práctica en este ámbito. Gracias a su labor, se ha logrado construir un marco conceptual más robusto, aportando herramientas para que las empresas comprendan mejor los beneficios y responsabilidades de integrar estas prácticas.
¿Puedes compartir algún caso de éxito que consideres emblemático en el campo de la RSE?
Un ejemplo que considero emblemático es el caso de Toks en México, una empresa que ha logrado resultados notables al impulsar proyectos productivos con pequeños productores rurales. A través de estas iniciativas, han generado oportunidades reales de desarrollo económico y social en comunidades que producen miel, café, mermeladas y otros productos locales. Estos programas no solo fomentan el consumo responsable, sino que también fortalecen las cadenas de valor y mejoran la calidad de vida de los participantes.
Además, es imposible no mencionar a Gustavo Pérez Berlanga, quien ha sido un verdadero referente en este camino. Su liderazgo y compromiso han contribuido a consolidar modelos de negocio que muestran que la rentabilidad y la Responsabilidad Social pueden ir de la mano. Este tipo de casos son inspiradores porque demuestran que es posible combinar una gestión empresarial eficiente con un impacto positivo en las comunidades y en el entorno.
Claudia, ¿cómo ves el futuro de la RSE y la Sostenibilidad?
El futuro de la RSE y la Sostenibilidad lo visualizo con grandes retos, pero también con oportunidades significativas. España, por ejemplo, siempre ha sido un referente en normativas y guías, y creo que continuará desempeñando ese papel de liderazgo, impulsando estándares más sólidos que inspiren a otros países. En particular, considero que se dará mayor peso a la acción por el clima, pues el desafío ambiental es cada vez más urgente y requiere medidas integrales que las empresas no pueden ignorar.
“Tan valioso es el esfuerzo de una empresa pequeña como el de una gran trasnacional”
Al mismo tiempo, veo que crecerán las iniciativas enfocadas en la inclusión, especialmente hacia colectivos vulnerables como las personas migrantes. La Sostenibilidad no se limita al ámbito ambiental, también abarca la justicia social y la equidad, y en ese sentido, el futuro exigirá a las organizaciones un compromiso mucho más profundo con la diversidad, la igualdad de oportunidades y la integración de distintos grupos en la dinámica empresarial y comunitaria.
Para finalizar, ¿qué papel crees que deben jugar las nuevas generaciones en la continuación de este legado?
Las nuevas generaciones tienen el enorme reto y la gran oportunidad de hacer elecciones conscientes en su día a día. Al final, la Responsabilidad Social refleja las expectativas y exigencias de los grupos de interés, por lo que el cliente y la ciudadanía en general terminan guiando muchas de las acciones que implementan las empresas. Con su capacidad de cuestionar y demandar prácticas responsables, los jóvenes tienen el poder de acelerar cambios significativos en el mercado y en la cultura organizacional.
Ellos no solo deben ser consumidores responsables, sino también profesionales que impulsen desde dentro de las organizaciones la integración de la RSE y la Sostenibilidad en los procesos estratégicos. Al participar de forma activa, pueden contribuir a consolidar una nueva forma de hacer negocios donde la ética, el respeto al entorno y el impacto positivo hacia la sociedad sean elementos centrales y no secundarios. Su papel, sin duda, será decisivo para que este legado se mantenga vivo y en constante evolución.
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