La crisis climática está redefiniendo la educación superior y exige que la sostenibilidad deje de ser un tema marginal para convertirse en un principio estructural en todas las disciplinas. Sequías, aumento de temperaturas y eventos extremos demuestran que médicos, ingenieros, economistas o abogados no pueden ejercer sin considerar el impacto ambiental de sus decisiones. Universidades como la de Guadalajara han integrado asignaturas transversales ligadas a los ODS de la ONU, mientras que otras, como la Autónoma de Barcelona, avanzan con posgrados especializados e investigaciones aplicadas. Redes regionales como la de Campus Sustentables en América Latina promueven reducción de huella de carbono y participación estudiantil en proyectos ambientales, pero expertos advierten que los cambios incrementales son insuficientes frente a la urgencia señalada por el IPCC. Innovaciones pedagógicas como proyectos comunitarios, simulaciones de escenarios y metodologías interdisciplinares buscan formar profesionales con pensamiento crítico, resiliencia y visión sistémica. Casos como los programas de certificación docente en la Universidad de Costa Rica refuerzan este giro. Sin embargo, el reto sigue siendo acelerar y generalizar estas transformaciones: la sostenibilidad debe convertirse en práctica cotidiana en las aulas, impulsando a los estudiantes no solo a adaptarse, sino a convertirse en agentes de cambio capaces de transformar la sociedad frente a la crisis climática.
La nueva empresa que revolucionará el sector energético en América Latina
Celsia, filial de energía del Grupo Argos, cerró el segundo trimestre de 2025 con resultados financieros sólidos tras superar los impactos del Fenómeno de El Niño: su Ebitda creció 16 % y la utilidad neta casi un 30 %, impulsados por el crecimiento en activos solares, transmisión y el programa EnergizarC. En paralelo, anunció la creación de una nueva compañía de eficiencia energética enfocada en apoyar a industrias y comercios en sus planes de descarbonización mediante soluciones como techos solares, iluminación, aires acondicionados, aire comprimido, distritos térmicos, bombas de calor, plantas de respaldo y baterías. La empresa nace con más de $600.000 millones en activos, $150.000 millones en ingresos y cerca de $40.000 millones en Ebitda, con operaciones proyectadas desde Perú hasta México bajo un modelo B2B. Liderada por Luis Felipe Vélez, la compañía ya está en marcha y presentará su primer balance en septiembre. Mientras tanto, Celsia avanza en la construcción de más de 300 MW de granjas solares y en dos proyectos de transmisión en la costa y el centro del país, consolidando su papel como actor clave de la transición energética en América Latina.
Nutresa se la juega por el desarrollo social
Nutresa decidió multiplicar por cinco su inversión social, apostando por un modelo empresarial que combine crecimiento económico con impacto positivo en las comunidades. Bajo el liderazgo de la Fundación Nutresa, la compañía destinó $60.000 millones entre 2024 y lo corrido de 2025, con una meta de llegar a $150.000 millones en cinco años. Sus programas han beneficiado a más de 46.000 personas en educación, salud y nutrición, con un enfoque en bienestar integral y producción responsable. Solo en 2025, a través de la Alianza Medellín Cero Hambre, en conjunto con la Alcaldía, entregó 125 toneladas de alimentos para 190.000 habitantes vulnerables de la ciudad. Según Jairo González G., vicepresidente y director de la Fundación, la filosofía de Nutresa es clara: “a mayor crecimiento, mayor impacto social”. De esta manera, la empresa reafirma su compromiso de ser un motor de desarrollo sostenible en Colombia, demostrando que la rentabilidad y el bienestar colectivo no solo son compatibles, sino que se fortalecen mutuamente.
Francia anuncia millonario crédito para apoyar implementación del Acuerdo de Paz
Francia anunció un crédito de 200 millones de euros para apoyar la implementación del Acuerdo de Paz en Colombia, con el fin de impulsar la transformación de los territorios rurales más afectados por la pobreza y el conflicto armado. Este financiamiento busca promover la equidad en el acceso a la tierra, fortalecer la transición agroecológica y reducir las desigualdades de género, en línea con el capítulo 1 del Acuerdo de 2016. El embajador Sylvain Itté destacó que este préstamo, el segundo de la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) vinculado a la paz, se complementará con una donación de 2,7 millones de euros en asistencia técnica para apoyar la agroecología, la asociatividad y la conservación ambiental. Según Lamine Sow, director de la AFD en Bogotá, la operación se sustenta en tres pilares: ordenamiento territorial sostenible, innovación agrícola en municipios PDET y fortalecimiento del rol de las mujeres rurales. El programa busca sacar a comunidades de los ciclos de pobreza y violencia mediante oportunidades económicas sostenibles y acceso a cadenas de valor internacionales. Con esta apuesta, Francia reafirma su papel como aliado estratégico de Colombia en paz, desarrollo y equidad territorial.