Desde sus inicios, GNDiario ha tenido como misión visibilizar a las personas con discapacidad y defender sus derechos a través del periodismo social y accesible. Su Responsable de Redacción, Katia Navas Hernández, recuerda cómo el compromiso del medio con la Responsabilidad Social y la Sostenibilidad no nació en un foro ni en una estrategia empresarial, sino desde la vivencia personal: “Nuestro interés no surgió en un despacho, sino en casa, en nuestras vivencias diarias”, afirma.
En esta entrevista, Katia reflexiona sobre la evolución de la RSE en las últimas décadas, el papel del periodismo inclusivo y los desafíos que aún persisten: “La verdadera Responsabilidad Social comienza con la empatía y se materializa en la accesibilidad universal, en el diseño para todos y en la igualdad de oportunidades”.
Con motivo del 20º aniversario de Corresponsables, Navas destaca el valor del medio como un actor fundamental en la profesionalización del sector: “Recuerdo ver aquel anuario y pensar: ‘Por fin hay un medio que se toma esto en serio’. Fue el altavoz que el sector necesitaba para profesionalizarse y ganar visibilidad”.
“Corresponsables ha sido pedagogo y altavoz. Ha creado un lenguaje común y ha sido el cronista indispensable de la evolución de la RSE en España e Iberoamérica”, afirma. Para GNDiario, este aniversario es una oportunidad para reconocer una labor que, según sus palabras, “ha ayudado a alcanzar la masa crítica que la RSE necesitaba”.
Katia, ¿cuándo comenzaste a interesarte e involucrarte en el ámbito de la Responsabilidad Social y Sostenibilidad?
Nuestro interés en lo que hoy llamamos Responsabilidad Social y Sostenibilidad no nació en un despacho ni en un foro empresarial, sino en casa, en nuestras vivencias diarias. Tanto nuestro directivo, Ángel Salinas, como personas muy cercanas a nosotros, no podían informarse debidamente a causa de diferentes patologías, edad, discapacidad…, en definitiva, una falta de accesibilidad en todos los medios de comunicación.
Como GNDiario, nuestro origen y misión están intrínsecamente ligados a la comunicación sobre discapacidad y la defensa de los derechos de este colectivo. A principios del 2000, observábamos una desconexión total entre el mundo empresarial y la realidad de más de cuatro millones de personas en España. El interés surgió de una necesidad periodística y social: queríamos contar por qué las empresas debían ser parte de la solución y no del problema.
“Nuestro interés no surgió en un despacho, sino en casa, en nuestras vivencias diarias”
Nos involucramos porque vimos que el concepto de “inclusión” estaba incompleto. Se empezaba a hablar de medio ambiente, de ética, pero la “S” de Social era a menudo un cajón de sastre y, dentro de él, la “D” de Discapacidad era prácticamente invisible. Nuestro motor fue la convicción de que una empresa no puede ser verdaderamente responsable si su cultura, sus productos, sus servicios y sus oportunidades laborales no son accesibles e inclusivos para todos.
Recuerdo perfectamente las primeras reuniones con nuestro director. Cuando le planteábamos un artículo, algún reportaje sobre la inclusión, su respuesta casi automática era: “Claro, además buscaremos alguna herramienta para hacer accesible nuestra web”.
Teníamos que explicar pacientemente que la RSE no era solo filantropía, sino una cuestión de estrategia, de talento y de derechos. Una anécdota muy gráfica fue la de una gran empresa que nos invitó a un evento para presentar su nueva política de accesibilidad. Habían preparado un evento en la sede de una empresa de las grandes, con una rampa en la entrada, intérprete de signos… pero ahí nos dimos cuenta de que la página web de la agencia de noticias de esta empresa, la cual íbamos a utilizar para difundir nuestro evento, era completamente inaccesible para una persona ciega con un lector de pantalla. Esa vivencia reflejaba el espíritu de la época: la RSE era a menudo un gesto visible, una fachada, pero no estaba integrada del todo en el ADN de la compañía. Nuestro trabajo consistía, y sigue consistiendo, en mirar más allá de la rampa.
¿Cómo era el panorama de la RSE cuando comenzó en comparación con cómo es hoy?
El cambio ha sido abismal. Al principio, la RSE era un concepto marginal, a menudo relegado a un pequeño departamento de la empresa.
Hoy, aunque queda mucho por hacer, la RSE, ahora englobada en el término ESG (Environmental, Social, and Governance), está en la agenda del Consejo de Administración. Ha pasado de ser voluntaria a estar regulada, con hitos como la Ley de Información no Financiera y Diversidad y, más recientemente, las directivas europeas como la CSRD. Antes se hablaba de “acción social”; hoy se habla de “impacto”, de “cadena de valor sostenible” y de “debida diligencia”.
“Queríamos contar por qué las empresas debían ser parte de la solución y no del problema”
Desde nuestra perspectiva, el cambio más positivo es que la inclusión de la discapacidad ya no es vista solo como una obra de caridad, sino como una fuente de talento y una pieza clave en la estrategia de diversidad e inclusión. Lo negativo es el riesgo del “social washing”, que sigue existiendo, y la complejidad burocrática, que a veces puede ahogar el propósito real.
¿Cuándo conociste a Corresponsables? ¿Qué papel consideras que ha tenido en el impulso de la RSE en las últimas dos décadas?
A Corresponsables lo conocimos a través de sus primeras publicaciones impresas, ya que les tomábamos como un referente a la hora de escribir nuestros artículos. Recuerdo ver aquel anuario y pensar: “Por fin hay un medio que se toma esto en serio”. Era el altavoz que el sector necesitaba para profesionalizarse y ganar visibilidad. Fue una herramienta fundamental para nosotros, para entender quiénes eran los actores clave y qué se estaba moviendo.
“Corresponsables ha sido el cronista indispensable de la evolución de la RSE en España e Iberoamérica”
Corresponsables ha desempeñado un papel de “pedagogo” y “altavoz”. Ha traducido un concepto complejo y a veces abstracto para hacerlo accesible a empresas, profesionales y al público general. Ha creado un lenguaje común y ha sido el cronista indispensable de la evolución de la RSE en España e Iberoamérica. Sin su labor de difusión, la Responsabilidad Social no habría alcanzado la masa crítica que tiene hoy.
Katia, ¿qué cambios significativos has observado en esta materia desde que comenzaste?
El cambio más significativo ha sido el paso de la voluntariedad a la obligación estratégica. La RSE ha dejado de ser “lo que se hace con el dinero que sobra” para ser “cómo se gana el dinero”.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) crearon una hoja de ruta global y un lenguaje universal que ha permitido alinear las estrategias empresariales con los grandes retos de la humanidad. Para GNDiario, los ODS son una referencia constante. Todos nuestros artículos se centran en uno de ellos.
“La RSE no era solo filantropía, sino una cuestión de estrategia, de talento y de derechos”
¿Cuáles consideras que han sido los hitos más importantes en la evolución de la RSE y la Sostenibilidad en estas dos décadas y qué factores crees que han impulsado estos cambios?
Desde nuestra óptica, los verdaderos pioneros en la “S” de Social fueron las organizaciones del Tercer Sector, que fueron las primeras en interpelar a las empresas. Para GNDiario, referentes indiscutibles han sido CERMI o FAMMA, así como pequeñas organizaciones y ONG con las que tenemos contacto diario. Todos ellos han hecho una labor titánica para situar la discapacidad en la agenda empresarial, no desde la pena, sino desde la propuesta de valor. Y, por supuesto, medios como Corresponsables y redes como AliaRSE han sido referentes en la construcción del ecosistema.
¿Qué lecciones has aprendido a lo largo de tu carrera en RSE?
Hemos aprendido lo importante que es la inclusión laboral de personas con discapacidad. No es una acción de una sola empresa, sino un modelo sistémico que ha logrado la inserción laboral de miles de personas. Su éxito radica en que, por un lado, capacita y empodera a las personas con discapacidad; por otro, asesora y acompaña a las empresas para que pierdan el miedo y descubran el talento. Es un ejemplo perfecto de cómo la Responsabilidad Social puede generar un impacto social a gran escala, medible y transformador, yendo mucho más allá de la mera contratación para cumplir una cuota.
“La RSE ha dejado de ser lo que se hace con el dinero que sobra para ser cómo se gana el dinero”
En GNDiario, nuestra plantilla se nutre gracias a estos grandes profesionales.
Querida Katia, ¿cómo ves el futuro de la RSE y la Sostenibilidad?
Veo un futuro marcado por tres “I”: Integración, Inversión e Inteligencia Artificial.
Retos
- La Tiranía de la “E”: El riesgo de que la emergencia climática, siendo crucial, eclipse la importancia de la “S” y la “G”. La Sostenibilidad debe ser integral.
- La Burocratización: La complejidad de las nuevas normativas puede llevar a que las empresas se centren en “cumplir el expediente” en lugar de en generar un impacto real.
- Medición del Impacto Social: Sigue siendo mucho más difícil medir el impacto social que la huella de carbono. Es un reto metodológico clave.
Oportunidades
- La Sostenibilidad como palanca de innovación: Las empresas que integren de verdad los criterios ESG en su negocio serán las más competitivas.
- Tecnología para la Inclusión: La IA y la digitalización ofrecen herramientas increíbles para mejorar la accesibilidad universal, desde asistentes virtuales hasta el diseño de productos y servicios inclusivos.
- Inversión de Impacto: El creciente interés de los mercados financieros por la Sostenibilidad es el mayor motor de cambio que hemos visto. El dinero está empezando a moverse hacia donde hay propósito.
¿Qué papel crees, Katia, que deben jugar las nuevas generaciones en la continuación de este legado?
Las nuevas generaciones son nativas de la Sostenibilidad. No la ven como un añadido, sino como un requisito indispensable. Su papel es triple:
- Como Talento: Elegirán trabajar en empresas cuyo propósito y valores coincidan con los suyos. Serán el principal motor de la transformación cultural interna.
- Como Consumidores: Penalizarán a las marcas que no sean auténticas y coherentes. Su poder de compra y su capacidad de movilización en redes son enormes.
- Como Vigilantes: Son la generación más informada y escéptica. No se conforman con los grandes titulares; exigirán transparencia, datos y coherencia. Serán los mejores auditores contra el greenwashing y el social washing.
Para concluir, añade, si lo deseas, cualquier otra reflexión o consideración que consideres oportuna.
Queremos agradecer a Corresponsables por estos años de trabajo incansable. Para GNDiario, el mensaje final es claro: no puede haber Sostenibilidad sin inclusión. Una empresa o una sociedad que aspira a ser sostenible pero que deja atrás a un 10 % de su población, como son las personas con discapacidad, está construyendo sobre cimientos frágiles.
“Por fin hay un medio que se toma esto en serio”
La verdadera Responsabilidad Social comienza con la empatía y se materializa en la accesibilidad universal, en el diseño para todos y en la igualdad de oportunidades. Ese ha sido, y seguirá siendo, nuestro foco.
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