En un contexto global cada vez más exigente en materia ambiental, social y de gobernanza, la Cámara de Comercio de Santiago (CCS) se posiciona como una de las entidades gremiales más activas en la promoción del desarrollo empresarial sostenible en Chile. Con más de 100 años de historia y más de 2.300 empresas asociadas —que abarcan desde emprendedores hasta multinacionales—, la CCS ha asumido el desafío de integrar la sostenibilidad como un componente esencial del crecimiento económico en el país.
Desde 2012, la CCS cuenta con un Comité de Sostenibilidad que ha sido clave en la articulación de iniciativas para fomentar prácticas responsables entre sus afiliados. “La sostenibilidad ya no es una opción, es parte de la subsistencia de los modelos económicos”, señaló Verónica Torres Puentes, gerente de sostenibilidad de la entidad en conversación con Corresponsables.
Pero, esta transformación no responde únicamente a una presión ética, sino también a una lógica de competitividad y eficiencia: “Las empresas que alinean su estrategia sostenible con el Core de su negocio obtienen retornos reales y fortalecen su posición en el mercado”, dijo.
Uno de los elementos diferenciadores de la CCS ha sido su compromiso por predicar con el ejemplo. “Como gremio, decidimos mirar la sostenibilidad hacia adentro”, destacó Torres. La organización no solo impulsa lineamientos para sus asociados, sino que también implementa prácticas internas concretas: un compromiso de carbono neutralidad antes de 2030, la publicación de reportes de sostenibilidad y la integración de criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) en su propia gestión.
Enfoque flexible
Aunque tradicionalmente es asociada al comercio y el retail, la cámara también integra empresas de servicios, telecomunicaciones, banca, tecnología, entre otras industrias. Este abanico exige un enfoque flexible: “No hay una fórmula única para todas las empresas”, afirma Torres. Cada compañía debe identificar cuáles son los aspectos de sostenibilidad más relevantes para su operación, ya sea el impacto ambiental, la relación con comunidades o la gestión de sus cadenas de suministro.
Precisamente, este último aspecto ha cobrado especial relevancia para la CCS. La entidad ha centrado esfuerzos en fomentar cadenas de suministro sostenibles, a través de su programa “Acción en Cadena” promoviendo relaciones comerciales basadas en la transparencia, la corresponsabilidad y el largo plazo. Se impulsa, por ejemplo, la incorporación de criterios sociales y ambientales en los contratos con proveedores, el establecimiento de mecanismos de resolución de conflictos, y la medición de huella de carbono en las transacciones B2B. “Es fundamental ver estas relaciones no como una simple negociación, sino como una alianza estratégica con beneficios para ambas partes”, comenta Torres.
El trabajo de la CCS no se limita al ámbito nacional. La entidad forma parte activa de redes internacionales como la International Chamber of Commerce (ICC) y la Asociación Iberoamericana de Cámaras de Comercio (AICO), lo que le permite intercambiar experiencias y adaptarse a estándares globales.
Negocio redondo
Es importante asegurar que el impacto de sus políticas y programas llegue también a las pequeñas y medianas empresas y puedan acceder a herramientas y capacitación en sostenibilidad. Por tal razón, la CCS ha asumido un rol activo en la formación de capacidades, consciente de que una de las principales brechas para avanzar en la sostenibilidad es el conocimiento.
“Hoy muchas áreas dentro de las empresas necesitan incorporar un nuevo lenguaje, una nueva taxonomía”, dice Torres. Desde conceptos financieros como riesgos climáticos hasta comunicaciones responsables para evitar prácticas como el green o cualquier tipo de Sustainability washing, la CCS trabaja en la difusión y democratización de contenidos y el acompañamiento técnico a sus afiliados a través de la plataforma Negocio Redondo www.negocioredondoccs.cl
El avance de la regulación también es un factor determinante. La gerente de sostenibilidad explica que en Chile y el mundo se vive un “tsunami regulatorio” que obliga a las empresas a adaptarse rápidamente a nuevas exigencias. La CCS ha asumido un papel de facilitador para que sus socios comprendan e implementen estas normativas, traduciéndolas en oportunidades de mejora más que en cargas administrativas.
Una inversión estratégica
En ese contexto, la entidad ha buscado un equilibrio entre el crecimiento económico y la responsabilidad corporativa, evitando que ambos objetivos se perciban como contradictorios. “El desarrollo empresarial sostenible es justamente eso: establecer equilibrios”, puntualiza Torres. Para ello, la CCS insiste en que las empresas identifiquen su materialidad, es decir, los temas que son realmente relevantes para su negocio y su entorno, y actúen en consecuencia.
A más de una década de haber comenzado formalmente su estrategia de sostenibilidad, la CCS observa una adopción creciente por parte de sus miembros. Factores como las exigencias de los stakeholders —colaboradores, comunidades, consumidores, proveedores—, la presión regulatoria y la evolución del mercado han hecho que cada vez más empresas consideren la sostenibilidad como una inversión estratégica, más que como un compromiso.
En palabras de Verónica Torres, “los gremios jugamos un rol fundamental porque podemos amplificar esta nueva forma de hacer negocios, basada en la ética, la transparencia y la visión de futuro”. La Cámara de Comercio de Santiago no solo ha asumido esa tarea, sino que la ha integrado como parte central de su identidad institucional.
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