Lee un resumen rápido generado por IA
Marta de la Cuesta, Socia Fundadora de Economistas sin Fronteras (EsF) y profesora del Máster en Sostenibilidad y RSC de la UNED, ha sido una de las pioneras en la incorporación de la Responsabilidad Social Empresarial en España. En una entrevista exclusiva para Corresponsables, la experta reflexiona sobre los cambios que ha experimentado el panorama de la RSE en las últimas dos décadas, las lecciones aprendidas, y los retos y oportunidades que se presentan para las empresas en su camino hacia una gestión más responsable.
“Desde los primeros días de Economistas sin Fronteras, allá por 1997, vimos el potencial de la RSE para transformar el mundo de los negocios y la sociedad”, comenta Marta de la Cuesta. “La integración de los valores de la Responsabilidad Social y la Sostenibilidad no solo era necesaria, sino que resultaba fundamental para que las empresas se alinearan con los desafíos globales que enfrentábamos, como el cambio climático y la mala gobernanza.”
En su opinión, el gran cambio que se ha dado en España desde los años 90 es indiscutible: “En aquellos primeros tiempos, ni siquiera existían departamentos de RSE. Las empresas empezaban a escuchar sobre el tema, pero apenas sabían por dónde empezar. Hoy en día, tenemos una explosión de nuevas iniciativas y se han establecido marcos para reportar y gestionar estas prácticas, aunque aún queda mucho camino por recorrer.”
A lo largo de la conversación, Marta aborda cuestiones fundamentales como la diferencia entre las grandes empresas y las pymes en términos de RSE: “Las grandes empresas tienen los recursos, pero las pymes también pueden y deben implementar prácticas responsables. Es cuestión de convencimiento y, a veces, de regulación”, explica.
A lo largo de esta entrevista, Marta de la Cuesta destaca no solo el avance de la RSE en términos de gestión empresarial, sino también la importancia de una regulación que permita a todas las organizaciones competir en condiciones de igualdad, independientemente de su tamaño. “Si una empresa provoca un daño a algún stakeholder, debe ser responsable de ese daño, independientemente de si hay una ley o no”, señala, recordando que la competencia desleal es un reto constante en el panorama actual.
“Hoy, la RSE está integrada de manera estratégica en muchas organizaciones, pero aún existen barreras culturales y estructurales que dificultan su implementación más amplia, sobre todo en las pequeñas empresas. Las políticas de sostenibilidad deben ser vistas como una oportunidad de negocio, no como una carga”, concluye Marta de la Cuesta, insistiendo en que la clave está en avanzar con determinación y compromiso para lograr un impacto real y duradero.
Marta, ¿cómo se introdujo en el mundo de la RSE?
Allá por el año 1997, yo era profesora en la facultad de Economía de la UNED y un grupo de compañeros formamos lo que es hoy Economistas sin Fronteras (EsF). Cuando empezamos a andar, reflexionamos sobre dónde podíamos añadir valor y una de esas áreas era la Responsabilidad Social de las Empresas. Nos fijamos en el sector financiero ya que el dinero tiene el poder de cambiar el mundo. Y empezamos a hablar de banca sostenible y ética. Esto, sumado a mi interés por la academia y por un movimiento con matices sociales y económicos que empezaba a emerger, me hizo ir avanzando por el camino de la RSE.
“El dinero tiene el poder de cambiar el mundo”
¿En qué punto estaba la RSE en España a finales de los 90?
Precisamente uno de los primeros trabajos de EsF fue la elaboración de un informe sobre cómo se estaban gestionando los aspectos de buen gobierno, medio ambiente, etc., en las empresas del Ibex 35. Por supuesto, no había departamentos de RSE, nuestros interlocutores eran de Relaciones Institucionales o de Calidad, y ninguna elaboraba memorias de sostenibilidad. Al preguntar, empiezas también a despertar una curiosidad e interés dentro de las compañías, donde había un total desconocimiento.
“No había departamentos de RSE, nuestros interlocutores eran de Relaciones Institucionales o de Calidad”
Algunos directores de Comunicación sí tenían alguna idea relacionada con la reputación corporativa y los intangibles, pero fue en torno al 2002 cuando empezaron a aparecer los primeros departamentos de RSE. Desde entonces hasta ahora cuantitativamente se ha dado un salto exponencial.
¿Cómo ve la situación de la RSE actualmente?
A determinados agentes sociales nos gustaría que todo fuera más rápido, pero somos conscientes y realistas y entendemos que cambiar el mundo de la noche a la mañana es complicado. Hay factores que impulsan el avance en una dirección correcta y otros que lo frenan. La realidad favorece a impulsar la RSE: cambio climático, mala gobernanza que deriva en fraudes y falta de confianza… Hay determinados hitos a lo largo de estos 20 años que han exigido mayor determinación a la hora de comunicar, reportar, regular y gestionar, pero sigue existiendo un debate relativo a la extensión que abarca la RSE y, según todo lo que incluyas, puedes ver el vaso medio lleno o medio vacío.
Querida Marta, ¿qué se debe hacer para lograr un modelo de gestión responsable?
Lo primero que tiene que hacer una organización es ser consciente de su situación real, haciendo un diagnóstico de qué está haciendo por la sociedad, qué impactos tiene y cómo los gestiona. En caso de que los impactos sean negativos, voluntaria o involuntariamente, habrá que ver qué medios se ponen para solucionarlo de la mejor manera posible. Esto se consigue a través del seguimiento de su comportamiento.
“La realidad favorece a impulsar la RSE: cambio climático, mala gobernanza que deriva en fraudes y falta de confianza”
Es imposible conseguir una gestión responsable 100% perfecta, pero está en nuestras manos alcanzar la puntuación más alta. Se ha avanzado mucho y eso hay que premiarlo, pero no debemos conformarnos.
Uno de los debates en relación a la RSE es el aspecto de voluntariedad u obligatoriedad de cumplimiento y rendición de cuentas. ¿Cuál es su opinión?
Si uno incide a través de una organización, sea del tipo que sea, sobre un stakeholder y provoca algún daño, tendrá que ser responsable de ese daño, independientemente de que haya una ley o no. El discurso empresarial es que la RSE ayuda a ser más competitivo porque ayudar a la sociedad aporta valor y me diferencia de otros. Eso está muy bien, sin embargo, no se puede poner en el mismo nivel a una gran empresa y una pyme porque los recursos de los que disponen no tienen nada que ver.
“Es imposible conseguir una gestión responsable 100% perfecta, pero está en nuestras manos alcanzar la puntuación más alta”
Además, en aras de esa supuesta competitividad se justifican algunas actuaciones que son más bien ejemplo de competencia desleal aprovechando vacíos legales, faltas de supervisión o dobles estándares, por lo que resulta necesaria cierta regulación que establezca unos mínimos y unos máximos y permita a todos competir en igualdad de condiciones.
Parece que la cultura RSE, Marta, se asocia más a las grandes empresas que a las pymes. ¿Cómo se las puede ayudar a implantarla?
Hay dos factores: por convencimiento propio, haciéndolas ver que implantar políticas de RSE a la larga les va a venir bien; o a través de la regulación, premiando a aquellas que potencien la gestión responsable. La Administración Pública, en este punto, desempeña un importante papel, ya sea a través de la divulgación o de acciones que primen o beneficien a las organizaciones que desarrollen un buen hacer, como subvenciones o concursos públicos.
¿Se puede realizar una comunicación responsable sin caer en el greenwashing?
Hay compañías que están haciendo mucho y comunican muy poco por política interna, porque tratan temas muy sensibles que se pueden volver en su contra. No hacen una comunicación masiva, sino puntual a proveedores, inversores, clientes o a través de sus memorias anuales. Ahí se establecen unas interlocuciones dirigidas a públicos concretos, realizan comunicaciones responsables. El greenwashing puede estar más asociado a la publicidad.
“Las políticas de Sostenibilidad deben ser vistas como una oportunidad de negocio, no como una carga”
Para finalizar, ¿qué se puede hacer para seguir impulsando la RSE?
Crear plataformas como el Observatorio de RSC, donde haya espacio para el análisis y la denuncia; seguir adaptando políticas e impulsando la creación de otras acordes a los nuevos contextos; escuchar a quienes tienen experiencia y conocimiento sobre Responsabilidad Social; o ir al fondo de los asuntos y no poner parches.
Accede a más información responsable en nuestra biblioteca digital de publicaciones Corresponsables.