La hipertensión arterial es uno de los principales factores de riesgo cardiovascular en el mundo, y su control es un reto prioritario de salud pública. Una revisión sistemática y metaanálisis publicada recientemente en la revista Nutrients, liderada por el profesor David I. Givens de la Universidad de Reading, analiza datos de más de 20 estudios prospectivos y confirma que un mayor consumo de lácteos se asocia con un menor riesgo de desarrollar hipertensión.
Más que calcio: un conjunto de nutrientes que actúan en sinergia
Los investigadores concluyen que los efectos beneficiosos de los lácteos no pueden reducirse solo a su aporte de calcio. Elementos como el potasio, el magnesio o los péptidos bioactivos procedentes de la fermentación ejercen un papel relevante en la regulación de la presión arterial, favoreciendo la dilatación de los vasos sanguíneos y reduciendo la rigidez arterial.
La evidencia muestra que el consumo de lácteos, especialmente los enteros y altos en grasa, como yogures y quesos frescos, es especialmente eficaz; aunque también la leche en cantidades moderadas ofrece una asociación positiva con la salud cardiovascular.
Implicaciones en la prevención de la hipertensión
El metaanálisis señala que la incorporación de lácteos a la dieta puede tener un impacto similar al de otras recomendaciones nutricionales ya consolidadas, como incrementar la ingesta de frutas y verduras.
Tal y como subraya la Dra. María José Soto, Doctora en Nutrición y Ciencia de los Alimentos por la Universidad de Granada y colaboradora de la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT), “este trabajo ofrece una base científica robusta que actualiza y amplía nuestro conocimiento sobre los lácteos. Nos recuerda que, además de aportar proteínas y minerales, contienen compuestos capaces de modular procesos biológicos clave para la salud cardiovascular. Este tipo de evidencia es fundamental para orientar recomendaciones dietéticas más ajustadas a los grandes retos de salud pública, como la hipertensión”.
Consumo desigual y reto global de acceso
Pese a la solidez de la evidencia, los hábitos de consumo de lácteos son muy desiguales a nivel global. En países de renta baja y media, con ingestas todavía insuficientes, millones de personas podrían no estar beneficiándose de sus efectos protectores. En las sociedades de renta alta, en cambio, donde el consumo es mayor, la prioridad pasa por promover un consumo equilibrado y adaptado a las necesidades de cada etapa de la vida, de manera que los beneficios nutricionales de los lácteos se integren en una dieta variada y saludable.
El estudio concluye que promover un consumo regular y equilibrado de lácteos, adaptado a cada contexto cultural, puede contribuir significativamente al control de la presión arterial y reducir la incidencia de enfermedades cardiovasculares. Lejos de ser un alimento controvertido, los lácteos se consolidan como un componente esencial de la dieta cardiosaludable.
Una enfermedad silenciosa con fuerte impacto en España
En España, la prevención de la hipertensión es uno de los mayores desafíos sanitarios. Según datos del Ministerio de Sanidad y de la Sociedad Española de Cardiología, más de 10 millones de adultos conviven con esta enfermedad, responsable de unas 46.000 muertes anuales evitables. La OMS advierte de que un tercio de los pacientes no tiene la tensión controlada, en muchos casos porque desconoce su condición. Frente a esta realidad, la promoción de hábitos de vida saludables —como la dieta mediterránea, el control de la sal y la incorporación de alimentos protectores como los lácteos— resulta clave para frenar una patología silenciosa que está detrás de la mayoría de ictus, infartos y demencias.
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