La obesidad dejó hace tiempo de ser vista únicamente como un problema estético. Hoy, la ciencia demuestra que detrás de los kilos de más se esconde una amenaza silenciosa que compromete seriamente la salud del corazón y de otros órganos vitales. No se trata solo de cuánto pesa una persona, sino de dónde y cómo se acumula esa grasa.
Un informe reciente de la Sociedad Europea de Cardiología alerta sobre los riesgos de la llamada grasa visceral: aquella que se almacena en el abdomen y rodea órganos como el corazón, el hígado o los riñones. A diferencia de la grasa que se encuentra bajo la piel, la grasa subcutánea, este tipo de tejido adiposo es altamente peligroso porque produce sustancias inflamatorias que afectan directamente el funcionamiento del sistema cardiovascular. El resultado: mayor probabilidad de sufrir infartos, insuficiencia cardíaca y, en los casos más graves, muerte súbita.
Una amenaza invisible pero mortal
Las cifras son contundentes. Según datos internacionales, el 67 % de las muertes relacionadas con el exceso de peso están vinculadas a enfermedades del corazón. Esto significa que no solo importa la cantidad de grasa en el cuerpo, sino, sobre todo, su localización.
El Dr. Eric Pasco, gerente médico de la Unidad de Obesidad de Novo Nordisk CLAT, explica que el diagnóstico de sobrepeso y obesidad ya no puede basarse únicamente en la relación entre peso y estatura, es decir, en el clásico Índice de Masa Corporal (IMC).
“Hoy sabemos que el IMC no es suficiente para comprender el riesgo real. Es necesario evaluar la composición corporal, pues no toda la grasa se distribuye igual. La acumulación en la zona abdominal es especialmente dañina para la salud”, subraya.
Más allá del peso: los riesgos asociados
La acumulación excesiva de grasa no solo aumenta la presión sobre el corazón. También potencia otras condiciones que en conjunto elevan drásticamente el riesgo de enfermedad cardiovascular. Entre ellas destacan:
- Hipertensión arterial: eleva las posibilidades de infarto o accidente cerebrovascular.
- Dislipidemia: niveles anormales de colesterol y triglicéridos que deterioran la salud arterial.
- Resistencia a la insulina: presente en hasta un 85 % de las personas con obesidad, incrementa notablemente la probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2.
Cada uno de estos factores, por sí mismo, ya representa un riesgo. En conjunto, constituyen una bomba de tiempo para el organismo.
La obesidad: una enfermedad multifactorial
Aunque en el imaginario colectivo todavía persiste la idea de que la obesidad es consecuencia exclusiva de la falta de disciplina o de malos hábitos, los especialistas coinciden en que la realidad es mucho más compleja. Se trata de una enfermedad crónica y multifactorial en la que intervienen aspectos biológicos, genéticos, psicológicos, sociales y económicos. Incluso factores como la calidad del sueño, ciertos medicamentos o el entorno en el que se vive pueden influir en su desarrollo.
“Es un error pensar que basta con tener fuerza de voluntad. La obesidad debe abordarse como una condición de salud seria, que requiere acompañamiento médico y un tratamiento integral”, señala Pasco.
¿Qué se puede hacer?
El tratamiento contra la obesidad combina tres elementos principales:
- Acompañamiento médico constante: un especialista no solo establece el plan adecuado para cada paciente, sino que realiza un monitoreo que garantiza resultados sostenibles en el tiempo.
- Cambios en el estilo de vida: incorporar una alimentación equilibrada y actividad física regular. Los expertos recomiendan al menos 30 minutos de ejercicio, cinco veces por semana, alternando entre actividad aeróbica (caminar, correr, bailar) y entrenamiento de fuerza.
- Terapias farmacológicas: la investigación ha avanzado hacia opciones médicas que respaldan la pérdida de peso de forma segura. Entre ellas destacan los agonistas del receptor GLP-1, que no solo ayudan a reducir la grasa corporal, sino que también disminuyen el riesgo de enfermedades cardíacas.
Según la Sociedad Europea de Cardiología, una reducción del 5 % al 10 % del peso corporal ya genera beneficios visibles: mejora la presión arterial, regula los niveles de azúcar en sangre, reduce el colesterol y disminuye considerablemente la probabilidad de complicaciones cardiovasculares.
Mañana allá de la balanza
La Dra. Ileana Chiari, directora médica de Novo Nordisk CLAT, recalca que pesarse no es suficiente para evaluar el estado de salud de una persona con sobrepeso.
“Son muchos los aspectos que deben tomarse en cuenta. Por eso, la guía de un especialista es primordial para alcanzar un peso saludable y sostenible en el tiempo”, afirma.
Chiari también advierte que, en ocasiones, las personas no saben a qué profesional acudir. Ante ello, recomendó visitar el portal www.tuexpertoenobesidad.com, una herramienta que permite ubicar de manera rápida y sencilla al especialista más cercano.
Una lucha de largo plazo
La batalla contra la obesidad no se gana de la noche a la mañana. Requiere un compromiso de largo plazo, apoyo profesional y un cambio profundo en la forma en que la sociedad entiende esta enfermedad. Reconocer que no se trata solo de “comer menos y moverse más”, sino de un problema complejo y multifactorial, es el primer paso para construir soluciones efectivas.