El turismo sigue siendo un pilar esencial de la economía mundial. Según el World Travel & Tourism Council (WTTC), en 2024 el sector de viajes y turismo aportó 10,9 billones de dólares al PIB global, lo que equivale al 10 % de la economía mundial, y generó empleo para 357 millones de personas, es decir, uno de cada diez puestos de trabajo.
Tras la pandemia, esta recuperación ha reactivado un debate clave: ¿pueden las ciudades absorber el crecimiento turístico sin comprometer su sostenibilidad ambiental, social y cultural? Ciudades como Barcelona, Venecia o Ámsterdam reflejan la tensión entre la vitalidad económica que aporta el turismo y los efectos negativos que genera, como el encarecimiento de la vivienda, la masificación, el aumento de residuos o la pérdida de identidad local. Este fenómeno, conocido como overtourism, ha obligado a replantear la relación entre los destinos y sus visitantes.
El reto no es el turismo en sí, sino la forma en que se concibe y gestiona. Más allá de reducir su huella, el desafío consiste en contribuir positivamente: regenerar ecosistemas, fortalecer comunidades y mejorar la calidad de vida de quienes viven y visitan los destinos. Esa es la esencia del turismo de impacto neto positivo, un enfoque que Transcendent impulsa activamente en sus proyectos y estrategias de sostenibilidad turística.
Del impacto reducido al valor generado: el paradigma Net Positive
El concepto de impacto neto positivo (Net Positive), introducido por la World Sustainable Hospitality Alliance (WSHA) en 2022, representa una evolución del enfoque tradicional de sostenibilidad. Su premisa es simple y poderosa: dejar el mundo mejor de lo que lo encontramos. En lugar de limitarse a compensar los daños, propone crear más valor del que se extrae para las personas, las comunidades y el planeta.
Este enfoque implica pasar de minimizar los impactos negativos a maximizar los positivos. Un negocio neto positivo integra la sostenibilidad en toda su cadena de valor, actúa con visión de largo plazo e incorpora la innovación tecnológica, la inclusión social y la regeneración ambiental como pilares de su modelo operativo.
La huella del turismo urbano
Según el Panel Internacional sobre Cambio Climático (IPCC), el turismo representa alrededor del 8 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, principalmente por el transporte y el alojamiento. Pero su impacto no termina ahí.
Las ciudades turísticas enfrentan un consumo energético y de agua muy superior al promedio y una generación de residuos que supera la capacidad de gestión de muchos destinos. En regiones con estrés hídrico, como el Mediterráneo o las islas, el uso turístico compite directamente con el doméstico. Además, la urbanización vinculada al turismo contribuye a la pérdida de hábitats naturales y al aumento del calor urbano.
En el ámbito social, el auge del alquiler turístico ha encarecido la vivienda y desplazado a residentes permanentes, transformando la identidad de barrios tradicionales.
En el plano cultural y de gobernanza, la saturación turística amenaza la autenticidad local y puede generar tensiones con los residentes. La OCDE ha señalado la necesidad de incorporar mecanismos participativos, planificación territorial y límites de capacidad de carga para equilibrar la actividad.
En este contexto, el Objetivo de Desarrollo Sostenible 11 (Ciudades y comunidades sostenibles) cobra especial relevancia. Alcanzarlo exige diseñar destinos que equilibren el bienestar de residentes y visitantes mediante infraestructuras resilientes, movilidad sostenible y acceso equitativo a los recursos. Bien gestionado, el turismo puede convertirse en un aliado clave para construir ciudades más inclusivas, seguras y sostenibles.
Hacia un turismo de impacto neto positivo
El marco de Net Positive Hospitality ofrece una hoja de ruta transformadora que propone que el turismo absorba más carbono del que emite, mejore el bienestar de sus comunidades y regenere los ecosistemas donde opera.
Desde el punto de vista ambiental, los hoteles neto positivos apuestan por la descarbonización y la eficiencia energética con energía 100 % renovable, sistemas de gestión inteligente y soluciones de absorción de CO2. En materia de recursos naturales, reponen más agua de la que consumen y minimizan los residuos enviados a vertederos. Por ejemplo, algunas cadenas han implementado sistemas automáticos de riego inteligente, detección de fugas o inversiones en infraestructuras locales de gestión de residuos, contribuyendo así a la sostenibilidad del destino.
En el ámbito social, el impacto neto positivo se traduce en convertir el turismo en una palanca de desarrollo local inclusivo: priorizar proveedores y servicios de proximidad, apoyar el emprendimiento social, fomentar la diversidad e inclusión y colaborar con las autoridades locales para mejorar la accesibilidad y la seguridad.
Finalmente, la dimensión del huésped sitúa al viajero como un actor activo del cambio. El turismo regenerativo ofrece experiencias que involucran a la comunidad local y a pequeños proveedores locales o PYMES que viven del turismo, asimismo fomentan el respeto cultural y ambiental.
Transcendent trabaja junto a aerolíneas, cadenas hoteleras y otros operadores turísticos para integrar estas tres dimensiones —ambiental, social y experiencial— en modelos de gestión de impacto neto positivo, capaces de fortalecer el tejido social y aportar valor sostenible al destino.
Dentro de este modelo, resulta esencial medir y gestionar el impacto real que se genera sobre las personas y el entorno. Medir permite comprender el punto de partida y evaluar los efectos positivos —como la creación de empleo digno, la devolución de agua al ecosistema o la retención de valor económico en la comunidad— y aquellos con oportunidad de mejora. Por su parte, gestionar implica transformar esa información en decisiones estratégicas que promuevan la mejora continua y potencien el impacto positivo.
En este contexto, Transcendent impulsa un enfoque basado en datos y evidencias, ayudando a empresas y destinos a medir con precisión su impacto. Su metodología integra indicadores ambientales, sociales y económicos para facilitar decisiones estratégicas que maximicen los beneficios del turismo en la sociedad.
Viajar para dejar huella positiva.
El turismo siempre ha sido una fuerza de conexión entre culturas. Hoy debe ser también una fuerza de regeneración. El paradigma del impacto neto positivo ofrece una oportunidad real para transformar la industria: cada estancia, cada experiencia y cada decisión empresarial puede contribuir a mejorar el lugar donde ocurre.
Como destaca Transcendent, el futuro del turismo pasa por medir, gestionar y regenerar. Solo así será posible construir ciudades sostenibles, resilientes y humanas, alineadas con el espíritu del ODS 11.

 
  
 
 
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 







 
  
  
 