En el marco del Día Internacional de las Ciudades 2025, bajo el lema “Ciudades inteligentes centradas en las personas”, conviene replantearnos un aspecto esencial: ¿Cómo puede la tecnología servirnos mejor si no mejora verdaderamente nuestro entorno vital? La inteligencia artificial, el análisis de datos y la conectividad son herramientas fundamentales para la transformación, pero su verdadero valor se revela cuando colocan a las personas y al planeta en el centro.
Desde Grupo Siero creemos que una ciudad verdaderamente inteligente no es solo digital, también es sensorial, natural y humana. Y en ese sentido, la madera es mucho más que un material de construcción: es la conexión entre la innovación, la sostenibilidad y el bienestar de las personas.
La madera como pilar de las ciudades resilientes
En un momento en el que las ciudades deben prepararse para enfrentar crisis climáticas y transformaciones sociales, el sector de la construcción tiene una responsabilidad estratégica. Utilizar madera de proximidad y certificada como material sostenible en los entornos urbanos no solo reduce las emisiones de CO₂ y mejora la eficiencia energética de los edificios, sino que además acerca a las personas a un entorno más saludable, cálido y regenerador.
Frente a los materiales convencionales, la madera actúa como almacén natural de carbono, requiere menos energía para su transformación y puede proceder de bosques gestionados responsablemente bajo criterios de FSC® y PEFC como son los bosques de castaño gestionados por Grupo Siero en Asturias (España). El uso de este material permite avanzar hacia modelos de economía circular y regenerativos, que son la base de las ciudades del futuro.
Arquitectura biofílica: conectar con la naturaleza es avanzar en inteligencia
Las denominadas smart cities no pueden crecer a costa de desconectar a las personas de lo esencial. Hoy más que nunca sabemos que el contacto con elementos naturales, como la luz, la vegetación o los materiales orgánicos, mejoran la salud cognitiva y emocional de las personas.
La arquitectura biofílica impulsa precisamente este modelo de ciudad más humana, más conectada con las personas y con la esencia de la naturaleza. Espacios construidos con madera, ventilación natural, vegetación integrada y diseño inspirado en patrones de la naturaleza, promueve las comunidades más cohesionadas.
Creemos firmemente que construir en madera es construir para las personas: para su bienestar, su confort y su calidad de vida. Pero también para el planeta.
Tecnología y naturaleza son aliados
En un entorno cada vez más digital, paradójicamente, el futuro pasa por reintroducir la naturaleza en nuestras ciudades. Inteligencia artificial, big data o domótica deben ayudarnos a gestionar mejor los recursos, anticipar crisis y optimizar infraestructuras. Pero también deben contribuir a crear entornos urbanos donde el bienestar humano y ecológico estén intrínsecamente ligados.
La tecnología puede calcular la huella de un edificio, pero es la madera y su poder regenerativo la que ayuda a reducirla. Puede automatizar la ventilación, pero es el diseño biofílico el que mejora realmente la calidad del aire interior. Puede darnos eficiencia, pero es la conexión con lo natural la que nos devuelve las conexiones humanas.
Un llamamiento a transformar la forma en que construimos ciudades
Este Día Internacional de las Ciudades es una oportunidad para reflexionar y actuar.
Una ciudad inteligente es aquella que integra la tecnología con la naturaleza, el dato con la empatía y la eficiencia con el bienestar. Es el momento de poner la madera en el centro del debate sobre sostenibilidad urbana. Porque al hacerlo, ponemos también en el centro a las personas.

 
  
 
 
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 







 
  
  
 