Clariane es una empresa dedicada exclusivamente a atender a personas. Cuidar de la esencia humana de cada una de ellas en los momentos de mayor vulnerabilidad es nuestra razón de ser. Atendemos a personas en situación de dependencia, discapacidad, con daño cerebral, con enfermedades o trastornos mentales de diverso tipo o que se encuentran en riesgo de exclusión o vulnerabilidad social o familiar y lo hacemos a lo largo de todo su ciclo vital.
Al desafío que supone dar respuesta de alta calidad asistencial a estas demandas, se une el reto de hacerlo con servicios sostenibles y en un contexto marcado por el envejecimiento poblacional, el aumento de la cronicidad, la presión sobre los recursos sanitarios y sociales y el desarrollo de la atención basada en derechos.
Hoy, calidad y sostenibilidad son ejes inseparables. Garantizar servicios eficientes, seguros y humanizados, exige integrar ambos conceptos en la estrategia organizativa. La calidad en estos centros debe entenderse de forma integral. No se trata solo de asegurar una adecuada eficiencia asistencial o de realizar una atención basada en la mejor evidencia disponible. Tenemos que proporcionar seguridad, promover la autonomía y la individualización, favorecer la recuperación, generar dignidad y acceso a derechos y facilitar la integración en el entorno de la persona.
Atendemos a personas en un momento de su ciclo vital, con demandas sanitarias más o menos continuadas, niveles diferentes de dependencia, y diferentes grados de apoyo social y comunitario. Articular una red de cuidados integrada para favorecer su atención continuada, articulada con el conjunto de los sistemas sanitarios sociales o educativos, supone un reto específico de los grupos de población a los que nos dirigimos y forma parte ineludible de la calidad que pretendemos.
Así, hemos desarrollado experiencias que tratan de ir más allá de la atención social o sanitaria y tratan de proporcionar una atención de calidad basada en estos principios. Valgan como ejemplos la puesta en marcha de residencias para personas con trastornos mentales graves y altos niveles de dependencia y comorbilidad; el desarrollo de programas de atención específicos para cuidados paliativos en algunas de nuestras residencias de mayores; la implantación de programas formales de la actividad física y deporte como elemento de reducción de los trastornos de conducta en menores o el apoyo escolar en nuestros centros de hospitalización.
Nada de todo esto sería posible si no disponemos de recursos sostenibles desde todos los puntos de vista. Por un lado, en lo ambiental, como exigencia normativa, pero sobre todo por el firme compromiso con nuestro entorno. En segundo lugar, la sostenibilidad social, que implica generar entornos inclusivos y comunidades solidarias, fomentar redes: condiciones laborales justas, participación familiar, integración en la comunidad y respeto a la diversidad cultural.
Y por último y de manera esencial, sostenibilidad económica que haga viable el recurso. Una gestión financiera sostenible permite mantener plantillas adecuadas, renovar equipamiento y garantizar servicios sin comprometer el futuro del centro. La planificación estratégica y la eficiencia en procesos son claves para equilibrar costes y calidad. He aquí el equilibrio más complejo, el de gestionar con eficacia sin que afecte a los principios en los que debe basarse la atención y ese es el principal reto de las organizaciones.
La tecnología y la innovación pueden convertirse en un aliado para apoyar este equilibrio, pero también todas las herramientas que permitan la capacitación, la captación y la retención de los profesionales adecuados. En ese sentido, estamos desarrollando diversos proyectos pilotados por el Comité de Innovación de la empresa y trabajos de investigación que estén realmente integrados en los modelos de atención de la empresa y que contribuyan a incrementar el conocimiento en nuestros sectores.
Finalmente, la ética y la humanización son los ejes que unen todo. Trabajar con personas vulnerables lleva implícito un conjunto de valores y principios a respetar y a incorporar en la práctica asistencial.
Sin este elemento humano, de personas atendiendo a personas, nunca podremos asegurar servicios de calidad y que sean sostenibles. Porque ambos conceptos están interrelacionados y no se pueden entender de manera aislada.

