Víctor Hugo Malagón Basto es una figura destacada en los ámbitos empresarial y académico, con una trayectoria que abarca más de 30 años en el sector de la Sostenibilidad y la Responsabilidad Social (RSE). Actualmente, ocupa el cargo de Vicerrector de la Universidad Sergio Arboleda, donde también ejerce como Catedrático en instituciones como la Universidad del Rosario y el CESA. Además, es socio fundador de MACA Consultores Asociados y ha sido un referente en diversas plataformas, asesorando a más de 60 empresas y organizaciones multinacionales en temas de relaciones corporativas y asuntos públicos.
A lo largo de su carrera, ha sido fellow en prestigiosas universidades internacionales como Georgetown University, Harvard University, McGill University, IESE y el Instituto de Empresa de Madrid, entre otras. Su amplia experiencia también lo llevó a liderar durante más de seis años el programa “Colombia Científica”, apoyado por el Banco Mundial, para el mejoramiento de la calidad de las instituciones de educación superior a través de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación.
Malagón ha sido presidente del Foro de Presidentes entre 2017 y 2022, y ha formado parte de múltiples juntas directivas de entidades públicas y privadas, como el Pacto Global y el Global Reporting Initiative (GRI). A lo largo de su carrera, también ha sido editor y autor de diversos libros y publicaciones, siendo su más reciente obra titulada “Ética y Responsabilidad: el nuevo reto de generación de valor en las organizaciones”.
A lo largo de esta entrevista, Malagón reflexiona sobre sus tres décadas de experiencia en el campo de la Responsabilidad Social y la Sostenibilidad, destacando la evolución de estas temáticas en el ámbito empresarial y las nuevas oportunidades que presentan para las generaciones futuras. Como parte de este recorrido, dedica unas palabras de reconocimiento a Corresponsables con motivo de su 20 aniversario, destacando su papel fundamental en la comunicación responsable y la profesionalización de la RSE en Iberoamérica.
“Corresponsables ha sido un verdadero archivo vivo para el sector. Su capacidad para generar comunidad y para elevar el nivel de la conversación sobre sostenibilidad es invaluable. En estos 20 años, han logrado posicionarse como una plataforma de legitimación que conecta las voces más relevantes en temas de RSE, permitiendo que las empresas comprendan la importancia estratégica de integrar la sostenibilidad en sus modelos de negocio”, afirma Malagón, quien también resalta la capacidad de la plataforma para visibilizar las diversas voces que integran este ecosistema global.
En esta conversación, Víctor Hugo Malagón Basto no solo repasa su extenso recorrido en el mundo de la Responsabilidad Social y la Sostenibilidad, sino que también lanza un llamado a la acción para las futuras generaciones de profesionales. Según Malagón, el verdadero desafío radica en comprender que la Sostenibilidad no es solo una tendencia, sino una responsabilidad compartida que debe integrarse de manera transversal en todos los niveles de las organizaciones. “Estamos en un punto de inflexión. Las empresas que no asuman su rol en la construcción de un mundo más sostenible corren el riesgo de quedar obsoletas. La Responsabilidad Social debe dejar de ser una práctica aislada y convertirse en el motor central de la estrategia empresarial”, comenta con firmeza. En este contexto, resalta la importancia de la educación como pilar fundamental para formar futuros líderes capaces de gestionar el cambio y dirigir las organizaciones hacia un modelo más responsable y ético. Este enfoque, sin lugar a dudas, será clave para lograr una transformación cultural profunda que permita avanzar hacia una sociedad más equitativa y sostenible.
¿Cómo, cuándo y por qué comenzaste a involucrarte en el ámbito de la Responsabilidad Social?
Mi vinculación con la Responsabilidad Social comenzó a finales de los 90. El abordaje ha sido en distintos momentos, desde el mundo académico, la actividad gremial, la formulación de política pública, el gobierno corporativo y la actividad de consultoría acompañando procesos de transformación empresarial que iban más allá de los resultados financieros.
En ese momento, el lenguaje de la RSE no era común y mucho menos estratégico; sin embargo, ya existía una preocupación profunda en algunos sectores por integrar el propósito y la ética a la gestión organizacional. Mi compromiso nació del convencimiento de que la empresa no puede ser ajena a su contexto, ni indiferente a sus impactos.
Hoy, casi 30 años después, miro hacia atrás y veo un importante camino recorrido, pero miro hacia adelante y aún falta mucho camino por recorrer. El vaso está medio lleno y medio vacío.
“La empresa no puede ser ajena a su contexto, ni indiferente a sus impactos”
Recuerdo particularmente una sesión con un grupo de empresarios del sector financiero donde presenté la propuesta de una estrategia de Sostenibilidad integrada. Uno de los asistentes, con genuina curiosidad, me preguntó si eso no era “algo de moda” traído de Europa.
Años después, esa misma entidad lideró una de las agendas de valor compartido más robustas de la región. Aprendí que sembrar ideas toma tiempo, pero cuando el propósito es claro, germinan con fuerza. De la misma manera, temáticas tan importantes como el equilibrio de vida laboral y personal o la debida diligencia de las empresas en temas de Derechos Humanos, eran vistos muy ajenos a la realidad empresarial, cuando volví de Europa con mi tesis de maestría bajo el brazo que pronto se convertiría no solamente en mi primer libro publicado, sino en una especie de hoja de ruta personal y profesional que hoy demuestra estar a la vanguardia de los ámbitos que generan valor para las empresas y para la sociedad en general.
¿Cuál fue el primer proyecto o iniciativa de RSE en el que trabajaste? ¿Cómo lo recuerdas?
He tenido la suerte de desarrollar el conocimiento sobre RSE en distintos ámbitos: en el académico con publicaciones y cátedras en Colombia e Iberoamérica; en el gremial liderando la estrategia de la ANDI, en juntas directivas de filiales de la Cámara de Comercio de Bogotá e incluso en la presidencia del Foro de Presidentes de Bogotá; en la formulación de política pública asesorando entidades de gobiernos o en plataformas internacionales como el Pacto Global de Naciones Unidas o el GRI; e incluso desde el año 2013 con un enfoque empresarial y emprendedor, asesorando a empresas y organizaciones nacionales e internacionales de distintos tamaños y sectores de actividad, en su relacionamiento estratégico con sus grupos de interés a través de empresas que me llenan de orgullo como Maca Consultores Asociados.
Quizá una de mis primeras experiencias que valoro especialmente fue ejercer, de manera simultánea, la gerencia nacional de Responsabilidad Social de la ANDI y la dirección ejecutiva de la Fundación ANDI, sembrando el camino para el fortalecimiento de esta fundación que se posiciona hoy por hoy como una de las plataformas más importantes de trabajo e inversión social estratégica de las empresas en nuestro país.
“La RSE podía ser una palanca poderosa de transformación económica y social”
Lo recuerdo con pasión, porque fue un ejercicio de transición: de la filantropía tradicional a un modelo que integraba la Sostenibilidad como eje de gestión. Allí descubrí que la RSE podía ser una palanca poderosa de transformación económica y social, además de un modelo integral de gestión de las organizaciones que va más allá de las buenas intenciones y se erige hoy como la principal fuente de ventaja competitiva sostenible.
Querido Víctor, ¿cómo era el panorama de la RSE cuando comenzó en comparación con cómo es hoy?
La RSE era percibida como una “buena práctica complementaria”, muchas veces alojada en el área de comunicaciones o relaciones públicas. Generalmente, como acciones filantrópicas bien intencionadas, casi siempre alejadas de la cadena de valor y del “core” de la empresa.
Hoy ha evolucionado hacia una visión más técnica, con marcos regulatorios, estándares internacionales y un lenguaje financiero más cercano al negocio, pero, sobre todo, como un modelo de generación de valor a través de las relaciones de las empresas con sus diversos y complejos grupos de interés.
Sin embargo, también hemos visto cómo algunos enfoques se vacían de sentido, al convertirse en etiquetas para cumplir y no en motores de convicción y cultura.
¿Cuáles fueron los mayores desafíos, barreras y obstáculos que enfrentaste al implementar prácticas de RSE en las primeras etapas?
El primer gran obstáculo fue conceptual: explicar que RSE no era “hacer donaciones”.
El segundo fue cultural: lograr que los equipos directivos la vieran como una inversión en reputación, confianza y licencia social para operar.
Y el tercero, la falta de indicadores claros que permitieran evaluar su impacto en la estrategia organizacional.
Muchos pioneros enfrentaron el aislamiento dentro de sus organizaciones. Eran vistos como “los del lado social” o como un accesorio poco prioritario. También hubo mucha rotación de personal, porque la RSE, al no estar institucionalizada, dependía del impulso individual de personas comprometidas que a menudo no eran respaldadas estructuralmente.
“La Sostenibilidad no es una tendencia, es una responsabilidad”
Pero sin ninguna duda, el principal obstáculo ha sido y seguirá siendo la condición humana frente a fenómenos como: la generación de valor y riqueza, las relaciones de poder, el relacionamiento con los demás, las propias convicciones, imaginarios, hábitos y comportamientos. En definitiva, un reto cultural o adaptativo, como lo llama acertadamente mi profesor Ronald Heifetz.
¿Cuándo conociste a Corresponsables? ¿Recuerdas alguna anécdota relacionada con nosotros a lo largo de todos estos años?
Llevo ya muchos años presente en estos temas de RSE y Sostenibilidad, tuve la suerte de acompañar la Fundación del Pacto Global de las Naciones Unidas en Colombia y de ser en algún momento su vicepresidente. Siendo Secretario General de la Fundación Carolina me vinculé a apoyar la creación del Centro Regional para América Latina y el Caribe en apoyo al Pacto Global y fue allí cuando conocí a un joven español, entusiasta y con grandes sueños de comunicar mejor el ámbito de la RSE como una estrategia necesaria para su comprensión y difusión a través de Corresponsables.
“Corresponsables ha sido un archivo vivo, conector de experiencias y plataforma de legitimación”
En eventos internacionales de sostenibilidad fue muy grato ver que había una iniciativa seria, rigurosa y con una visión iberoamericana de la RSE. Una de las primeras entrevistas que concedí para medios especializados fue precisamente con ustedes. Me sorprendió gratamente su enfoque transversal y su apuesta por visibilizar la diversidad de voces. Posteriormente resultaba imposible no encontrar el trabajo de Corresponsables con otras iniciativas a las que tengo el honor de haber pertenecido: Revista y Centro RS, Universidad del Rosario, Invest In Bogotá, la sede del GRI para América Latina, Fundación Carolina, ComprometeRSE, entre muchas otras.
¿Qué papel consideras que ha tenido Corresponsables en el impulso de la RSE en las últimas dos décadas?
Corresponsables ha sido archivo vivo, conector de experiencias y plataforma de legitimación. Ha sabido generar comunidad, educar al ecosistema empresarial y elevar el nivel de la conversación sobre Sostenibilidad en Iberoamérica. Su trabajo ha sido clave para profesionalizar la comunicación responsable.
¿Qué lecciones has aprendido a lo largo de tu carrera en RSE?
Que la coherencia es el valor más escaso pero más necesario. Que el verdadero liderazgo no se ejerce desde el cargo, sino desde el ejemplo. Y que no hay transformación posible sin humildad para escuchar y aprender de otros sectores.
Víctor, ¿qué destacarías de la evolución de tu trayectoria profesional y/o personal en este ámbito a lo largo de los últimos 20 años?
He pasado de ser promotor de iniciativas puntuales a artífice de alianzas intersectoriales. De consultor técnico a formador de nuevos liderazgos. Y de operador de proyectos a generador de visiones colectivas. Esta evolución ha sido posible gracias a la convergencia entre pensamiento y acción. Quienes me conocen saben que creo tanto en la lógica y la proyección del modelo de tetrahélice (Articulación empresa, universidad, Estado, Sociedad) que lo he convertido en mi propio proyecto de vida.
“La coherencia es el valor más escaso, pero el más necesario”
A fecha de hoy 30 años de vinculación ininterrumpida en la docencia, la dirección y el gobierno corporativo de universidades en Colombia y en Iberoamérica; el mismo tiempo de una trayectoria estrechamente vinculada a la empresa y al sector privado, no solamente como empresario y emprendedor sino como parte de una familia empresaria, como miembro y dirigente de gremios y asociaciones empresariales; la posibilidad de asesorar y conocer el funcionamiento y el devenir de distintos Gobiernos y organismos multilaterales en Europa y América Latina a través de la asesoría y el acompañamiento en la formulación de políticas públicas en temáticas vinculadas con la Sostenibilidad, la gestión pública transparente, la transformación productiva, el desarrollo del capital humano y la ciencia, tecnología e innovación entre otras; esto sin olvidar el mismo tiempo participando activamente en el gobierno y dirección de importantes organizaciones de la sociedad civil.
¿Qué cambios significativos has observado en la RSE en España desde que comenzaste?
La RSE en España ha transitado de lo voluntario a lo estratégico, de lo narrativo a incentivos institucionales. La aparición de marcos de información No Financiera o la incorporación formal de los ODS en los planes de Sostenibilidad son signos claros de madurez. No obstante, queda el reto de mantener el alma de la RSE: que no se burocratice ni pierda su enfoque humanista.
¿Cuáles consideras que han sido los hitos más importantes en la evolución de la RSE y la Sostenibilidad en estas dos décadas y qué factores crees que han impulsado estos cambios?
La consolidación de UN Pacto Global como la red empresarial más importante con más de 25.000 organizaciones adheridas en más de 160 países en el mundo. La ampliación y perfeccionamiento de los Modelos de Reporte de Sostenibilidad liderado por organizaciones como el Global Reporting Initiative – GRI alrededor del mundo; la lógica de desafío global para la superación de las grandes urgencias de desarrollo que inicia con los ODM en 2000 y luego su reformulación a los ODS en 2015 y que pone metas y desafíos globales y locales para la agenda de desarrollo.
La transición de la visión de filantropía a valor compartido. El avance de los criterios ESG y su incorporación en las decisiones de inversión. Y el auge de nuevos modelos societarios y de gobierno corporativo como manifestación tangible de un nuevo modelo empresarial.
¿Podrías compartir, Víctor, algún momento o experiencia que haya sido especialmente memorable en tu trayectoria en RSE?
Muchas son las experiencias memorables y los reconocimientos a un trabajo bien hecho, entre ellos destaco, por supuesto, el premio iberoamericano de liderazgo faro de líderes de la Red Española de Directores de Recursos Humanos (CEDERED) en 2019, la Orden al Mérito Social Iberoamericano Antonio Nariño en grado Gran Cruz de la Sociedad Colombiana de Prensa en 2024. Y la orden al mérito Industrial de la República de Colombia en jerarquía gran oficial como presidente del Foro de Presidentes en 2019, entre otras.
Estos reconocimientos son muy valiosos y tengo gratitud infinita por las instituciones que los otorgan, sin embargo, el mayor mérito es la gratitud y el impacto de nuestro trabajo en comunidades concretas, en seres humanos de carne y hueso que han mejorado su calidad de vida, sus oportunidades y su futuro gracias a nuestro trabajo, ese es el verdadero premio al trabajo bien hecho.
“El verdadero liderazgo no se ejerce desde el cargo, sino desde el ejemplo”
Asimismo, los mayores aprendizajes no vienen de los momentos memorables, de los aplausos o de los reconocimientos, probablemente vienen de las experiencias difíciles, de los momentos complejos y muchas veces de las situaciones negativas en las que somos lastimados, caemos o fracasamos, pero tenemos la fuerza y la resiliencia para levantarnos y seguir adelante. Soy afortunado y recuerdo más momentos gratos que ingratos, sin embargo, estos últimos han sido también dolorosos y aleccionadores sobre todo cuando provienen de comportamientos humanos incoherentes, de organizaciones que se muestran responsables y sostenibles pero que, en su cultura, destruyen valor, lastiman proyectos de vida y se alejan de la verdadera Responsabilidad y Sostenibilidad.
Se es verdaderamente responsable cuando la cultura organizacional, la toma de decisiones, el comportamiento general y el relacionamiento están centrados inequívocamente en la dignidad de cada uno de los seres humanos con los que se interactúa.
¿Cuáles consideras que han sido los pioneros en esta materia?
Siempre que uno hace un listado como este que supone esta pregunta se arriesga a olvidar, omitir o dejar de lado a personas o instituciones relevantes. Menciono las siguientes porque hacen parte de ese “ecosistema vivo” que he tenido la suerte de construir y que me ha permitido no solamente participar sino crecer personal y profesionalmente. Detrás de cada una de estas organizaciones sin duda hay un grupo de seres humanos maravillosos, comprometidos y con quienes comparto la convicción de que el valor se crea (o se destruye) en las relaciones humanas.
“Las empresas que no asuman su rol en la construcción de un mundo más sostenible corren el riesgo de quedar obsoletas”
Menciono: Pacto Global de Naciones Unidas, Global Reporting Initiative – GRI, Revista RS, Centro RS, ANDI, Cámara de Comercio de Bogotá, CECODES, Fundación Carolina, Centro de Liderazgo y Gestión, Pvblic Foundation, Foro de Presidentes, MACA Consultores Asociados, All4ness, OEI.
¿Puedes compartir algún caso de éxito que consideres emblemático en el campo de la RSE?
Sin duda alguna, el Proyecto de Negocios Inclusivos y Encadenamientos Productivos liderado por la ANDI y la Fundación ANDI con el respaldo técnico y financiero del Banco Interamericano de Desarrollo, marcó un antes y un después de la comprensión de los negocios inclusivos, del valor compartido y de la RSE estratégica en Colombia, apoyando a más de 32 emprendimientos en su inclusión efectiva, sostenible y eficiente en las cadenas de valor de grandes empresas como una solución real a la necesidad de generación de ingresos en población altamente vulnerable.
Querido Víctor, ¿qué consejo le darías a las nuevas generaciones de profesionales interesados en la RSE?
Que estudien con profundidad, actúen con coherencia y lidereen con humildad. Que no pierdan la pasión, ni el sentido. Y que nunca olviden que la Sostenibilidad no es una tendencia, es una responsabilidad.
¿Cómo ves el futuro de la RSE y la Sostenibilidad? ¿Qué retos y oportunidades anticipas para las próximas dos décadas?
El futuro de la RSE está en su integración plena a la estrategia, en su capacidad de adaptarse sin perder el alma y en la articulación de actores que entiendan que los problemas complejos no se resuelven desde la soledad institucional.
¿Cuál consideras que ha sido tu mayor contribución al campo de la RSE?
Haber formado líderes con propósito, articulado visiones entre sectores y contribuido a que la RSE sea entendida como una decisión estratégica y no como una acción simbólica. Haberme convertido en un “traductor” y facilitador de lenguajes y culturas entre la academia, la empresa, el Estado y la sociedad civil y no desistir en el esfuerzo de transformación cultural que solo será posible con acciones de largo plazo, con cambios de hábitos, comportamientos y convicciones, y con un espíritu verdadero de búsqueda desinteresada del bien común.
¿Hay algo que harías diferente si tuvieras la oportunidad de comenzar de nuevo?
Habría insistido más temprano en llevar la Sostenibilidad a los programas escolares. La educación para la Sostenibilidad debe comenzar en la infancia, no solo en los programas universitarios.
Para concluir, Víctor, ¿cómo te gustaría que se te recordara en el ámbito de la RSE?
Como alguien que creyó profundamente en el poder del propósito, que trabajó por construir puentes entre sectores y que entendió que la coherencia es el lenguaje más poderoso del liderazgo sostenible.
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