¿Cuál fue el principal motor que llevó a vuestra empresa a convertirse en una B Corp y qué beneficios tiene formar parte de esta comunidad de empresas con propósito?
En Arpe llevamos más de 50 años apostando por una manera de hacer que prioriza a las personas, el planeta y el producto. La certificación B Corp fue un paso natural para reforzar este compromiso y certificar lo que realmente somos, no solo lo que decimos ser.
Ser B Corp nos conecta con una comunidad global que comparte nuestros valores y demuestra que otra economía es posible. Además, aporta credibilidad ante clientes y aliados, asegurando que detrás de nuestros productos textiles hay un sistema de producción responsable, interno y transparente.
¿Cuáles han sido los desafíos más complejos que habéis enfrentado en el camino hacia la sostenibilidad?
Uno de los grandes retos ha sido mantener la producción local sin perder competitividad en un mercado dominado por la deslocalización. Apostar por hacer todo en nuestra fábrica de Arenys de Munt, con materiales reciclados y de proximidad, requiere inversión, tiempo y esfuerzo.
Durante la pandemia, el canal B2B se paralizó y tuvimos que reaccionar muy rápido. Así, en menos de 24h, eco-diseñamos unas mascarillas homologadas con nuestro propio tejido. El éxito fue tal que incluso ganamos premios de sostenibilidad. A raíz del interés por diseños propios, nació Arpe Shop: nuestra marca B2C.
¿Cuáles son vuestros tres grandes objetivos estratégicos como empresa de impacto?
1. Reducir nuestra huella de carbono. Calculamos nuestra huella base en 2019, ya la hemos reducido, y en 2025 trabajamos para certificarla bajo ISO14064.
2. Mejorar el ciclo de vida del producto. Invertimos tecnologías para minimizar la liberación de microfibras y reducir el impacto en uso y posconsumo.
3. Promover el consumo responsable. Apostamos por la producción bajo demanda, productos duraderos y una comunicación honesta y educativa.
¿Qué aprendizajes clave compartiríais a una empresa que quiere ser B Corp?
Lo más importante es entender que B Corp no es un distintivo, sino una herramienta de mejora continua. No se trata de cumplir un checklist, sino de revisar a fondo cómo y por qué haces las cosas.
Medir el impacto real con honestidad, identificar áreas de mejora y asumir que el cambio es progresivo. También es clave implicar al equipo desde el principio: la cultura de impacto se construye en colectivo.
¿Cómo comunicáis vuestro propósito de forma auténtica y evitáis el greenwashing?
Creemos que la mejor forma de comunicar es desde la verdad y la experiencia, compartiendo nuestras dudas y contradicciones. Cuando algo no sale bien, lo explicamos. Y cuando conseguimos algo significativo, también.
No usamos mensajes vacíos ni eslóganes verdes sin respaldo. Apostamos por una comunicación sencilla, cercana y transparente, que conecta con personas que valoran tanto el qué como el cómo.
¿Cómo os estáis preparando para los nuevos estándares B Corp de 2025?
Estamos reforzando nuestras políticas internas en áreas como la equidad salarial, la trazabilidad o la gobernanza participativa, y desarrollando herramientas de seguimiento de indicadores psico-sociales y ambientales. Aunque no todas las nuevas exigencias aplican a empresas de nuestro tamaño, queremos adelantarnos y utilizar esta evolución como una oportunidad para seguir mejorando de forma coherente con nuestros valores.
Esta entrevista forma parte del Dosier Corresponsables: B Corp – Empresas con Propósito.