El Banco Mundial insta a tomar medidas urgentes en agua y saneamiento para poner fin a la pobreza

La falta de acceso a agua limpia y el saneamiento afecta a millones de personas en todo el mundo

05-09-2017

El desabastecimiento de agua y saneamiento de los más pobres no es una cuestión de malas políticas sino de una prestación deficiente

El informe de Banco Mundial revela la necesidad de tomar medidas urgentes en materia de agua y saneamiento para poner fin a la pobreza y cumplir con este y otros Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Según el estudio, los países deben cambiar de forma drástica su forma de gestionar los recursos así como la prestación de servicios clave. En primer lugar, se recomienda mejorar “los sistemas de asignación para asegurar que lleguen a los más necesitados y para hacer frente a las ineficiencias, de tal forma que se garantice que los servicios públicos sean sostenibles y eficaces”.  Asimismo, es necesario coordinar las intervenciones de agua, salud y nutrición. Solo de esta manera se lograrán avances sustantivos en la lucha contra el retraso del crecimiento y la mortalidad infantil.

Tres de cada diez personas en el mundo no tiene acceso a agua potable en el hogar. Eso implica que “millones de personas están atrapadas en la pobreza por el mal abastecimiento de agua y el saneamiento deficiente, lo que contribuye al retraso del crecimiento y a la existencia de enfermedades debilitantes de la infancia, como la diarrea”, ha señalado Guangzhe Chen, director superior de Prácticas Mundiales sobre el Agua del Banco Mundial. “Son necesarios más recursos, dirigidos a áreas de vulnerabilidad alta y acceso limitado, para reducir diferencias y mejorar servicios deficientes de agua y saneamientoEste informe proporciona una hoja de ruta para salvar esas disparidades”, ha indicado Chen.  

 

El abastecimiento de agua y saneamiento empeora en las zonas rurales

El informe, que analiza la situación del agua y el saneamiento en los 18 países, ha identificado por primera vez regiones geográficas específicas de dichos países que tienen servicios inadecuados de abastecimiento de agua, saneamiento e higiene. Además, destaca la disparidad en los servicios de abastecimiento de agua y saneamiento entre zonas rurales y urbanas, y zonas pobres y no pobres.

El contraste se produce de forma más aguda entre las zonas urbanas y las rurales. Así, en los 18 países que se han estudiado, el 75% de las personas que no disponen de buenos servicios de saneamiento viven en zonas rurales. La situación empeora si se tiene en cuenta que apenas el 20% de los residentes en zonas rurales tienen acceso a agua de calidad.

Entre los datos recopilados durante dos años destaca, por ejemplo, que el 60% de la población rural de Nigeria vive a más de 30 minutos de distancia de una fuente de agua en correcto funcionamiento. En Indonesia solo se tratan y eliminan de forma segura el 5 % de las aguas residuales urbanas y en Ecuador el 24 % de la población rural bebe agua contaminada.

“Los servicios de agua y saneamiento tienen que mejorar drásticamente, o las consecuencias sobre la salud y el bienestar serán graves. Hoy en día, la diarrea es la segunda causa de muerte en niños menores de 5 años. Los niños pobres también sufren de enfermedades intestinales que, junto con la desnutrición y las infecciones, contribuyen al retraso de su crecimiento”, afirma Rachid Benmessaoud, director a cargo de las operaciones en Nigeria. En este punto, cabe destacar que el ambiente insalubre mata a 1,7 millones de niños cada año.

 

Presupuesto y mejoras para garantizar el acceso a agua y saneamiento

Según el informe, el desabastecimiento de agua y saneamiento de los más pobres no es una cuestión de malas políticas sino que se debe a una prestación deficiente. En este sentido, Banco Mundial detalla los fallos de los servicios y cómo la profundización de las mejoras tiene que encarar el entorno político y de gobierno general en el que operan los proveedores de servicios.

Por otra parte, cabe destacar que cumplir con el ODS 6 sobre agua y saneamiento para 2030 requiere que los países gasten anualmente USD 150 000 millones. Con este presupuesto se podrían cuadruplicar las inversiones en abastecimiento de agua, saneamiento e higiene con respecto a lo que se gasta actualmente y que, además de estar fuera del alcance de muchos países, está amenazando los avances para erradicar la pobreza.