AEIGA por la Responsabilidad Social Empresarial

23-10-2017
Miguel Fernández Blanco, presidente de AEIGA

 

 

Una Empresa de Inserción es, de forma muy sintética, una empresa, que adopta cualquiera de las formas jurídicas que permite la legislación actual; que como tal, desarrolla una actividad productiva o presta uno o varios servicios, pero que por la legislación específica que las regula: su capital de forma mayoritaria debe proceder de una ong o entidad sin ánimo de lucro, no reparte beneficios y tiene por objetivo fundamental la dotación de puestos de trabajo para personas en situación o riesgo de exclusión social. 

 

Por lo tanto, nosotros, al tiempo que empresari@s sobretodo somos entidades sociales sin ánimo de lucro, que constituimos empresas que sirven de puente para facilitar que las personas, con las que trabajamos (situación o riesgo de exclusión social), puedan acabar accediendo a empleos en empresas ordinarias en mayores situaciones de igualdad.

 

 Para nosotros son la última fase, la más importante, de los itinerarios de inserción e integración socio-laboral con los que venimos trabajando. 

 

El tema de la responsabilidad social,es un tema que nos preocupa, y que forma parte de nuestro trabajo diario. Destacamos dos vías fundamentales de Responsabilidad Social:

 

La responsabilidad social por las AA.PP:

Como empresas sociales recibimos ayudas y subvenciones por parte de las Administraciones Públicas, pero pretendemos y luchamos por que la principal aportación de las mismas sea la posibilidad de reservar mercados (que se reserve una pequeña parte del mercado a contratar la prestación de servicios con dichas empresas).Objetivo que buscamos para estas empresas y para nuestros “hermanos” los Centros Especiales de Empleo (que emplean de forma específica fundamentalmente a personas con discapacidad). 

 

Aunque de momento somos pocas en Galicia, ofrecemos productos y servicios de calidad. Para las Administraciones Públicas la contratación de los mismos tiene doble rentabilidad: cubrir un servicio como con cualquier otra empresa y facilitar, al tiempo, empleo para personas en situación o riesgo de exclusión social.

 

La responsabilidad social por las Empresas “ordinarias”:

Por otro lado, para las empresas que quieran desarrollar programas de responsabilidad social corporativa, la principal aportación, más allá de la  reserva de cuotas para contratar de forma directa a personas pertenecientes a estos colectivo con los que trabajamos, sería la posibilidad de que nuestras empresas optaran de forma prioritaria a la subcontratación de servicios  por parte de esas empresas, muchas veces grandes empresas, ordinarias que quieren obtener y repartir beneficios, pero que además son conscientes de su responsabilidad social para con el conjunto  que las rodea y en el que se inscriben.

 

De nuevo, aquí la rentabilidad será doble: nosotros realizaremos esos servicios o produciremos esos bienes con  la misma calidad que cualquier otro posible subcontratista, y además esas empresas estarán facilitando la inserción socio-laboral de personas que lo tienen mucho más difícil en nuestro mercado laboral.  Ese sería un magnífico Programa de Responsabilidad Social Empresarial, que además podría tener otro apartado dedicado a facilitar la incorporación como trabajadores y trabajadoras con contratos de larga duración  de personas que proceden de las empresas de inserción o de los centros especiales de empleo. 

 

Nos encontraríamos otra vez con esa doble rentabilidad: trabajadores y trabajadoras preparados y con experiencia real en el mercado laboral; y  empresas responsables socialmente  ofreciendo  una oportunidad laboral a personas con las que posiblemente no contactarían de otra forma. 

 

En esa búsqueda de las dobles rentabilidades, confluimos empresas de inserción y empresas ordinarias preocupadas por su responsabilidad social; y ambas después con las administraciones públicas que optan también por esa responsabilidad social en sus contrataciones. De hecho la Xunta por Ley debe ya ofrecernos, junto con los centros especiales de empleo, entre un 3% e un 5% de sus contratos menores anuales. En la práctica andamos lejos de esas cifras, pero caminamos hacia ellas. Caminemos también hacia compromisos similares en las empresas grandes y medianas de Galicia y de España. 

Es sin duda un camino mejor para todos y todas.